Entrevista l 10.04.25
Chilly Gonzales (1972), es un artista inclasificable. Virtuoso del piano, productor, compositor y provocador escénico, su carrera se mueve entre la música clásica, el jazz, el pop y la electrónica, sin perder nunca su sello personal. Con una trayectoria que incluye colaboraciones con Daft Punk, Feist, Jarvis Cocker y Drake, Gonzales ha demostrado que la música puede ser tanto un acto de genialidad como una pasión.
Chilly Gonzales (1972), is an unclassifiable artist. A piano virtuoso, producer, composer, and stage provocateur, his career moves fluidly between classical music, jazz, pop, and electronic without ever losing his personal signature. With a trajectory that includes collaborations with Daft Punk, Feist, Jarvis Cocker, and Drake, Gonzales has shown that music can be both an act of genius and a passion.
Todo empezó en Berlín cuando el sencillo de Kitty-Yo “Let’s Groove Again” se convirtió en un éxito inmediato en la pista de baile tras su lanzamiento en 1999. Su serie Solo Piano ha sido aclamada por su capacidad de transmitir emociones profundas con una aparente sencillez, mientras que su faceta de showman lo ha convertido en una presencia magnética en el escenario. Más allá de su virtuosismo, Gonzales es un pensador de la música: ha escrito libros, ha impartido masterclass y sigue explorando nuevas formas de acercar la composición musical a la audiencia contemporánea.
It all began in Berlin when the Kitty-Yo single “Let’s Groove Again” became an instant dance floor hit upon its release in 1999. His Solo Piano series has been acclaimed for its ability to convey deep emotions with apparent simplicity, while his showman persona has made him a magnetic presence on stage. Beyond his virtuosity, Gonzales is a true music thinker: he has written books, taught masterclasses, and continues to explore new ways of bringing musical composition closer to contemporary audiences.
En mayo de 2009, rompió el récord mundial Guinness del concierto en solitario más largo, al tocar 27 horas, 3 minutos y 44 segundos al piano, más de 200 canciones diferentes, en un concierto maratónico en el Cine 13 del director de cine Claude Lelouch en París. Un récord de 85 000 personas de todo el mundo sintonizó la transmisión en vivo, que se convirtió en la segunda tendencia de Twitter del día.
In May 2009, he broke the Guinness World Record for the longest solo concert by playing the piano for 27 hours, 3 minutes, and 44 seconds, performing over 200 different songs in a marathon concert at filmmaker Claude Lelouch’s Ciné 13 theater in Paris. A record-breaking 85,000 people from around the world tuned into the live stream, which became the second trending topic on Twitter that day.
Su último proyecto celebra el 20.º aniversario de Solo Piano con una nueva grabación en vivo de las canciones que se hicieron famosas por evocar los géneros en decadencia de la música clásica y el jazz, arrastrándolos con fuerza hacia el siglo XXI. El proyecto se grabó en vivo ante un pequeño público en los míticos Estudios Ferber de París, en el mismo piano donde se compusieron y grabaron originalmente los 15 temas emblemáticos, como “Manifiesto”, “Gogol” y “Dot”; demostrando de nuevo que se puede ser innovador, accesible y, sobre todo, inolvidable.
His latest project celebrates the 20th anniversary of Solo Piano with a new live recording of the songs that became known for evoking the fading genres of classical music and jazz, forcefully dragging them into the 21st century. The project was recorded live before a small audience at the legendary Ferber Studios in Paris, on the very same piano where the 15 iconic tracks—such as Manifesto, Gogol, and Dot—were originally composed and recorded. Once again, he proves that music can be innovative, accessible, and above all, unforgettable.
EXCLAMA se ha contactado con Gonzales y esto nos ha contado acerca de su trabajo y la filosofía que lo lleva a producir su singular propuesta musical:
Tu música se mueve entre el clasicismo y la irreverencia. ¿Cómo logras el equilibrio entre la técnica, las emociones, y el humor en tu trabajo?
Bueno, ya sabes, la técnica es, eh… Es importante para crear emociones.
Entonces, básicamente tienes la melodía, la armonía, el ritmo y el sonido como los principales elementos de la música hoy en día. Y el ritmo es bastante instintivo, obviamente. Pero, como involucra al cuerpo, es bastante poderoso sobre el sistema nervioso. Yo diría que la melodía es la parte frontal de la música. Cuando cantamos una canción y le preguntamos a alguien si la conoce, lo que estamos cantando es la melodía. Pero la armonía, esa parte, es donde la técnica realmente puede ayudar, porque la armonía es algo que solo se puede usar bien si la entiendes con cierto nivel de sofisticación. Y realmente puede multiplicar las emociones.
Puedes contar una historia con la armonía, con la forma en que se mueven los acordes. Algunos acordes pueden hacerte sentir como si todo se volviera cada vez más oscuro, más triste, hasta que al final cambias el acorde y, por ejemplo, tienes un acorde mayor que crea esperanza. Y entonces has contado una historia sobre ir hacia la desesperanza y salir con optimismo. Así que ahí es donde creo que la técnica realmente puede ayudar con las emociones.
Y el humor… eso es solo una liberación de energía. Así que en el escenario o en mis letras, puedo usarlo como una forma de liberar energía.
EXCLAMA reached out to Gonzales and this is what he shared with us about his work and the philosophy behind his unique musical approach:
Your music moves between classicism and irreverence. How do you strike a balance between technique, emotion, and humor in your work?
Well, you know, technique is… it’s important for creating emotions.
So, basically, you have melody, harmony, rhythm, and sound as the main elements of music today. And rhythm is quite instinctive, obviously. But since it involves the body, it’s very powerful on the nervous system.
I’d say melody is the front-facing part of music. When we sing a song and ask someone if they know it, what we’re singing is the melody.
But harmony—that’s the part where technique can really help, because harmony is something that can only be properly used if you understand it with a certain level of sophistication. And it can really amplify emotions.
You can tell a story with harmony, through the way chords move. Some chords can make you feel like everything is getting darker, sadder, until in the end, you change the chord and, for example, you have a major chord that creates hope. So, you’ve told a story of descending into hopelessness and coming out with optimism.
That’s where I think technique can really help with emotion.
And humor… that’s just an energy release. So on stage or in my lyrics, I might use it as a way to release energy.
Has colaborado con artistas tan diversos como Daft Punk, Feist y Drake. ¿Qué es lo que buscas en un artista para trabajar juntos?
Yo simplemente busco una especie de envidia positiva.
Por ejemplo, si paso tiempo con Jarvis Cocker y lo veo escribir ocho líneas perfectas de poesía musical en una servilleta manchada de café en un restaurante, pues me siento inclinado a querer ver qué hay detrás de eso, qué lo llevó a poder hacer eso.
Y, bueno, lo primero es la amistad.
Esa es la parte más importante, porque si te encuentras en un estudio y no hay química humana, entonces se vuelve súper, súper incómodo. Pero si ya se ha establecido que hay una especie de amistad y conexión humana, y luego llegas a ese punto donde los ves hacer lo que hacen y sientes esa envidia positiva, entonces creo que es el momento adecuado para ir más allá y realmente hacer algo juntos. Y esperaría que ellos sientan la misma envidia positiva hacia mí.
You’ve collaborated with artists as diverse as Daft Punk, Feist, and Drake. What do you look for in an artist to work together?
I just look for a kind of positive jealousy.
For example, if I hang out with Jarvis Cocker and I see him write eight perfect lines of musical poetry on a coffee-stained napkin in a restaurant, then I feel inclined to want to see what’s behind that—what led him to be able to do that.
And, well, the first thing is friendship.
That’s the most important part, because if you find yourself in a studio and there’s no human chemistry, then it becomes super, super awkward. But if it’s already clear that there’s a kind of friendship and human connection, and then you get to that moment where you see them doing what they do and you feel that positive jealousy, then I think it’s the right time to go further and really make something together.
And I would hope they feel the same kind of positive jealousy toward me.
Algo que en verdad has logrado a través de tu música, es que los Solo Piano, han demostrado que la música instrumental puede conectarse con una audiencia masiva. ¿Por qué crees que el piano sigue teniendo ese poder, en un mundo dominado por la música digital y los algoritmos?
Siempre digo que el piano es el ideal platónico de un instrumento, ¿sabes?
Por ejemplo, cuando vemos cosas en el mundo que son círculos, como las llantas de un auto, un reloj o una taza de café…La razón por la que sabemos que es un círculo es porque lo comparamos con un círculo que tenemos en la mente. Ese es el ideal platónico de un círculo. Y lo que hace el piano es acercar la música lo más posible en la realidad a algo como un ideal platónico, por su capacidad de mostrar melodía, armonía y ritmo. Realmente descompone los elementos esenciales de lo que es una canción cuando le quitas todas las ideas de producción, las referencias o cosas que te alejan de lo esencial de la canción. Y creo que el piano es el gran reductor de la música.
Es como una prueba.
Si una pieza musical puede tocarse en el piano y aún suena bien, entonces realmente es una pieza musical atemporal.
Something you’ve truly achieved through your music is that Solo Piano has shown that instrumental music can connect with a mass audience. Why do you think the piano still holds that power in a world dominated by digital music and algorithms?
I always say that the piano is the Platonic ideal of an instrument, ¿you know?
For example, when we see things in the world that are circles—like car tires, a clock, or a coffee cup—the reason we recognize them as circles is because we’re comparing them to a perfect circle in our mind. That’s the Platonic ideal of a circle. And what the piano does is bring music as close as possible in reality to something like a Platonic ideal, because of its ability to display melody, harmony, and rhythm.
It really breaks down the essential elements of what a song is when you strip away all the production ideas, references, or things that distract from the core of the song. And I think the piano is the great reducer of music.
It’s like a test.
If a piece of music can be played on the piano and still sound good, then it’s truly a timeless piece of music.
Eres un defensor de la educación musical accesible. ¿Cómo crees que la enseñanza de la música debería cambiar en el siglo XXI?
No tengo tantas ideas elevadas sobre la educación musical, salvo que todo buen maestro que he tenido fue capaz de tomar todo lo que había aprendido —las lecciones difíciles, que a veces fueron dolorosas, que tomaron mucho tiempo— y reducirlo en un periodo más corto y hacerme vivirlo como ellos lo vivieron.
Y entonces, uno absorbe la lección al repetir realmente su experiencia. Esto es algo que intento hacer en mis clases magistrales y en lugares como el conservatorio.
Pero aparte de eso, también creo que las personas pueden ser autodidactas.
No creo necesariamente en las instituciones; al menos, no son para todos.
Yo fui a una institución y luché contra ella en ciertas materias, y en otras fui un estudiante muy bueno y atento. Pero no es para todo el mundo, ¿sabes? Así que no tengo mucho más que decir, excepto: encuentra un maestro que pueda recrear su experiencia en ti.
You’re a strong advocate for accessible music education. How do you think music teaching should evolve in the 21st century?
I don’t really have any grand ideas about music education, except that every good teacher I’ve had was able to take everything they had learned—the hard lessons, sometimes painful, that took a long time—and condense it into a shorter period and make me live through it the way they did.
And so, you absorb the lesson by really reliving their experience. That’s something I try to do in my masterclasses and in places like the conservatory.
But beyond that, I also believe people can be self-taught. I don’t necessarily believe in institutions; at least, they’re not for everyone.
I went to an institution and fought against it in some subjects, while in others I was a very good and attentive student. But it’s not for everyone, you know? So I don’t have much more to say, except: find a teacher who can recreate their experience in you.
¿Cómo ves desde tu perspectiva el mundo de la música? ¿Hay algo que te entusiasme o te preocupe de la industrial actual?
Bueno, creo que lo mejor que ha pasado en la industria musical es que el rap realmente se apoderó de todo. Quiero decir, paso la mayor parte de mi tiempo haciendo música con raperos, especialmente en Francia y Alemania en los últimos años. Y esta música no tuvo mucha ayuda de las élites culturales ni de los medios. Es muy diferente del mundo musical en el que yo crecí, que era el mundo clásico y del jazz, donde hay dinero del gobierno y una infraestructura mediática. O sea, estás listo para salir al mundo cuando vienes de ese tipo de música en una torre de marfil. El rap no tuvo ninguna de esas ventajas, y aun así lo logró.
Y cuando hago música con raperos, redescubro lo que me encantaba de la música cuando era niño, que es simplemente el placer de hacerla sin juzgarla, empezar con nada y crear algo con otras personas. Y eso es algo hermoso.
Así que ahora que me he asentado por completo en el mundo del rap, tengo que decir que realmente no puedo volver atrás.
From your perspective, how do you see the music world today? Is there anything that excites or worries you about the current industry?
Well, I think the best thing that’s happened in the music industry is that rap has basically taken over everything. I mean, I spend most of my time making music with rappers, especially in France and Germany in recent years.
And this music didn’t get much help from cultural elites or the media. It’s very different from the music world I grew up in—classical and jazz—where there’s government funding and a whole media infrastructure. I mean, when you come from that kind of music, it’s like you’re prepared to face the world, sitting in your ivory tower.
Rap didn’t have any of those advantages, and it still made it.
And when I make music with rappers, I rediscover what I loved about music as a kid, which is just the pure joy of making it without judging it—starting from nothing and creating something with other people. And that’s a beautiful thing.
So now that I’ve fully settled into the rap world, I have to say—I really don’t think I can go back.