La obra de la artista alemana Luka Fineisen tiene como tema central la transformación de la materia al momento de pasar por un cambio de estado. Lo que en termodinámica se denomina transición de fase, es a un nivel literal lo que define su producción plástica. Por medio de una experimentación técnica, la artista logra congelar los instantes en los que la materia se transmuta de un estado a otro. De esta manera, el punto crítico en el que el líquido pasa a ser sólido o gaseoso, lo sólido se torna líquido y lo gaseoso se vuelve sólido, se convierte en un gesto pictórico. Su exploración formal crea una reflexión en torno al movimiento, el desvanecimiento y el potencial de la materia, lo cual hace que sus esculturas e instalaciones, aunque físicamente definidas, se presenten efímeras y ligeras para la vista del espectador.
Las esculturas e instalaciones de Fineisen median entre lo científico y lo poético, lo monumental y lo frágil. Su trabajo parece estar en un punto de inflexión entre la física y el arte; nunca fijo y siempre en constante transformación. La belleza de su obra no reside únicamente en la escogencia del espacio y la maleabilidad del material utilizado, sino también en la naturaleza indefinida de lo representado. Ese estado de transición que no tiene nombre y al que realmente no se busca delimitar, es solidificado por la artista y puesto en un espacio de exhibición. Al enfrentarse con estos momentos fugaces ahora congelados, los espectadores pueden contemplar aquello que debía desaparecer en cuestión de minutos como una burbuja, o tocar la escarcha producida por la condensación del agua sin que ésta se derrita al tacto.
Sin embargo, el carácter sensorial que Fineisen le otorga a los respectivos estados de transformación de la materia también puede presentarse desconcertante e incómodo. En su obra Menue del 2005, la artista inundó un cuarto de la Academia de Artes de Dusseldorf e invitó a sus amigos a comer allí. El estado perpetuo de la inundación no cambió durante toda la cena porque Fineisen decidió congelarlo. De este modo, el agua estancada que suele evaporarse después de una fuerte lluvia, se mantuvo en estado de reposo. Con este tipo de acciones, la artista logra que los espectadores caigan en cuenta de la importancia y la belleza que tienen los estados fugaces, pues si en algunas ocasiones su existencia es muy prolongada, estos también pueden llegar a resultar inconvenientes.
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