La fotografía ha cumplido un papel muy importante dentro de nuestras vidas y el desarrollo de la sociedad. El ojo de los fotógrafos se incorpora lentamente en nuestra cotidianidad para producir imágenes y llevar un mensaje definido. Grandes fotografías han marcado momentos importantes de nuestra historia. De la misma manera la fotografía también ha servido a fines un poco más ligeros, pero no menos importantes en cuanto a crear memoria se refiere.
Las fotografías de eventos sociales no son un fenómeno tan novedoso como algunos podrían pensar; ya en los años 70 existían algunos fotógrafos que se colaban entre las multitudes fiesteras para retratar a personajes como Andy Warhol mientras estos bailaban al ritmo de la música disco en Studio 54. Este tipo de fotografías, además de cumplir a cabalidad con la famosa predicción del artista neoyorquino «En el futuro todos tendrán sus 15 minutos de fama mundial», tenían como objetivo atestiguar quién estaba presente en los sitios de moda, quién era más relevante socialmente, quien estaba dentro de una lista de invitados exclusiva y tenía acceso a las más exclusivas fiestas privadas. Sin embargo no sería sino hasta hace unos cuantos años, de la mano de fotógrafos y colectivos como Cobra Snake y Shadowscene que intentaban alcanzar su propia tajada de fama fotografiando socialites y famosos en fiestas y eventos alrededor del mundo, que las party pics se consolidaron como un must de la vida nocturna, popularizandose hasta el punto en el que sus protagonistas pasaron de ser actores y rockstars a ser personas del común. Tal es el caso de Cory Kennedy, una chica que se hizo famosa gracias a las fotografías que Mark Hunter posteó de ella en su portal The Cobra Snake en el 2006. La entonces menor de edad no solo consiguió fama instantánea, también se hizo a una carrera como modelo/no modelo.
El fenómeno se hizo sentir en Bogotá poco más o menos en 2008, cuando aparecieron colectivos como el ahora inactivo Trash Scene, que con cámara en mano y unas cuantas tarjetas personales se dio a la tarea de registrar las noches capitalinas; y aunque ya anteriormente era posible encontrar este tipo de fotografías ligadas a portales de bares o a otro tipo de estéticas, fue en esta época, y bajo la influencia de los pioneros estadounidenses, que se instauró un estilo y se le empezó a otorgar a los personajes detrás del lente un lugar dentro del staff de la fiesta. Ya no era necesario colarse o hacer fila y pagar la entrada para poder fotografiar el evento, ahora eran ellos los solicitados por parte de los bares y las fiestas.
No ha de haber sido fácil sacarle a los fiesteros de la cabeza la idea de que para ser fotografiado hay que posar. De hecho, en algunas de las fotografías de aquella época que aún es posible encontrar, los fotografiados lucen acartonados y hasta intranquilos; pero esto fue cambiando. Con el tiempo la gente se acostumbro a los flashes, a la presencia de la cámara por encima de sus cabezas, al hecho de que si van a una fiesta lo más probable es que aparezcan en una o más fotografías. Poco a poco dejaron de posar, se olvidaron de las sonrisas fingidas y dieron paso a una actitud natural que permite rastrear el verdadero ambiente de un evento. Los fotógrafos también evolucionaron: dejaron de pedir permiso para hacer sus tomas, se hicieron a equipos, lentes y gadgets; empezaron a tomarse en serio su papel hasta el punto de convertirse ellos mismos en una especie de celebridad. Algunos desaparecieron, otros lograron, gracias a su disciplina y estética definida, vivir de lo que más les gusta: hacer imágenes, ser los testigos de aquello que pasa cuando anochece.
Personas extasiadas de música, y una energía violenta es lo que mueve la creatividad de estos generadores de imágenes. Ya muchos fotógrafos salen de sus estudios cargados de aparatos a las calles, y a la oscuridad de los clubes nocturnos en busca de las mejores fotografías. Estos son algunos de los varios fotógrafos expertos en party pics que actualmente trabajan en nuestro país:
DAVID MICOLTA
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En sus épocas de estudio, un profesor invitó a David para que tomara fotos (con una cámara de la universidad) en un bar llamado Socorro. En ese momento descubrió su pasión y talento para retratar a las personas mientras disfrutaban de la música. Después de eso todo fue trabajo para el bogotano. Ha disparado para algunas marcas y artistas como Sismo, Andrés Cepeda, Makintouch, El Freaky, Héctor Tobo, Adidas y la revista Rolling Stone. El gusto por la música y la pasión por la energía que deja un artista sobre el escenario es lo que realmente lo mueve e inspira.
Micolta asegura que actualmente en Colombia, las personas se dejan fotografiar en fiestas con mayor facilidad, a comparación de hace algunos años cuando la gente se avergonzaba con el brillo de un flash; según él esto permite que los fotógrafos puedan desarrollar de forma mas fácil un estilo propio y trabajar con imágenes más interesantes. Hoy, David ha dejado de lado la fiesta de clubes para dar paso a algo que disfruta igualmente: fotos en festivales o conciertos de música.
EXCLAMA: ¿Recuerdas alguna experiencia divertida de tu trabajo?
David Micolta: En las fiestas todo es experiencias divertidas, sobretodo en ciudades alegres como Medellín. Recuerdo en especial dos fiestas, una con The Chemical Brothers y la otra con Justice. Solo diré que fueron tan buenas que no existen fotos.
JAVIER CAMPUZANO
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Un amigo en su tierra natal, México, ayudó a que Javier empezara con las fotografías en un bar de su ciudad llamado Coyote. Allí se encontró con su fascinación por ver a las personas en ese mood fiestero. Como otros fotógrafos de este tipo, los retratos desprevenidos son los que más le llaman la atención. Algunos expertos en la industria como Maplethorpe, La Chapelle y Alexander Newman resultan influencias en su trabajo, ya que intenta mezclar un poco la moda con las fotografías de deportes urbanos. De hecho, así se podría catalogar el trabajo del mexicano, algo urbano que no deja de lado los ritmos de la música.
Lo caracteriza su estilo dinámico, el movimiento y los planos; aunque no se considera mejor que ningún fotógrafo colombiano con su misma especialidad. Le gusta desarrollar trabajos en conciertos, editoriales de moda, fiestas electrónicas y algunas de reggae, y en las calles, capturando lo mejor del Street Art.
EXCLAMA: ¿Recuerdas alguna experiencia divertida de tu trabajo?:
Javier: Sin lugar a duda debo decir que es la reacción de las chicas en estas fiestas, donde la locura toma parte de la noche. Alguna vez recuerdo dos chicas que no se separaban de mí, querían que les tomara fotos todo el tiempo e incluso me pedían besos.
EL GATO ACOSTA
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No se puede hablar de los party pics sin nombrar a Alejandro Acosta, más conocido como El Gato Fotógrafo. Incluso colegas con más experiencia no dudan en mencionarlo al hablar del tema. Su ojo ha sido testigo de las fiestas más salvajes, capturándolas con precisión, estética y naturalidad. Como un pequeño felino paseándose por los tejados, se pasea el Gato por las mejores fiestas de Bogotá. A pesar de sus cortos 21 años, el gato asegura haber encontrado, poco a poco, pasión por lo que hace, aunque no siempre fue así. Tras haber estudiado Matemáticas y Artes Visuales, persiguió su sueño de convertirse en Dj, así fue como consiguió entrar al mundo fiestero. Comenzó a tomar fotos como solicitud de un amigo, en fiestas gay, sin mayor conocimiento de una cámara que el obtuvo a partir de tutoriales de YouTube. Poco a poco fue adquiriendo experiencia y la pasión fue creciendo hasta convertirse en quién es hoy.
Sus fotografías están influenciadas por fotógrafos de moda que abordan las imágenes desde un punto mucho más descarnado y sexual: Nick Knight, Steven Klein y Terry Richardson son inspiración para él. A pesar de tener referentes tan marcados, el Gato siempre impone su propio estilo; es gracias a ese sello personal que, sin importar la técnica que use, la gente reconoce sus imágenes. Por eso cuando se le pregunta sobre las party pics en Colombia, el gato responde “Monopolizo el negocio”.
Más allá de ser o no catalogado como un artista, en sus retratos están presentes elementos de composición como el color, la armonía y la fuerza. Eso sí, los protagonistas siempre serán la energía de la gente, la estructura del espacio, el estado de ánimo y, por supuesto, la música. El nightlife se ha convertido en parte de su vida, una en donde hay espacio para la creatividad y la interpretación de un lugar, por eso entre sus planes está lanzar un libro con sus mejores fotografías.
EXCLAMA: ¿Recuerdas alguna experiencia divertida de tu trabajo?:
Gato: Una vez cogí un taxi y el taxista me preguntó qué hacía. Le conté que tomaba fotos en fiestas y me pregunto si yo era El Gato Fotógrafo. Cuando le dije que sí, me dejó la carrera gratis e incluso me espero para llevarme a otro sitio sin cobrarme un peso.!