Un día, común y corriente, en la ciudad de Los Ángeles, una gran sorpresa se llevaron muchas personas en su rutina matutina. En una lavandería, colas de sirenas en colores oro, amarillo y púrpura con plata oscura, salían y colgaban de las máquinas, tan reales para imaginar que en algún momento saldrían arrastrándose después de despertar del mareo intenso que les produjo las vueltas casi incesantes de la máquina.
La instalación “Ida” la realizó la artista neoyorquina Olivia Erlanger, que esta para esta ocasión quiso escoger – en vez de galerías – una lavandería para exponer su más reciente trabajo. Para Erlanger, las sirenas son como una especie de arquetipo que puede ser femenina o masculina; es la representación de una existencia quimérica que plantea muchas cuestiones.
La atención del público fue bastante interesante, no solo por las llamativas colas de estos seres fantásticos, también por la locación tan particular, un espacio público y poco usual para este tipo de instalaciones, sin embargo, ideal para observar las reacciones de las personas.
La artista propone nuevas escenas en el mundo del arte, apostando por lugares que “aparentemente” nada extraordinario sucede.