Realidad y fotografía. Estas palabras están estrechamente relacionadas, unidas eternamente. Desde sus inicios fue así. La fotografía comenzó como esa necesidad de plasmar lo que el sentido de la vista percibía; lo que muchos observaban día a día y que no era ajeno a nadie. Se trataba de fotografiar hechos, eventos tanto personales como de connotación pública. Todo esto para registro histórico, para recordar aspectos de la vida que no se podían pasar por alto, personas para jamás olvidar, para crear, al final de cuentas, una memoria histórica a veces colectiva y otras un tanto individual.
Con esto, se pensaría que la fotografía se quedó corta pues para algunos, el concepto que se tiene de realidad a veces va más allá de lo visto por todos. La realidad también está unida a los mismos sueños. No de esos sueños en un sentido de expectativas y promesas sino de aquellos que retumban en nuestra mente cuando estamos relajados. Sueños que sacuden nuestra propia realidad. Suena absurdo e ilógico para algunos y más si como ingrediente final agregamos la palabra fotografía.
¿Realidad, sueño y fotografía? Sí, es posible y el fotógrafo estadounidense Nicolas Bruno lo demuestra en sus impactantes fotos. Desde los quince años, Bruno sufre de parálisis de sueño, esa incómoda incapacidad de hacer algún tipo de movimiento mientras se está consciente, pero al mismo tiempo parte del cerebro está en estado inconsciente. En este estado se pueden tener sueños, la mayoría de las veces desagradables e inquietantes que hacen de esta experiencia algo más insoportable.
Para dar un respiro y expresar un poco estás imágenes que tiene durante este estado, Bruno crea unas fotografías que son imposibles no volver a mirar. Son fuertes, esas que sacuden todo tipo de emoción. Impactantes. Parece imposible que este joven de diecinueve años plasme de una manera tan contundente este estado de realidad-sueño. Se creería que para esto se necesitaría una producción de lujo y casi imposible pues los sueños a veces muestran situaciones sin límites.
Sin embargo, este fotógrafo demuestra todo lo contrario y en esto recae también el encanto de sus fotografías. Son sencillas y limpias, sin muchos elementos que mostrar sino el mismo sueño. Ese sueño en una fotografía, una fotografía que se convierte en realidad.
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