El pasado 20 de marzo se inauguró la segunda versión de Pintura Inmortal en la Galería El Museo y estará abierta al público hasta el 4 de Mayo de 2019. Esta exposición reúne más de 50 artistas de diferentes generaciones que son representantes de la pintura contemporánea. A partir de su amplia selección de obras quiere mostrar el talento y la capacidad con la que estos artistas renuevan y actualizan un medio tan tradicional como es la pintura. En su mayoría, son artistas colombianos, pero también hay de otros países como Perú, Argentina o Venezuela. Lo que tienen en común todos ellos es que se han dedicado a insistir en la pintura como un medio plástico que aún vale la pena.
Es probable que la última vez que la pintura resonara como un medio importante en el arte, haya sido en el expresionismo abstracto, posterior a la segunda guerra mundial, perdiendo protagonismo como un medio que permitía romper los paradigmas del arte, fue reemplazado por la desafiante conceptualidad y las nuevas tecnologías que la impulsaron. La Muerte de la pintura fue entonces declarada y los intereses plásticos de los artistas se trasladaron a otros medios que nada tenían que ver con las posibilidades matéricas y bidimensionales que la caracterizan. Sin embargo, a lo largo del tiempo a prevalecido y resistido reinventándose con fuerza.
Teniendo en cuenta este contexto, la curaduría de Pintura Inmortal 2 tiene como propósito visibilizar la difícil tarea de pintar en la actualidad y la forma en que estos artistas logran transformar temas clásicos de la pintura, como el paisaje, el retrato, la figuración o la abstracción por medio de una rigurosidad técnica y una perspectiva excepcional que sólo un excelente pintor podría lograr. Esto con el fin de cuestionar los límites de la pintura y su valor en la creación contemporánea.
Por ejemplo, obras como las de Sebastián Fierro y Harrison Tobón dejan ver una investigación profunda del paisaje, uno vibrante y fantástico donde los colores dan a luz formas voluminosas y ligeras, el otro, un paisaje sumamente familiar que por medio de geometrías y colores planos abstrae los edificios de los cerros orientales. También obras como las de Carlos Jacanamijoy y Adriana Ciudad, explosivas de color, permiten pensar como la pintura ha sido el medio que mejor recrea la identidad colombiana. Por último, los bastidores experimentales de la obra de Catalina Mejía, evidencian el alcance poético de otros materiales diferentes al óleo y el acrílico que también pueden ser pintura. Estos son solo unos pocos ejemplares de la extensa muestra con la que El Museo presenta un deleite visual y una reflexión teórica, reafirmando las posibilidades infinitas de la pintura.