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Carlos Amorales: Words of Mouth and Hands

Carlos Amorales, Words of Mouth and Hands, Nueva York en la galería kurimanzutto, julio de 2023.

«Fragmentos dispersos, estados en flujo,
Las montañas se elevan, luego se desmoronan hasta convertirse en polvo,
Los espíritus esperan, desmembrados y dispersos.
Desbloquea la voz, deja que el sonido sea libre,
Secretos liberados, ruido desenfrenado,
Las huellas buscan, las líneas míticas se deshacen.
Fuerza destrozada, entrelazada en el caos,
Acordes inconexos, sin melodía que unir,
Poder más allá del ruido, cada palabra una chispa.
Voz fragmentada, llamada y descanso,
Rompiendo el poder, más allá de la palabra,
Líneas míticas, ya no contenidas».

Estados Fragmentados, Carlos Amorales.

Si leemos con atención el escrito anterior, más que un texto poético, parece una especie de conjuro con el que su autor nos seduce. El artista mexicano Carlos Amorales (1970), ha trabajado con las posibilidades y las imposibilidades del lenguaje, e incluso, sobre otras posibilidades o formas de comprensión de lo que vemos, sentimos y escuchamos. Es decir, el artista experimenta desde del arte para indagar sobre aquello que creemos entender en relación con los sistemas de comunicación en tanto que sistemas de signos decodificables, a través de los sonidos, los gestos, las formas, los colores, y no solo de las palabras. Estudió en Ámsterdam en la Gerrit Rietveld Academie (1996-1997) y en la Rijksakademie van beeldende kunsten (1992-1995) y es uno de los artistas mexicanos más destacados internacionalmente en la actualidad.
En esta ocasión, el artista ha presentado por primera vez en Nueva York para la galería kurimanzutto la exposición Words of Mouth and Hands (Palabras de boca y manos); una muestra interdisciplinar compuesta por una videoinstalación, un conjunto de partituras originales y obras sobre papel que estará abierta al público hasta el 28 de julio de 2023.

Para la exposición Carlos Amorales ha tomado como punto de partida un mito de la creación que el mismo ha imaginado, donde una serpiente crea el inframundo cavando la tierra con su voz, y donde el conjunto de obras en la galería siguen la transformación de la palabra escrita en música coral y la posterior traducción de la música, en símbolos gráficos. En este sentido, la obra de Amorales tiene un grado importante de complejidad en tanto que cuestiona los significados convencionales de las imágenes, los objetos y las cosas; y al tiempo, sus obras constituyen una totalidad que integra la idea, (ahora el mito), la materia, la forma, el espacio de creación y el público.

Vista de la instalación de Carlos Amorales en la Galería kurimanzutto. Fotografía: Dan Bradica.

Vista de la instalación de Carlos Amorales en la Galería kurimanzutto. Fotografía: Dan Bradica.

En Palabras de boca y manos, una videoinstalación a seis canales, retrata a la música, compositora e intérprete Sarmen Almond cantando dos poemas y el mito de la serpiente imaginado por el artista. Como contrapunto, el percusionista Diego Espinosa interpreta una serie de ritmos de baile con sus manos y su cuerpo. En otro video se muestran las manos del artista hojeando un cuaderno en el que desarrolló un sistema personal de signos y símbolos para dirigir coros. La inspiración para los dibujos de este cuaderno surgió cuando el artista vio a una directora de coro gesticular con las manos, los brazos y el cuerpo, e imaginó estos movimientos como dibujos en el aire.

Sin duda, sus proyectos están plagados de singularidad, así como lucidez intelectual y creativa. En esta exposición se encuentra Iztaccihuatl, 2023, representa una sucesión de perfiles boca arriba que sugieren tanto un paisaje como un pentagrama. Y, para condensar todo el espacio, una instalación de gran formato de pendones de papel japonés, Silent Choir (Coro silencioso), 2023, representa una secuencia de perfiles pintados con spray que aluden la presencia de un coro masivo en la galería.

En esta ocasión, EXCLAMA se comunicó con el artista y le preguntó sobre sus intereses y algunas piezas de la exposición.

Carlos Amorales. Fotografía: Ana Hop.

Tu trabajo está basado en la posibilidad y/o la imposibilidad de comunicación que puede tener el lenguaje; en ese sentido, es una obra que implica un acercamiento atento por parte del espectador. ¿Cómo logras que capten justamente los mensajes que hay en tu trabajo?

Me interesa mucho la relación con el espectador, suelo pensarla como un juego. En este sentido, en mis exposiciones hay una práctica de instalación artística, en la cual se sugiere una puesta en escena en la que el espectador tiene que tomar decisiones sobre cómo recorrer los distintos momentos y espacios propuestos en la sala, es una invitación a subirse al escenario. En base a este recorrido, el contenido de mi obra queda abierto para que el espectador lo interprete como si fueran señales. Uso símbolos ilegibles o incomprensibles, y también símbolos legibles pero ambiguos, aunque de una manera visual muy directa, provocando una tensión. Más que hacer trazos libres, suelo trabajar con señales; como cuando vas a un país extranjero en el cual no entiendes su idioma ni los signos con los que lo escriben, tienes que comprender las cosas a partir de relacionarlas con el contexto. No creo que el trabajo del artista sea dar mensajes, sino sugerirlos.

Iztaccihuatl, 2023. Galería kurimanzutto.

Como artista, tienes la habilidad de manejar diferentes medios hasta proponer imponentes instalaciones en el espacio. ¿Hay algún trabajo en tu trayectoria que haya representado un gran reto para ser desarrollado?

Me haces recordar una comisión para realizar un proyecto de arte público por parte de la municipalidad de Utrecht, Holanda. El reto fue desarrollar una obra a lo largo de cinco años. A partir del conocimiento de que un 25% de los habitantes de esa ciudad cantan en coros amateur de todo tipo, quise hacer una propuesta de canción que funcionara de una manera infecciosa como funcionan los memes, de forma que esta canción se esparciera entre los habitantes de la ciudad. Resultó ser un proyecto complejísimo para el cual, tras inventarme un lenguaje visual para comunicarme con los cantantes, terminé aprendiendo a dirigir un coro. El principal problema que enfrenté para transmitir mis ideas, fue la dificultad de comunicarnos entre personas pertenecientes a diferentes disciplinas artísticas, en este caso, las artes visuales y la música. Nunca antes me había sentido tan extranjero durante el desarrollo de un proyecto social. Un proyecto público con estas características de cinco años de duración y que espera resultados intangibles, es realmente difícil. La complejidad de la experiencia me hizo reflexionar sobre lo significativo que fue ser extranjero durante diez años en Holanda, de ahí que titulé el proyecto “I Speak No Dutch”, ¡una manera oblicua de decir “I Read No Music!”.

Vista de la instalación de Carlos Amorales en la Galería kurimanzutto.

En tu actual exposición, Words of Mouth and Hands (Palabras de boca y manos), hay una serie de partituras con las cuales se propone una transformación entre la palabra escrita y la música coral. Anteriormente, también hemos visto que aparece la música como parte de tus intereses ¿Hay un vínculo especial con la música de donde surja esa necesidad de incluirla en tus trabajos?

Sí, mi interés por la música se remonta a tiempo atrás, y se cristaliza en mi obra con Nuevos Ricos, el sello discográfico que conformé en colaboración con el músico Julián Lede, a principios de los años dos mil. Julián fue el autor de la música de varias animaciones que realicé en aquella época. A partir de entonces, comencé a colaborar con músicos, a incorporar instrumentos musicales y música en mis proyectos. Creo que mi interés en este vínculo es sencillo y realmente se debe a que soy muy aficionado, desde la adolescencia, a la música. Para mí, la música es un territorio de significación libre y abstracto que me permite imaginar muchas cosas, sin el compromiso que muchas veces tenemos que hacer los artistas visuales en cuanto a la significación y justificación de lo que hacemos. La música va mucho más allá del discurso y eso es muy enriquecedor.

Coro silencioso, 2023. Galería kurimanzutto. Fotografía: Dan Bradica.

Coro silencioso, 2023. Galería kurimanzutto. Fotografía: Dan Bradica.

Además de las búsquedas transdisciplinares, la obra Silent Choir (Coro silencioso), 2023, es una pieza que se identifica también desde el dibujo ¿Cuán importante es para ti este medio en tus obras?

Dibujar y escribir son procesos esenciales en mi trabajo; todo parte de la combinación de ambos ejercicios. Lo que más aprecio de éstos, es su sencillez, su economía y también su enorme potencial. Se pueden crear mundos de gran complejidad mediante el dibujo y la escritura. Siempre me ha maravillado pensar que con un simple lápiz se puede crear todo, que ésta es la única herramienta que es realmente esencial. En el caso de los pendones que forman Silent Choir (Coro silencioso), utilicé aerosol para dibujarlos. Durante el proceso de hacer la exposición, le di muchas vueltas a la cuestión sobre cómo expresar visualmente la voz, finalmente concluí que, de la misma manera como la voz se exhala, la lata de aerosol exhala la pintura. De esta manera conjunté el canto con el dibujo, en un mismo signo. Corté esténciles de gran formato que representan perfiles y con esos recortes, dibujé los contornos uno tras otro, dando la impresión de que están en movimiento o que son grupos corales. En este último año no he parado de dibujar, y eso me ha llevado a muchas partes…

Coro silencioso, 2023. Galería kurimanzutto. Fotografía: Dan Bradica.

Coro silencioso, 2023. Galería kurimanzutto. Fotografía: Dan Bradica.

Actualmente, ¿cuál crees que podría ser la finalidad del arte, si es que la hay?

Mucho de lo que se ha situado en el paisaje urbano y en las plataformas mediáticas son anuncios de productos y servicios con los que podemos estar más o menos de acuerdo, que nos pueden interesar o simplemente pasar desapercibidos. Pienso que en el contexto de saturación visual que nos rodea en nuestra sociedad capitalista, con discursos, anuncios, indicaciones, órdenes y prohibiciones; donde todos los signos trasmiten un mensaje específico, que implica una continua demanda de atención hacia la ciudadanía, el arte puede producir justamente lo contrario. El uso del signo de manera abierta y ambigua, incluso sin sentido, permite una especie de des-enagenación mental y de apertura a la interpretación. Ver arte es en muchos casos equivalente al acto de escuchar música o de leer poesía, es un acto en el que, desde una cierta pasividad contemplativa, se absorbe un contenido espiritual que puede ser sensorial e intelectual a la vez. Obviamente no todas las artes visuales funcionan de esta manera (y en ciertos contextos históricos y/o políticos valoro obras con un mensaje directo y sin ambigüedades) pero me parece que lo que resulta especialmente singular de las artes visuales es esa apertura sugerente, incomprensible y de significado inestable que, justamente puede servir de antídoto a la polarización ideológica actual.

17.07.23
Por Úrsula Ochoa

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