Juan Covelli es un artista bogotano que trabaja en torno a las nuevas tecnologías y los medios digitales. Su producción, enfocada en buscar nuevas formas de hacer arte, explora nociones como la identidad, la transformación, la materialidad y la evolución del ser humano desde la imagen digital. Después de estudiar Ciencia Política, Covelli se mudó a Londres para realizar una maestría en fotografía. Desde ese entonces, ha trabajado en una serie de proyectos entre los que se destacan Cornered, obra presentada en la Bienal de Arte Joven de Moscú, y Tate Exchange, una propuesta que pretende activar el arte desde la tecnología.
EXCLAMA charló con él acerca de su producción, su visión del arte latinoamericano y sus proyectos a futuro.
EXCLAMA: ¿Cuál es la influencia de su formación como politólogo en su práctica artística?
Juan Covelli: En mi opinión, cualquier práctica artística es política. Mi formación como politólogo influencia la forma crítica en la que abordo los temas que trato en mi producción, pues las herramientas de análisis de esta disciplina no sólo tienen que ver con la alta política y el manejo del estado. El ser humano es en sí un ser político y, por lo mismo, todas sus acciones inciden en lo público. Mi trabajo está muy centrado en la relación entre el ser humano y la tecnología, algo que considero es profundamente político y problemático.
EXCLAMA: ¿Cómo surgió su interés por el arte digital?
Juan Covelli: Ya venía trabajando con fotografía desde hace un tiempo, pero la verdad es que la fotografía tradicional ya no me llenaba, no podía soportar ver otra pretty picture. Tenía la sensación de que mi práctica artística tenía que evolucionar; aunque quería seguir trabajando con imágenes, necesitaba otra perspectiva.
Empecé a experimentar con las fotografías digitales, dejé de verlas como fotos y empecé a verlas como lo que son: ceros y unos que un computador, con la ayuda de un algoritmo, nos muestra como una imagen. Esto, sumado a mis estudios de maestría en Central Saint Martins, le dio un giro drástico a mi práctica que ahora está más a tono con el mundo esquizofrénico y digital en el que vivimos.
EXCLAMA: Si bien su producción explora el campo de las nuevas tecnologías digitales, también trabaja la noción de materialidad a través de la impresión 3D. ¿Cree que, al momento de concebir una obra, existe una relación entre el carácter intangible del medio digital y la naturaleza tangible del material?
Juan Covelli: Básicamente de eso se trata mi trabajo en este momento. Estoy muy interesado en las nuevas materialidades que el mundo digital nos está presentando, y en los avances tecnológicos que nos han llevado a entender el carácter físico de las «cosas» de una manera distinta.
Ahora por medio de la fotogrametría y otras tecnologías, podemos digitalizar cualquier objeto con una fidelidad increíble. De allí nacen artefactos digitales que no tienen dimensión alguna y son intangibles. Éstos se componen de ceros y unos, data que yo altero para crear un error digital o glitch. Lo más interesante es que las tecnologías de impresión 3D me dan la oportunidad de traer esos nuevos artefactos a la materialidad otra vez. Y es muy impresionante ver cómo es nuevo objeto deja de ser una representación del objeto escaneado para volverse una escultura que materializa lo digital en sí mismo.
EXCLAMA: ¿Qué otros formatos o tendencias quisiera trabajar?
Juan Covelli: En este momento me encuentro trabajando en un nuevo proyecto sobre la copia en el mundo digital. Me interesa mucho explorar nuevas maneras de traer lo digital a una materialidad más tangible, por lo que me gustaría trabajar con nuevas tecnologías como el robot milling, la realidad aumentada y el video mapping, mezcladas con formas más tradicionales de producción escultórica como la cerámica, la resina o el modelado en yeso.
EXCLAMA: ¿Qué papel juega el concepto de identidad en su producción?
Juan Covelli: La idea de identidad ha estado presente en varios de mis proyectos. Creo que es un concepto al que además de darle demasiada importancia, le hemos otorgado valores absolutos y binarios. O eres hombre o mujer, gay o heterosexual, y cuantas más oposiciones binarias te puedas imaginar. He intentado romper con esas pre concepciones de la identidad a través de mi trabajo. Para mi, en esta era digital tenemos una identidad fluida que muta con cada post, hashtag o foto que compartimos; nuestra identidad es una identidad esquizofrénica que poco tiene que ver con esas peleas que el señor Ordoñez nos quiere hacer creer.
EXCLAMA: Como artista residente en Londres, ¿cuál es su opinión sobre el lugar del arte latinoamericano en Europa?
Juan Covelli: Lo que veo es que en el Reino Unido, en los últimos años, se ha despertado más interés frente al arte producido en América Latina. El mes pasado cerró una exposición en South London Gallery, llamada Under the same Sun, en la que se mostró el trabajo de 40 artistas latinoamericanos, entre ellos Alexander Apostol y Carlos Motta. El año pasado, la impresionante instalación del artista mexicano Abraham Cruzvillegas, Empty Lot, en el Turbine Hall de la Tate, tuvo muy buenas críticas. Ha sido una de las instalaciones más interesantes que he visto en ese espacio últimamente.
En la Bienal Internacional de Arte Joven de Moscú, en la que participé este año, había otros siete artistas latinoamericanos. Finalmente, la instalación del artista colombiano Juan Peláez en la pasada Bienal de Berlín, fue una de las obras más comentadas de la muestra. Dicho esto, creo que el arte latinoamericano acá en Europa está pasando por un buen momento, pero hay que seguir trabajando para darle más visibilidad.
EXCLAMA: ¿Qué viene para usted como artista?
Juan Covelli: Lo que me queda por delante es seguir produciendo y experimentando con el arte digital y los nuevos medios. Me queda un año de trabajo con BP Art Exchange, el proyecto en el que he venido trabajando con la Tate, en donde estaré impartiendo un taller sobre tecnologías digitales y mi práctica artística durante el mes de noviembre. También he sido invitado a participar en una residencia en Oslo con la artista Smadar Dreyfus, a la que espero asistir el próximo mes. Durante el inicio del año estaré en la Ciudad de México por seis semanas para realizar una residencia artística, trabajando con artefactos de culturas precolombinas. A largo plazo espero seguir mis estudios y cursar un Doctorado en nuevos medios.
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