Hablar sobre Gordon Matta-Clark (1943-1978), nos lleva a preguntarnos por la línea que separa el arte de la arquitectura en cierta clase de obras. Estas, por lo general, se desarrollan sobre un marco conceptual que explora esta dicotomía, y en el caso de Matta-Clark, luego de ser estudiante de arquitectura de la Cornell University entre 1962 y 1968 y graduarse con honores, se situó al borde de esta disciplina para descubrir el horizonte donde la arquitectura se convierte en escultura o al revés.
Fue parte de la corriente que él y varios artistas bautizaron como “Anarquitectura”, donde convergieron George Trakas, Richard Nonas, Suzanne Harris, Richard Landry, Tina Girouard, Jeffrey Lew, Bernard Kirschenbaum, Laurie Anderson, Susan Weil y Jean Dupuy, quienes reflexionaban sobre una nueva concepción de arquitectura que pretendía romper con el modernismo y los cánones clásicos. El término fue definido por el artista como “un proceso abierto y continuado de mutabilidad del espacio, considerando la luz como nueva medida constante, el muro como límite, el espacio como condición del ser, el cual nos deja una patente noción de totalidad cohesionada, que se fundamenta en la liberación de opresiones y en la ruptura de límites, y que, al formalizarse, transforma todas las realidades, acoge la energía de la poesía, conjura y asiste lo aleatorio, y posibilita el encuentro efectivo del pensamiento y la materia”.
Matta-Clark ha sido un referente importante para los artistas que consideran las estéticas arquitectónicas y los enfoques urbanos en relación con la deconstrucción de sus inmuebles públicos, privados y estatales; y fue, en la década de los 70, una figura central en la escena artística del centro de Nueva York, donde tuvo el coraje de superar la sombra de su padre, el pintor surrealista chileno Roberto Matta, (también fue ahijado de Marcel Duchamp), para convertir la ciudad en su material de experimentación. Tal y como ha señalado la crítica de arte Roberta Smith, “Matta-Clark usó sus habilidades para remodelar y transformar la arquitectura en un arte de explicación estructural y revelación espacial”.
Como artista, se destacó por intervenir edificios abandonados a punto de ser derribados, manipulándolos a través de cortes, sustracciones y torceduras para abrir nuevas perspectivas, realizando acciones con una orientación tanto escultórica como performativa, tan magistralmente que tales maniobras han sido profundamente admiradas. En 1974 se hizo famoso con Splitting, una intervención en una casa a punto de ser demolida en Nueva Jersey, que consistió en partir la vivienda por la mitad para luego modificar sus cimientos de tal manera que, con la ayuda de gatos mecánicos, inclinó la vivienda abriendo aún más el corte producido. A esta intervención se sumaron otras obras icónicas como Conical Intersect (1975), una operación ejecutada en un viejo edificio parisino destinado a ser demolido por la construcción del Centro Georges Pompidou.
Su ímpetu creativo parecía ligado a una exigencia por hacer, experimentar, probar, y especular con las formas, así como entender los resultados a partir de un enfrentamiento físico entre el edificio y su necesidad de transformarlo. Por lo mismo, su producción fue bastante prolífica, realizando películas, fotografías, dibujos y libros de artista, y sus producciones fueron fotografiadas y grabadas, mediante las cuales Matta-Clark dejó un legado formal coherente con su discurso. En 1985, se presentó en el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago la primera retrospectiva de la obra del artista y viajó hasta 1989 a más de una docena de instituciones a nivel internacional.
En 1997, la Fundación Generali de Viena preparó la primera descripción completa dedicada a la práctica del dibujo del artista, que consta de más de seiscientas obras sobre papel. En 2007, Gordon Matta-Clark: You Are the Measure fue la primera retrospectiva a gran escala organizada por el Whitney Museum of American Art de Nueva York, que viajó al Museum of Contemporary Art de Los Ángeles y al Museum of Contemporary Art de Chicago.
Su compromiso con la creación de arte en colaboración y con reflexiones desde una perspectiva política, se ha tomado como un punto esencial en la recepción crítica sobre su trabajo: “El trabajo de Matta-Clark es una política de cosas que se aproximan a su agotamiento social y del potencial de su recuperación”, escribió la historiadora de arte Pamela M. Lee, en su libro de 2001 Object to Be Destroyed: The Work of Gordon Matta-Clark. “[…] Es una política del objeto artístico en relación con la propiedad; del ´derecho a la ciudad´ alienado por el capital y el estado, de la recuperación de espacios perdidos; de comunidades reimaginadas a raíz de su desaparición; una política de la basura y las cosas desechadas”.
La última exhibición organizada por la galería David Zwirner junto con el artista Pope. L (n. 1955), titulada “Fracasos imposibles”, ha destacado la fijación compartida de ambos artistas con relación a las problemáticas de la arquitectura, el lenguaje, las instituciones, la escala y el valor a través de una selección de dibujos y películas de cada artista. Matta-Clark falleció a los treinta y cinco años de edad, debido a un cáncer de páncreas y lamentablemente, de sus intervenciones físicamente no quedan casi rastros.
Si el arquitecto es el que construye, es decir, crea a partir de la nada, y el escultor es el que crea a partir de la materia, eliminando lo que sobra, es precisamente en ese eliminar donde se condensó ese juego poético de Gordon Matta-Clark.