Una tienda para chicas con actitud
Durante años las bogotanas tuvimos que padecer el infortunio de no tener dónde comprar ropa que hablara por nosotras, que dijera cosas diferentes a las que decía la ropa de la del lado. Azúcar, Besito de Coco y Tenis claramente no cumplían la cuota y debíamos esperar al shopping vacacional en otras latitudes para adquirir esa prenda única que por primera vez nadie más tendría.
Hoy, para beneficio de todas, Bogotá no sólo tiene a Zara, Mango, Bershka y otros gigantes de la moda, sino que cuenta con un par de boutiques donde la ropa es cuidadosamente seleccionada y uno se puede dar el lujo de ser caprichoso y escoger sólo lo que le dé la gana.
Walking Closet fue quizá una de las primeras tiendas del tipo que abrieron en la ciudad. O por lo menos una de las primeras que empezaron a sonar. Ana María Vargas, su dueña, estudió Diseño de Modas y Tendencias en Australia y en 2008 decidió abrir una tienda que semejara el clóset de una chica con estilo, original y osada. “Un día me di cuenta de que me encantaba metérmele en el clóset a mis amigas porque me antojaba de todo. Me interesó esa sensación de encanto por la ropa ajena y quise recrear esa experiencia en Walking Closet”, dice. La diferencia es que aquí uno puede esculcar, abrir cajones y curosear, pero además se puede llevar las prendas que le gustan a precios que en verdad son módicos para lo exclusivas que son.
Toda la ropa es traída de Nueva York y es escogida cuidadosamente por su dueña. El filtro es: lo que se esté usando en las calles de esa ciudad pero se pueda adaptar a la realidad bogotana. La oferta es entonces una mezcla entre lo básico y prendas más elaboradas, osadas, si se quiere. Por eso, la chica Walking Closet no se puede definir. Es una chica que es ella misma y que disfruta la experiencia de la moda sin buscar el consenso de los demás. Es una chica que se atreve a ponerse cosas que todavía no están en las vitrinas y tiene la actitud para llevar cierto vestido, ciertos zapatos.
Además de ropa, en la tienda hay también accesorios (billeteras, esmaltes, cinturones, carteras), una salita con revistas de moda y una atención muy personalizada. Si uno no sabe qué ponerse para un matrimonio o si tiene la duda de si esta falda la hace ver sílfide o más bien no, pregúntele a las chicas de la tienda. Déjese asesorar y dese una vuelta por el Walking Closet de la ochenta y una. Es probable que no quiera salir de ahí.
Carrera 10 # 80 – 12, Bogotá
Walking Closet