Un puente con historias por contar
Lo que hace miles de años era una proeza imaginable sólo desde la fantasía o la religión, hoy se ha vuelto real gracias a las tecnologías y a los avances de la arquitectura post-industrial (por supuesto, sin la magia del relato bíblico).
Y aunque este lago es absolutamente insignificante al lado del gran Mar Rojo que el gran profeta judío tuvo abrió para salvar a su pueblo, crear un puente de este tipo habría sido una aventura gigantesca para ingenieros de hace menos de 40 años. Así que aquí está: La obra de RO&AD Architecten.
El West Brabant Water Line, es una línea de defensa ubicada en el creada en el suroeste de Holanda en el siglo XVII, que consistía en una serie de fuertes y ciudades antiguas con áreas que se inundaban recurrentemente. Para el siglo XIX, toda la estructura había caído en abandono. Cuando el Water Line finalmente se restauró, fue evidente que se necesitaba un puente para atravesar el foso de una de las fortalezas (la Fort de Roovere, para ser exactos).
“Por supuesto, era bastante inoportuno construir un puente a lo largo del foso de la fortaleza, especialmente en el lado donde se esperaría que el enemigo apareciera. Es por eso que diseñamos un puente invisible”, dicen los arquitectos, tomándose muy a pecho el contexto histórico y estético de la obra. El puente, concluido con madera cubierta de un material que la hace a prueba de agua, no puede verse a la distancia porque los contornos del paisaje y el agua lo difuminan.
Hoy ya no se habla de guerra por estos lugares. Este fuerte cumple hoy una función turística, recreacional y de patrimonio, e incluye una cantidad de rutas para hacer ciclismo y montañismo. El puente es ejemplar en el respeto por las pre-condiciones de los alrededores. Es inteligencia sin exuberancia. Es logro sin egocentrismo.