Aimema Uai, (1996)
Es un joven artista que hace parte del pueblo ancestral Muruy Muina ubicado en la Amazonía colombiana, pero reside en Bogotá desde el año 2018, donde explora sus raíces a través del arte intentando conectar la naturaleza con la ciudad. Además de trabajar en obra, el artista lidera un proyecto llamado Kanasto de Abundancia junto a su compañera, considerado un centro cultural donde, a través de la medicina ancestral y la gastronomía del Amazonas, buscan que los visitantes tengan la oportunidad de conocer más de cerca la cultura amazónica para romper paradigmas en temas como la manera en la que entendemos la hoja de coca, de tabaco y el “mambeo”.
“Creo que mi arte gustaba (y gusta), porque está muy ligado a mi cultura, lo que soy y de dónde vengo. No me interesa replicar movimientos artísticos europeos. Con el tiempo he aprendido que mis ancestros manejaban su propia interpretación de cómo el arte debe estar presente en la vida de todo indígena”.
Abel Rodríguez Muinane, (1943)
Don Abel, como muchos le llaman por cariño y respeto, se ha convertido en uno de los artistas indígenas más representativos de la plástica nacional. Abel Rodríguez hace parte del pueblo Nonuya que habita territorios amazónicos, y cuya familia lingüística es el Bora, una de las cinco lenguas en peligro de extinción en Colombia. Su nombre indígena es Mogaje Guihu, que significa “Pluma de Gavilán Resplandeciente”. Durante su paso por este mundo, ha sufrido en carne propia los conflictos de la guerra en Colombia y también ha visto como su pueblo, hoy disperso por más de siete departamentos no amazónicos, fue víctima de la casa Arana y su empresa cauchera que a principios del siglo XX exterminó y expulsó a miles de indígenas de su territorio. Abel Rodríguez, el “Nombrador de las plantas”, recibió en el año 2014 el importante Premio Príncipe Claus, con el cual el gobierno de Holanda distingue a los artistas cuya obra es considerada como algo excepcional. Su obra está basada en realizar pinturas donde se muestran las espléndidas maravillas de las selvas amazónicas, sus plantas y su biodiversidad.
“Lo mío siempre ha sido la parte natural, curar con las plantas, los rezos y el humo del tabaco, porque así se mejora a la gente. Pintar… Yo no sabía. Pero aprendí”.
Aycoobo, (1967)
También conocido por su nombre en español, Wilson Rodríguez, es un artista indígena Nonuya, nacido en La Chorrera, en la Amazonía colombiana y su trabajo comenzó gracias a las enseñanzas de su padre, el también artista Abel Rodríguez quien le ha heredado su conocimiento sobre la selva amazónica. La obra de Aycoobo está basada en todo lo que observa y siente mientras experimenta durante los rituales con las plantas sagradas, las cuales, para él, permiten una exploración y una conexión mucho más profunda con la presencia espiritual superior que existe en todos los seres vivos. Su obra ha sido mostrada en el Instituto de Visión en Bogotá, y en la Bienal de Arte de Toronto. Actualmente, vive y trabaja en Bogotá, donde él y su familia se vieron obligados a huir en la década del 2000 debido al conflicto armado del país.
“Mi proceso creativo lo incorporo en lo imaginario y lo invisible, basándome en la ley de origen. En esa ley están los mitos, el consejo, y desde allí lo puedo sentir en lo imaginario, o lo puedo sentir desde la visión; y eso es lo que traigo hacia la pintura, y hacia mi trabajo”.
Benjamín Jacanamijoy Tosioy, (1965)
Nació en Manoy Santiago, Valle de Sibundoy en el Departamento del Putumayo. A partir de la publicación de su trabajo de grado “Chumbe Arte Inga” en 1993, incursiona en los temas de la recuperación y valoración de su historia, explorando la pintura y otras técnicas tradicionales como el tejido, con las cuales interviene objetos. En el año 2004 recibió el Premio Artista Visitante para participar en el Programa de Artes Nativas del Museo Nacional del Indígena Americano del Instituto Smithsonian en Washington DC. Su trabajo está enfocado en mostrar el ritmo de la esencia de las plantas, los animales y los espíritus de los ancestros, así como el espíritu del agua donde fluye la sanación, según su filosofía, para regar la raíz, el tallo y las flores que brotan de los corazones. Fue nominado en el año 2014 a la VIII versión del Premio Luis Caballero con la obra “Auaska nukanchi yuyai kaugsaita. Tejido de la propia historia”.
“Considero que mi labor en el campo de la pintura permitirá comprender el concepto de lo propio como un proceso de afianzamiento de la identidad”.
Carlos Jacanamijoy, (1964)
Es un pintor de origen Inga y se le considera el pintor indígena más importante de Colombia. Nació en Santiago, primera población a la entrada del valle de Sibundoy, región andina alta del Departamento de Putumayo. A la edad de 13 años, abrió su primer taller porque deseaba ser pintor, un oficio que desarrolló como autodidacta antes de entrar a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de La Sabana, tras leer las biografías de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti. Terminó su carrera como Artista Plástico en la Universidad Nacional de Colombia al tiempo que estudiaba Filosofía en la Universidad de la Salle. Ha sido distinguido con numerosos premios y reconocimientos a nivel nacional e internacional, y uno de ellos es el otorgado por La Cámara de Representantes de Colombia que lo condecora en 1999 con la Orden de la Democracia en el grado de Caballero.
“Hay muchas maneras en las que la gente ve mi pintura, y me gustan todas las maneras como la recrean: algunos lo ven como paisaje, otros como abstracción, otros como figuración y otros como todas las anteriores; y creo que todas caen así”.
Eliana Muchachasoy Chindoy, (1988)
Eliana Muchachasoy es una artista de la comunidad Camëntŝá del Valle del Sibundoy, en el departamento del Putumayo en la Amazonía colombiana. Como artista ha buscado formas de expresión desde la pintura de caballete, así como la pintura de murales, pero también se ha interesado por la fotografía y otros medios digitales con los cuales se enfoca en fortalecer la identidad de su cultura y defender su territorio siendo una inspiración para niños y jóvenes de su comunidad. Estudió Artes Plásticas en la Universidad Nacional de Colombia y en el año 2018 recibió una beca en Brisbane, Australia para un intercambio artístico y lingüístico para promover la defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas y generar conciencia sobre la discriminación y las dificultades por las que cursa dicha población. En su pintura, trata temas como la mujer indígena, en una forma de “autorrepresentación” denunciando el maltrato hacia las mujeres y las luchas sociales que han librado para defender a sus familias y su territorio. Ha recibido diferentes reconocimientos, en el año 2019 fue finalista con su obra “Tsatobouyayam bengbe Uaman Luare” en la exposición Memoria viva de las luchas indígenas en Colombia organizada por la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y en el 2020, recibe la Mención al mérito artístico en la VIII BIENAL INTERCONTINENTAL DE ARTE INDIGENA, ANCESTRAL O MILENARIO, convocada con sede en el Estado de Michigan, Estados Unidos.
“A partir de mis obras quiero hacer un llamado para fortalecer nuestra identidad y defender nuestro territorio”.
Édison Quiñones Falla, 1982
Édison Quiñones es un artista, curador y gestor cultural de ascendencia Nasa. Es Maestro en Artes Plásticas de la Universidad del Cauca y tiene una maestría en Artes Integradas con el ambiente, de la misma universidad. Ha sido reconocido por el uso constante de la Coca como material de investigación y producción en su trabajo. Para el artista, su obra es sin duda una forma de sanación tras haber experimentado una vida llena de improperios y obstáculos, pues sus abuelos y su padre fueron desplazados por la violencia cocalera y el, como una manera de sanarse, utiliza su cuerpo como un lienzo con el cual desarrolla su obra; así, a través de performances interviene su cuerpo y traslada desde este, toda la carga física, cultural y simbólica de sus antepasados. Su proceso creativo es visceral y reflexiona sobre la identidad y las consecuencias infames de la guerra. El arte para Édison Quiñones no es solo una forma de expresión sino también una gran responsabilidad, con la cual, intenta restablecer el vínculo con sus ancestros y su territorio. Lidera el proyecto Popayork, y es miembro del colectivo interdisciplinario “Minga Prácticas De-coloniales.
La comunidad me dice loco…Es un trabajo autobiográfico que pasa por distintas facetas: el trauma, la sanación y la transformación positiva”.
Eusebio de Jesús Siosi Rosado, (1971)
Nació en Riohacha, La Guajira y es arquitecto, artista plástico y gestor cultural perteneciente a la etnia Wayuu Clan Ipuana. Como artista se ha destacado por usar el lenguaje del performance con el cual realiza trabajos de manera personal y colaborativa en acciones de desplazamiento y emplazamiento, donde reflexiona sobre el peligro que significa la extinción de usos y costumbres de la etnia Wayuu. Para el artista, el performance ha sido un proceso de formación constante, el cual, durante más de 20 años, ha aprendido a valorar al ver el trabajo de otros artistas de talla internacional, alterándolo con el dibujo, la pintura y la experimentación con otras técnicas y formatos. Su proyecto Los sueños de Outsü que gira en torno a una ceremonia sagrada, donde miembros de la comunidad se encierran voluntariamente durante varios días con la Outsü, una guía espiritual con la capacidad de interpretar sueños y predecir acontecimiento, se presentó en Limited Contact en Zúrich – Alemania, en el año2015.
“Mi objetivo es dar a conocer La Guajira ante la mirada y diálogo horizontal con otros países, sobre todo mostrar la cultura Wayuu en todos sus aspectos”.
Julieth Morales, (1992)
Julieth Morales es una artista plástica Misak que reflexiona sobre la identidad femenina y el contexto sociocultural indígena en Colombia. Nació en Silvia-Cauca, y a través de su trabajo hace uso de los diferentes códigos y símbolos de sus raíces indígenas con los cuales, se pregunta sobre lo que significa ser una “buena mujer” en la actualidad. Así mismo, hace interpretaciones de las tradiciones de la comunidad Misak, denunciando el colonialismo, el racismo y el borramiento cultural que han sufrido las comunidades de su territorio. Para su trabajo la artista utiliza una variedad de medios como el performance, el bordado sobre diferentes soportes, el tejido, el dibujo, la pintura y la serigrafía, medios con los cuales reafirma un discurso de cuestionamiento y denuncia frente a las imposiciones sociales y los cánones de la institución.
“Mi trabajo artístico se lo he dedicado a mi territorio y esto ha sido una forma de decirles que me reconozco como mujer indígena, aunque se me haya dicho desde muy pequeña que, si yo no conservaba ciertas costumbres, no lo era”.
Kindi llajtu, (1974)
Nació en el seno de una comunidad Inga del Putumayo, y su nombre de pila es Vicente, pero el artista comenta que, durante una toma de Yagé con el chamán de su tribu, descubrió que su verdadero nombre era Kindi Llajtu que significa “Plumaje de colibrí”. Hace parte de la generación de artistas indígenas que tiene una sólida formación académica, y su trabajo se ha destacado por la riqueza cromática donde el color tiene un sentido ceremonial, exaltando la validez del medio pictórico en la actualidad, buscando unir el espíritu sagrado con lo moderno aun cuando otros artistas prefieran experimentar con el uso de medios mucho más contemporáneos. No obstante, la vuelta al dibujo que aplica sobre su expresión pictórica experimentando con pigmentos naturales y formas abstractas, hace que se invierta la tradición de dibujar primero y pintar después en un acto que resulta absolutamente actual. Ha participado con su obra en países como México, Francia y Brasil.
“En mi obra, el ejercicio de pintar y despintar, de dibujar y desdibujar, se asimilan a los pasos de un ritual. Permanentemente busco espacios que me seduzcan para envolverlos con dibujos, trazos, símbolos que durante el proceso pueden mantenerse, transformarse o desaparecer. Busco huellas que me llevan a jugar con el tiempo, con el inconsciente. Líneas y símbolos que refrescan la memoria”.
BONUS:
Minga Prácticas De-coloniales
Es un colectivo interdisciplinario está integrado por los artistas Edison Quiñones de origen Nasa, Estefanía García de la costa caribe, y los filósofos Eyder Calambás de ascendencia Misak, y Jennifer Ávila de origen Yanakuna. Minga significa “trabajo colectivo en la huerta” y justo de allí proviene el nombre de este colectivo que surge durante el desarrollo del XVI Salón Regional de Artistas cuando Estefanía García y Edison Quiñones fueron los curadores del salón en el año 2018. Como colectivo han trabajado con diferentes comunidades de la región del Cauca, con la intención de intercambiar saberes ancestrales y recuperar las intenciones y los intereses de los indígenas del territorio.
“Nuestra idea ha sido como dicen los pueblos indígenas: regresar al ombligo, que es el proceso de articularnos con las comunidades de las cuales venimos”.