En la esquina de la calle 233 en la Quinta Avenida de Nueva York, se encuentra el pequeño pero controversial Museum of Sex, prometiendo cumplir con las expectativas del excéntrico o simplemente curioso imaginario, de lo que podría ser este lugar para aquellos que deciden vivir la experiencia de visitarlo. Fundado en el 2002, este museo tiene como objetivo mostrar a sus visitantes una versión sin censura del sexo.
Con una colección permanente de 20.000 objetos de todo tipo, una biblioteca de investigación y una biblioteca multimedia, el museo no solo se dedica a su trabajo historiográfico, sino que también visibiliza muchas de las contraculturas de las que esta ciudad ha sido cuna.
Al entrar al museo, después de pasar por pasillos decorados con nudos de bondage, se llega a la primera exhibición, Object XXX. En una sala con vitrinas cuadradas incrustadas en las paredes, dispuestas como los gabinetes de curiosidades del siglo XVII, se encuentra una selección de algunos de los artefactos del archivo del museo. Objetos como cinturones de castidad, artículos BDSM, vestuarios utilizados en producciones icónicas de la industria porno, los primeros muñecos inflables y réplicas hechas en molde de los genitales de actrices porno de los 70’s, que se vendían como sex toys.
Otros más bizarros como un dildo instalado a un taladro llamado «The Fucksall adapter kit» o vestigios de la evolución de la ciencia como antiguos métodos anticonceptivos, instrumentos para tratar la histeria y los envases de las primeras medicinas para enfermedades venéreas, demuestran cómo el sexo ha sido fuente de inspiración para inventores, científicos, artistas y empresarios. Cada uno de estos objetos es una creación simbólica de una época, un sistema de creencias y de sus correspondientes fantasías de placer. Además muchos de ellos son importantes manifestaciones contra tabúes sociales y son sinónimos de la libre expresión de la sexualidad dentro de la cultura popular.
Una de las exhibiciones más relevantes del museo fue The Sex Lives of Animals. Esta exposición fue inaugurada en julio de 2008 y permaneció hasta el año pasado, siendo una de las que más ha durado abierta al público. A diferencia de las otras exposiciones de atmósferas cálidas y estimulantes, es la más fría y la de mayor corte académico. The Sex Lives of Animals muestra esculturas en tamaño real de animales reproduciendose creadas por Rune Olsen. Alrededor, paneles con fotos y resultados de experimentos demostraban datos curiosos, como por ejemplo que es erróneo pensar que los animales no pueden sentir placer, y que también pueden dar abrazos o besos después del coito, comportamientos que no son para nada diferentes a los del Homo sapiens.
Otras exhibiciones como NSFW: Female Gaze y James Bidgood: Reveries, son ejemplos de las curadurías artísticas que completan el sentido contestatario y reivindicador que quiere recrear el museo a partir de las culturas que nacen del entendimiento de la sexualidad. La primera presenta obras diversas, creadas por artistas mujeres emergentes que por medio de poderosas narrativas, rompen con los roles históricos de las mujeres como musas y objetos. La Segunda es un recorrido visual por lla vida y obra de James Bidgood, un drag queen nacido en los 30’s que dedicó su vida a la fotografía, lo que lo convirtió en una de las figuras más importantes del cine y arte queer.
Además de esto The Museum of Sex también se ha esforzado por deshacerse del modelo convencional de museo y ha incluido otros tipos de experiencias interesantes como una instalación de realidad virtual para parejas, que invita a reflexionar sobre la atracción sexual, la identidad, la presencia y el tacto, en una nueva dimensión. También, al finalizar el recorrido hay un “Bouncy castle of breasts”, un inflable para saltar como niños con una temática para adultos. Sea por este tipo de atracciones o por su legado cultural, El Museo del Sexo es un lugar al que no se puede dejar de ir si se visita esta ciudad, ya que ofrece una experiencia sensorial sin precedentes y reafirma la importante significación del sexo en la cultura popular, que ha definido la personalidad de Nueva York a lo largo de la historia.