Cicatrices, Luz Lizarazo
Cicatrices, Luz Lizarazo. Exposición curada por Eugenio Viola. MAMBO, Bogotá, 2021. Foto cortesía del MAMBO
«Soy una mujer que siente, que hace órganos transparentes y cuerpos vacíos. Que saca los órganos del cuerpo y estira la piel. Pongo sobre la mesa los órganos uno a uno, son tan delicados, tan frágiles. Los ordeno, por color, por tamaño, por que sí. Ese orden no tiene relación con la estructura del cuerpo. Solo con la estructura de mi antojo. El estómago cerca al cerebro como una dupla con mucho sentido; pensar para digerir. Los pulmones cerca de los riñones, respirar y expirar para desintoxicarme. Ser taxidermista, taxidermista del alma (…)
(…) Cabezas de animal en cuerpo de mujer. Mujer transparente. Manos de lengua de suegra. Corazón de madre. Cabeza de hija. Sexo de novia. Pies de bruja. Ojos de lechuza. Tetas de perra. Codos de serpiente. Rodillas de ave. Estómago de vaca. Uñas de penca sábila. Pulmones de tierra. Pelo de niebla. Saliva de pez. Y mi rabia de mujer. Y mi fuego de mujer».
Luz Lizarazo
La obra de Luz Lizarazo (1966) es un cuerpo de símbolos abiertos. Un cuerpo que habita en el espacio arquitectónico para revelar órganos de vidrio, delicadas redes de huesos, medias veladas que son pieles, denuncias colectivas en acuarela, tejidos que descubren miedos, preciosas cerámicas mutiladas. El cuerpo aparece diseccionado, violentado, siempre presente. Cicatrices es su primera exposición institucional. Con la curaduría de Eugenio Viola, la muestra incluye las obras más importantes de la artista durante los últimos quince años y también algunas que fueron concebidas especialmente para el MAMBO. La exposición se divide en cinco momentos: Las niñas, La feminización del mito, Universo, Piel y Gabinete de curiosidades. Estos ejes intentan llevar al espectador a descubrir los fetiches, las pasiones y las obsesiones que habitan sus dibujos, las pinturas y esculturas, los bordados e instalaciones. Lizarazo cuestiona las relaciones de poder que operan sobre los cuerpos y las vidas de las mujeres para subvertir los estereotipos de la felicidad, el amor y sus representaciones. El espacio doméstico y sus labores, son ahora convertidos en medios que reclaman un lugar donde las mujeres son creadoras de su destino.
Vista de la exposición Cicatrices de Luz Lizarazo. MAMBO, Bogotá, 2021. Foto cortesía del MAMBO
Vista de la exposición Cicatrices de Luz Lizarazo. MAMBO, Bogotá, 2021. Foto cortesía del MAMBO
Vista de la exposición Cicatrices de Luz Lizarazo. MAMBO, Bogotá, 2021. Foto cortesía del MAMBO
Vista de la exposición Cicatrices de Luz Lizarazo. MAMBO, Bogotá, 2021. © EXCLAMA
«En mi obra, traigo a la luz la fuerza contenida de lo femenino, como poder atado a la naturaleza, a la vida y a los procesos de vida de la mujer como contenedora y creadora. Una fuerza que explota con todo su poder cuando los personajes recuperan la voz, la visibilidad, las palabras, y realizan el proceso de sanación a través la obra». Dice Luz.
Y como espectadores podemos sentir cómo esa fuerza que aparece primero en potencia, se hace materia en el mundo diverso que es su trabajo, y en la resistencia objetual frente al silencio impuesto. A la permanencia de las formas. En Cicatrices, hay una constante búsqueda hacia el encuentro con la naturaleza primigenia, un camino sobre el reconocimiento de la intuición y la traducción simbólica de lo íntimo convertido en experiencia colectiva. Lizarazo dice que desea sentar un precedente a través de su obras. Su mirada sobre los cuerpos y su cuestionamiento del lugar de las mujeres en el mundo, lo sienta de manera delicada y a la vez brutal.
Izquierda, Centro, Derecha, Santiago Cárdenas
Santiago Cárdenas, Izquierda, Centro, Derecha. Tríptico en exhibición por Leon Tovar Gallery, Biblioteca Nacional de Colombia, Bogotá, 2021. © EXCLAMA
Seguimos con una instalación importante y suficiente. La obra emblemática del artista bogotano Santiago Cárdenas (1937) Izquierda, Centro, Derecha, es un tríptico creado para la Bienal de São Paulo de 1977 y ahora exhibido por primera vez para el público en el corredor principal de la Biblioteca Nacional de Colombia. En esta instalación, hecha de tres paneles que funcionan como las paredes de una habitación y una cuarta pared imaginaria que permite el acceso del espectador a ver la obra, Cárdenas ha creado una ilusión a través de tres pinturas de gran formato que simulan tableros negros escritos y borrados incesantemente. Si algo define su trabajo, es la transgresión de los límites entre obra y realidad, la consideración de la superficie pictórica como campo simbólico, y la pregunta constante por la naturaleza de la representación.
Vista de la instalación de Santiago Cárdenas Izquierda, Centro, Derecha. Biblioteca Nacional de Colombia, Bogotá, 2021. © EXCLAMA
Vista de la instalación de Santiago Cárdenas Izquierda, Centro, Derecha. Biblioteca Nacional de Colombia, Bogotá, 2021. © EXCLAMA
Un video junto a dos mesas que contienen documentos y una secuencia que explica la elaboración de la pieza y también su artificio. El tríptico, que no podría haber encontrado un mejor lugar para su instalación que el espacio destinado a conservar y divulgar el patrimonio bibliográfico y documental del país, establece un diálogo fluido con su arquitectura art-decó. Tenemos los pisos en mármol en bloques blancos y negros, el techo altísimo con un ventanal en vitral que permite el paso de la luz, las escaleras que transforman el punto desde el cual se observa, la pintura sobre el tablero central que simula el reflejo que entraba al taller del artista hace poco más de cuarenta años. La ilusión está completa. Y con esto recordamos que en las pinturas de Cárdenas es el lienzo quien nos enseña la presencia de la luz, «tal como lo hace la naturaleza».
Condiciones aún por titular, Óscar Murillo
Condiciones aún por titular, Óscar Murillo. Exposición curada por Maria Belén Sáez de Ibarra, Museo de La Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2021. © EXCLAMA
Condiciones aún por titular, es una instalación del artista Óscar Murillo (1986), curada por Maria Belén Sáez de Ibarra para el Museo de Arte de La Universidad Nacional de Colombia. Su mayor intervención hasta el momento, toma ese lugar de vida, resistencia y confrontación que es la universidad, que debe ser el museo y que esperamos del arte, para cuestionar la opresión histórica, la exclusión y la violencia de las minorías. Construida durante los últimos siete años, la exposición parece haber sido creada desde la ruina, desde lo que está despedazado y necesita habitar un lugar que también se derrumba. Estamos rodeados por la oscuridad de la materia negra, que a su vez espacio negativo.
«Esta fue la oportunidad de presentar mi obra como yo la siento, sin ningún estigma, sin ninguna especulación, el génesis de todo mi trabajo donde la materia negra en su condición abstracta es un espacio infinito de descarga negativa, que no utiliza lo simbólico ni lo figurativo sino la energía negra como principio y fin de las posibilidades de las cosas», dice el artista.
Vista de la exposición Condiciones aún por titular de Óscar Murillo. Museo de La Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2021. © EXCLAMA
Vista de la exposición Condiciones aún por titular de Óscar Murillo. Museo de La Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2021. © EXCLAMA
Vista de la exposición Condiciones aún por titular de Óscar Murillo. Museo de La Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2021. © EXCLAMA
Vista de la exposición Condiciones aún por titular de Óscar Murillo. Museo de La Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2021. Foto cortesía de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia
Vista de la exposición Condiciones aún por titular de Óscar Murillo. Museo de La Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2021. © EXCLAMA
Las telas negras fueron dispuestas con la intención de que el espectador descargue su energía en ellas, como si se trataran de superficies abstractas de terapia. A la entrada del museo encontramos una instalación de bancas del siglo XIX, provenientes de iglesias católicas excomulgadas en Holanda que se sostienen con bloques de cemento. Imágenes de opresión, dominación y eliminación histórica. En el primer salón está Frecuencias, un proceso que empezó en las escuelas de La Paila, Valle y que después se extendió globalmente. El proyecto consistía en entregar lienzos en blanco a los niños para que fueran escritos y dibujados por ellos, que luego serían cosidos e intervenidos por el artista en un acto violento de invisibilización. En el jardín interior, Murillo ha abierto líneas de excavación para crear Trincheras, una instalación de zanjas paralelas que parecen proteger de una amenaza latente, huecos que contienen la imagen de la guerra y la muerte masiva. Las fosas comunes que nos persiguen. Luego está el salón principal, donde Óscar ha desmantelado y raspado el piso para convertirlo en accidente geográfico. En él las telas negras cosidas e intervenidas aparecen como oscuridad que cubre, cuelga, estorba, aparece siempre. En una esquina, reposa un montículo de camisetas populares rellenas de algodón; torsos humanos arrumados frente al lugar donde se sientan los espectadores. Hay andamios de hierro que parecen percheros fúnebres, rocas de arcilla y maíz quemado sobre bancas, videos de años viejos distorsionados y quemados para el ritual popular del año nuevo, un murmullo de música tradicional del Pacífico Sur en los parlantes. Un proyecto ambicioso, pertinente y desgarrador.
«Es un laberinto negro al interior de los abismos que gobiernan el mal, la barbarie, la ruptura de todo sentido. Es un grito desgarrado, la expresión de un dolor cuyo peso es opresivo como lo es la esclavitud, la injusticia, y la imposición de la violencia extrema.
La casa se ha derrumbado. El templo se ha derrumbado. Todo lo falso y lo que es, yace expuesto ante la muerte. Estamos a la espera. Fantasmas de este mundo danzan mientras».
María Belén Sáez de Ibarra, curadora