Exclama habló con el artista Nicolás Gómez Echeverri, quién está presentando su más reciente exposición, Highway, en la galería Nueveochenta en Bogotá. Nicolás ha tenido una gran trayectoria artística y creativa; estudió Artes plásticas e hizo una maestría en investigación en historia del arte. Su vida gira en torno al arte, pero además ha explorado campos afines como la docencia, la curaduría, la investigación y la escritura. A través de sus creaciones, este artista logra explorar experiencias sensoriales por medio de objetos y transformaciones únicas. La naturaleza, la historia y los objetos comunes son la mayor inspiración de sus creaciones, y es así como sus obras representan un sentido de transformación no solo en los objetos mismos, sino en su entorno, brindando la oportunidad de apreciar de forma distinta lo que muchas veces parece ordinario.

EXCLAMA: ¿Cómo empezó a desarrollar su técnica como artista?

Nicolás Gómez Echeverri: En mi trabajo artístico no hay una técnica en singular. Por ejemplo, he trabajado con varios tipos de pintura (acuarela, óleo, esmalte, laca, tintas de impresión), y los proyectos tridimensionales o de apropiación del espacio han implicado el uso de diferentes materiales. En este sentido, considero que la técnica es la manera como recurro, adapto y transformo el material, sea cual sea; las estrategias asumidas darán cuenta de la solución que quiero dar a las motivaciones conceptuales, emocionales o perceptivas de cada proyecto.

¿Tienes sus obras y exposiciones alguna relación entre ellas? ¿Siente que cada una es una evolución de la pasada?

Sí. Sin embargo, rechazo la posibilidad de evolución, en el sentido de una progresión ascendente de calidad o consistencia artística. Asumo mi proceso como un rumbo trazado por relaciones que yo mismo impongo. Por ejemplo, al tema del paisaje, que trabajo desde hace varios años, llegué a través de investigaciones sobre historia del arte en Colombia y el análisis de algunos textos críticos. Estos estudios me hicieron pensar mucho en los vínculos de los artistas con su entorno físico, y así llegué a tener en cuenta el paisaje que, en mis primeros proyectos, aparecía su representación convencional (caracterizando elementos naturales) y ahora he resuelto traerlo fragmentado.

Cuéntenos sobre Highway. ¿Cómo surge la idea?

Fue en un momento cuando, quizás ingenuamente, me di cuenta de la invasión de ciertos colores en el espacio de la ciudad, que se extendían hacia el paisaje rural por medio de las carreteras. Me refiero, específicamente a combinaciones cromáticas como: rojo/blanco, naranja/blanco, amarillo/negro, amarillo/blanco, blanco/negro, que caracterizan todas las señales de tránsito, advertencia y peligro. Empecé a ver estos colores en todas partes, y aparecían como una constante exhortación de cuidado, como si el riesgo o la muerte acompañara al hombre en todo los lugares que interviene.

En Highway vemos como interviene distintos objetos. ¿Cómo surge el interés por transformarlos y hacia dónde va esta transformación?

La atención sobre estos códigos me permitió verlos expandirse en entornos naturales y percatarme sobre procesos de intervención del hombre sobre el paisaje asociados al crecimiento rural. Motivado por esta idea, resolví utilizar fragmentos de vegetación nativa muerta que encuentro en bosques aledaños a Bogotá. La selección de las ramas que utilizo se da porque parecen frágiles y sorprenden por la extrañeza de sus forma, como si fuera una naturaleza mutante. La transformación de esta materia se da a través de intervenciones pictóricas con las combinaciones de color mencionadas, utilizando laca automotriz y materiales industriales, confluyendo el carácter controlado y artificial de la pintura con el aspecto ligero, frágil y orgánico de las ramas.

¿Cree que son suficientes los espacios que apoyan a los nuevos talentos?

Son suficientes y son muchos (que hacen lo que pueden) y podría haber más;  siempre se van a necesitar más. Siete u ocho academias de arte en Bogotá ofrecen títulos profesionales. Cientos de artistas se gradúan semestralmente y no todos asumen una carrera artística, pero quienes lo hacen van detrás de las mismas oportunidades. La demanda por espacios es altísima. La reciente multiplicación de espacios de exhibición (comerciales o no), va de la mano con la multiplicación de formas de hacer y entender el arte, lo cual ha permitido una oferta heterogénea y diversa. Creo que hace falta educación de públicos no especializados que sepan asumir el consumo de esta oferta, que sepa construir criterios y, sobretodo, identifique su sensibilidad.

Cuéntenos sobre su proceso como curador, crítico y docente.

Estas facetas son dimensiones de un mismo asunto. Estudié arte con el ánimo de confrontar ciertas maneras de entender y comunicar el mundo que me fascinaron desde niño. La práctica artística, la curaduría, la crítica y la docencia, son categorías disciplinarias establecidas por metodologías específicas que sirven para entender y comunicar el mundo de acuerdo al misterio y la extrañeza del arte. Como lo he asumido en mi carrera, cada una de estas dimensiones aporta a las demás y permite darle sentido.

¿Un lugar en el que sueñe exponer sus obras?

Algún lugar en medio del océano.

¿Nuevos artistas a los que les esté siguiendo el rastro?

Entre los más jóvenes, a José Sanín, Juan Rodríguez, Laura Ceballos o María Leguízamo. Generacionalmente, de ahí para atrás son muchísimos.

¿Tiene nuevos proyectos en camino?

Highway me está llevando a considerar otras escalas.

Cuándo: Jueves 15 de mayo
Dónde:  Galería Nueveochenta  (Calle 70 # 9-80 Bogotá, Colombia)
Links de interés: NicolásGómezEcheverri.com