En la era poscontemporanea hotelera, la comodidad, el buen servicio y la sofisticación son los pilares del alojamiento ideal, en especial si se está de viaje en una mega metrópolis oriental, de más de 39 millones de habitantes, como lo es Tokio.
Como un instante de Lost in translation, la estructura del Aman Tokyo Hotel se superpone a la secuencia visual del filme, para complementar la dinámica majestuosa, y por momentos utópica, del contexto nipón.
Ubicado en el barrio de Chiyoda-ku, en pleno centro de la ciudad, el resort urbano ocupa los últimos seis pisos (33 al 38) de la distinguida Torre Otemachi, sede principal de la mayor empresa financiera del mundo, el Banco Mizuho.
Solo pensar que la entrada al complejo es por el piso 33, es entender que en este lugar el lujo proviene del cielo. En esta primera instancia, el visitante se encontrará con un lobby de casi 30 metros de altura que revela vistas alucinantes a los jardines del palacio imperial, las tiendas del distrito de Ginza y los lugares de interés del casco antiguo de la ciudad.
Tras seguir el camino de flores de estuco, creadas por Syuhei Hasado bajo la técnica antigua del sakan (yeso japonés), a lo largo de los anchos e interminables pasillos, se descubrirá que la expectativa principal se hospeda en las suites y habitaciones de lujo.
Los dormitorios son como pequeños palacios residenciales en los que desborda un estilo japonés minimalista; elementos de papel washi, piezas en piedra y madera, y sinfonías cromáticas color tierra aluden a las tradicionales casas japonesas. Con el fin de conservar una experiencia de serenidad única, cada espacio es independiente, la habitación, el comedor, la sala y el baño mantienen una esencia propia.
Si el esplendor visual del lobby era imponente, el del baño no tiene descripción alguna. Las perspectivas de piso a techo permiten apreciar el infinito skyline de la ciudad del futuro desde el plácido furo de piedra (tina profunda).
La travesía finaliza en las zonas de relajación. El spa y la piscina son santuarios sagrados que convidan tratamientos, terapias y masajes en base a los principios filosóficos japoneses de la naturaleza y el equilibrio.
El Aman Tokyo Hotel abrió sus puertas en el 2014, siendo una de las obras maestras del fallecido arquitecto Kerry Hill. A lo largo de su amplia carrera, el australiano diseñó nueve de los 32 Aman Resorts del planeta, entre los que se destacan los dos de Sri Lanka, uno en China y otro en Cambodia.
País: Japón
Ciudad: Tokio
Ubicación: The Otemachi Tower, 1-5-6 Otemachi, Chiyoda-ku
Reservas AQUÍ
Facebook: @amandestinations
Instagram: @aman