Los invernaderos de última generación como Koppert Cress, dice Koolhaas, ejemplifican la «arquitectura poshumana» y una «nueva sublime».
Crédito: Pieternel van Velden
Durante los próximos 6 meses estará en el Guggenheim de Nueva York la exposición inimaginada, Countryside, The Future, que según su creador nada tiene que ver con arte ni con arquitectura, se tomará cada anillo del famoso museo en forma de espiral, para mostrar al público la investigación concebida por el arquitecto urbanista y escritor Rem Koolhaas. El proyecto surgió después de mucho estudiar la urbe, sobre todo enfocándose en ciudades como Nueva York y plantear conceptos como el manhattanismo, que es el foco al que le debe su experticia y reconocimiento, Koolhaas, trasladó su mirada a la periferia, al campo.
Según Koolhaas, no hay nada más ridículo que desde su erudición, darse cuenta hasta ahora de que el resto del mundo, que es el 98 % de espacio terrícola, existe. Este 98 % de espacio, en el que habitan poblaciones campesinas bajo dinámicas alternas a las de la ciudad, es determinante en la definición de nuestra cultura, nuestra sociedad y supervivencia, por lo que también merece la atención académica para dar luces sobre el futuro.
El equipo que realizó la investigación está compuesto por Samir Bantal, Director de AMO, el grupo de expertos de la Oficina de Arquitectura Metropolitana (OMA) del cual Koolhaas está al mando. OMA trabaja en colaboración con investigadores de Harvard, se enfocan en analizar la cultura de las ciudades, planteado soluciones inteligentes para la habitabilidad y el progreso de las mismas. Un ejemplo de ello es el fenómeno de gentrificación en Nueva York.
Cortesía: Laurian Ghinitoiu, AMO
La tesis central de la exposición es la exploración de los cambios radicales que actualmente se están dando en las zonas rurales y cómo estas van a determinar las futuras. Es un compendio de historias que pueden provenir de cualquier parte del mundo, ya que durante cinco años el think tank Koolhaas envió investigadores a lugares rurales a recoger información de todo tipo.
Entre pantallas y fotos a gran escala, las imágenes que resultaron del trabajo de campo sirven de fondo para los objetos futuristas que cogieron forma gracias a todo el trabajo investigativo y teórico que se realizó. Objetos como los invernaderos de Kopper Crest son la materialización de las reflexiones que abordan cuestiones ambientales, políticas y socioeconómicas urgentes, como el cambio climático, la migración, la preservación y la evolución desde la mirada distópica del papel que cumplirá la tecnología en las nuevas formas de vivir.
La estructura en espiral diseñada por Frank Lloyd Wright, que por cierto odiaba las ciudades, es convertida por Koolhaas en una bola de cristal, donde además de visualizar, también se puede experienciar el futuro, que según Koolhaas pinta “definitivamente estresante” y “fantásticamente hermoso”.
Cortesía: Laurian Ghinitoiu, AMO
Countryside, The Future, se inauguró el 20 de febrero 2020 y estará en el museo abierta al público hasta el 14 de agosto del 2020.