Eugenio Viola nació en Nápoles en 1975. Es un destacado crítico y curador de arte a nivel internacional, quien desde el año 2019, luego de ser el curador jefe del Perth Institute of Contemporary Arts – PICA, en Australia, se convirtió en el primer curador jefe no colombiano del Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO), cuya primera curaduría estuvo dedicada a la artista mexicana Teresa Margolles.
Tiene un Doctorado en Métodos y Metodologías de Investigación Arqueológica e Histórico-Artística en la Universidad de Salerno, y se especializa en las experiencias y teorías relacionadas con la performance y la poética corporal.
Como curador, ha trabajado para varias instituciones con artistas como Regina José Galindo, Karol Radziszewski, Mark Raidpere, Marina Abramović y ORLAN.
Úrsula Ochoa: ¿Cómo fue tu experiencia, de manera general, al desarrollar un proyecto de esta dimensión para un evento tan importante como la Bienal de Venecia?
Eugenio Viola: Trabajar para la Bienal de Venecia siempre es un gran honor, pero al mismo tiempo una gran responsabilidad y de una presión considerable. Es el evento de arte contemporáneo más importante del mundo, y en esta ocasión tienes observadores muy exigentes, que no perdonan errores. Por mi parte, siempre he enfrentado todos mis compromisos laborales de manera ética, con la máxima responsabilidad. El pabellón de Estonia, que tuvo también mucho éxito tanto de la crítica como de público, fue mi ‘bautismo de fuego’ en la bienal de Venecia, pero esta ocasión fue mucho más exigente, por la escala del proyecto y porque es muy ambicioso. He trabajado con la conciencia de que ese es el mayor honor – y la mayor responsabilidad, que podría haber venido a mí desde mi país, a pesar de no vivir allí desde hace muchos años…
Ú.O.: Este año pasó algo particular y es que, por primera vez, el Pabellón italiano se dedicó a trabajar con un solo artista, que en esta ocasión fue el artista Gian Maria Tosatti; quizás ya te han hecho mucho esta pregunta, pero, ¿cuál fue el motivo de tomar la decisión de trabajar solo con un artista y que este artista fuera Gian Maria Tosatti?
E.V.: Fue, como todas las decisiones consideradas de ruptura, muy controvertida. Mi intención, sin embargo, era simplemente poner a Italia, finalmente, en una posición competitiva con respecto a los otros pabellones nacionales, que desde hace mucho tiempo están acostumbrados a presentar una propuesta unívoca y seca. Honestamente, creo que lo logré. Como he repetido varias veces, al esquema trinitario adoptado por mis últimos antecesores, que presentaban en el Pabellón de Italia proyectos con tres artistas, he contrapuesto un artista que es, en cambio, uno y tres al mismo tiempo.
Ú. O.: La propuesta tiene un título poético: Historia de la Noche y Destino de los Cometas ¿De dónde o cómo surgió este título para el Pabellón?
E. V.: Este título tan evocador nació de mi conversación con el artista, y está concebido para contextualizar, como en una ópera teatral, los dos momentos, los dos actos en los que se divide este proyecto: la ‘historia de la noche hace’ referencia a nuestro presente incierto, al sueño de la razón que sigue generando monstruos, y pienso en nuestra condición meta-pandémica, pero también en una guerra absurda para la que ninguno de nosotros estaba preparado. El ‘destino de los cometas’ se refiere al ser humano, que siempre ha tenido la presunción de poder gobernar, impunemente, las leyes de la naturaleza.
Ú. O.: Teniendo en cuenta su título, ¿cuál es el concepto general que desarrollaste para la propuesta del Pabellón italiano en esta edición de la Bienal?
E.V.: Mi intención era partir de la observación de la relación malsana entre el ser humano y el planeta Tierra, y para ello, decidí con el artista de contarlo a través de la metáfora del auge y caída del sueño industrial italiano, que constituye, precisamente, la ‘historia de la noche’, y que, una vez atravesada, prepara a la visión final, trastocando la melancolía inicial en una verdadera epifanía visionaria, catártica e irreductiblemente optimista: ‘el destino de los cometas’.
Ú. O.: Este año, el Pabellón italiano es uno de los que ha generado bastante conmoción en los espectadores, pues los ambientes y la obra propuesta, en su totalidad, funciona como un “espejo” (como tú has mencionado) ¿Qué es lo que han querido lograr con esta propuesta en los espectadores y el público?
E.V.: Despertar consciencias.
Ú. O.: Durante el proceso del proyecto, ¿hubo algún inconveniente al momento de desarrollar el trabajo?
E.V.: Creo que ningún inconveniente es realmente insuperable. Por otro lado, como me gusta repetir frecuentemente, siempre prefiero ocuparme, sin preocuparme.
Ú. O.: En una conferencia que ofreciste en el Istituto italiano di Cultura de Buenos Aires, mencionabas algo sobre la falta de apoyo por parte del Estado para la realización del proyecto, y puntualizabas en la cifra de 1.5 millones de euros, que lograste recaudar de manera particular por medio de apoyos. ¿Cómo fue que lograste este gran reto en términos financieros?
E.V.: Sí, el estado italiano financia algunos gastos administrativos, pero no la producción de la obra, que se extiende sobre una superficie de casi 2000 metros cuadrados. Financiar la realización de la obra fue sin duda el mayor reto al que me tuve que enfrentar por este proyecto. Todavía no sé cómo lo hice, para ser honesto, ¡Pero lo importante es que lo logré! Busqué realidades empresariales y privadas que ya conocían y apreciaban mi trabajo. Tengo que agradecer la sensibilidad de Valentino y San Lorenzo Yacht, principales patrocinadores del proyecto, y de Xiaomi, así como de todos los donantes privados, principalmente coleccionistas, que creyeron en la calidad de nuestro trabajo. A todos ellos, mi agradecimiento incondicional.
Ú. O. Para finalizar, ¿piensas que el arte tiene la capacidad y el potencial para transformar vidas?
E. V.: Absolutamente sí.
Gian Maria Tosatti, “History of Night and Destiny of Comets” (Storia della Notte e Destino delle Comete),
Italian Pavilion at Biennale Arte 2022, curated by Eugenio Viola, Commissioner of the Italian Pavilion Onofrio Cutaia.
Cortesía: DGCC – MiC.
Autor: Úrsula Ochoa
En su formación como artista ha realizado estudios en Historia y Teoría del arte del siglo XVIII; Periodismo cultural y crítica de arte, al igual que análisis de la imagen a partir del pensamiento Estético en Friedrich Nietzsche y Aby Warburg. Ha trabajado como crítica de arte en la sesión Palabra y Obra del periódico El Mundo. Editora en EXCLAMA, escribe para la Revista Internacional de arte Artishock y colabora con la sesión de cultura de El Espectador. Actualmente se desempeña como curadora de contenidos, asesora y docente y es candidata a Magíster en Estética de la Universidad Nacional de Colombia donde obtuvo la Beca de Facultad.
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