Telerrealidad, marca ficción (x4)
marca, marca, marca, marca…
sonrisas tipo exportación
preferimos las mentiras del sistema de atracción
herramientas de la ficción
terrorismo de estado manipula la opinión
en las calles silenciando con la represión
propaganda ideológica a satisfacción
la imagen nos salva por televisión
destruye la memoria, regálame tu show
Moviendo ya los culos, Colombia es pasión
Pasión, pasión, pasión, pasión
BRVNDVLVND, de Nadia Granados.
“Terror blanco”, fue el nombre que le dio el filósofo Félix Duque en su texto Terror tras la posmodernidad (2004), a los mecanismos de representación y referencialidad vigentes no solo como el resultado de la descomposición nihilista de los valores tradicionales, sino también por el desenmascaramiento ontológico de estos mecanismos, que comenzaron a imponerse en el plano artístico cuando la puesta en evidencia y el desvelamiento de los instrumentos y medios de producción expresiva, se encargaron de enfrentar al espectador con sus tabúes, prejuicios y miedos . Dentro de esos mecanismos, el arte de la performance tanto como el video y el cine, se revelan como medios de producción que pueden llegar a favorecer además, cierta sociología aplicada, según el caso.
La artista Nadia Granados (1978), se ha destacado en el arte a nivel nacional e internacional, gracias a que sus obras irrumpen de forma abrupta en ese “terror blanco” del que habla el filósofo, conjugando la performance con el uso de tecnologías multimedia, archivos, textos y discursos con los cuales revela, de manera cruda e implacable, las diferentes violencias que son ejercidas hacia las sociedades, así como el machismo y la misoginia como un paradigma occidental institucionalizado, la pornografía heterosexual, las violencias contra las mujeres, y el papel de los medios de comunicación en la mediación y manipulación ideológica del país.
Sin dudarlo, podemos afirmar que la artista tiene plena conciencia del poder que ejerce sobre el cuerpo y las mentes el “régimen de información”, tal y como lo ha señalado Byung-Chul Han, para ejercer una psicopolítica de la manipulación, donde todos los integrantes de un Estado, se encuentran incapacitados “por haber quedado reducidos a un ganado manipulable de votantes que tiene que asegurar el poder a los políticos, socavando uno de los principios fundamentales de la democracia: La autoobservacion de la sociedad.”
Conocida también como La Fulminante, un alter ego que creó para realizar muchos de sus trabajos, Nadia Granados rompe a través de sus presentaciones performáticas los esquemas de la “limitación de los poderes de la representación” para interpretar el sentido de lo “irrepresentable”, de los efectos del pathos psicótico y terrorífico que se vive en una sociedad enferma. La Fulminante aparece en una de sus presentaciones en vivo más potentes e incendiarias: El Cabaret de La Fulminante, un espectáculo lleno de ironía, fuerza escénica, hipersexualización del personaje, y mucha ferocidad, que ha sido realizado en diferentes países como Brasil, Canadá, Italia, Francia, País Vasco, México, entre otros. El Cabaret de La Fulminante condensa todas las herramientas usadas en el proyecto multimedia www.lafulminante.com, cuya propuesta giran alrededor de este personaje de ficción, quién realiza una serie de acciones inspiradas en distintos tipos de actos relacionados con el comercio sexual y la cosificación del cuerpo de las mujeres, transgrediéndolos al mezclarlos con un lenguaje panfletario y de denuncia política.
En el año 2017 la artista realizó junto con la corporación Las Guerreras del Centro (una corporación que visibiliza la problemática del trabajo sexual en la ciudad de Medellín), la obra ¡Nadie Sabe quién soy yo!, para ser presentada en el Museo de Antioquia como parte de la serie Residencias Cundinamarca, y se llevó a cabo luego de un extenso trabajo colaborativo integrado por conversaciones, encuentros y ejercicios corporales para presentar en una narrativa coherente fragmentos de la historia de vida de cada una de las participantes, concretándose en un trabajo arduo y conmovedor que hacía una aguda revisión sobre las imágenes patriarcales y la mirada masculina frente a lo femenino, desde el lenguaje teatral y performático.
Nadia Granados ha recibido numerosos reconocimientos a nivel nacional e internacional, gracias a la implacable combinación entre las imágenes de lo “irrepresentable” o de la representación “de lo que no se puede hablar”, y la coherencia de un discurso que ha venido solidificándose a lo largo de su trayectoria, y este año, ha sido la ganadora del XI Premio Luis Caballero, premio más importante de las artes plásticas en el país, con su obra Colombianización, que fue presentada del 10 de febrero al 9 de abril de 2022 en la Galería Santa Fe. Colombianización consistió en una serie de videos, archivos, textos, y un cabaret político multimedia, que surgió de la investigación sobre cómo se relata la historia reciente de Colombia por medio de ficciones, preguntándose sobre cómo los medios y la propaganda han configurado una visión distorsionada de la realidad política del país.
“Escogí trabajar con la performatividad de lo masculino, utilizando la figura del drag king para cuestionar el sistema de construcción de identidad masculina violenta que parece no ser cuestionado nunca, como sí lo es la construcción de las llamadas identidades disidentes, para establecer una asociación entre la construcción de esta identidad y la violencia asalariada como un vehículo para lograr reconocimiento en el mundo de los hombres, que en el capitalismo se relaciona con el poder adquisitivo”.
La artista hace parte de la curaduría “Disrupción y contingencia“que fue realizada por Úrsula Ochoa para el primer libro sobre arte contemporáneo colombiano PUNTO que realizó la revista EXCLAMA en el año 2019.