Los espacios para la exhibición de objetos artísticos han ido cambiando conforme pasa el tiempo, desde los gabinetes de curiosidades, hasta las galerías privadas y los museos modernos. Hoy en día existen otros lugares que se alejan de la estructura del cubo blanco y potencian la experiencia visual del espectador, al darle la posibilidad de disfrutar del arte al aire libre bien sea en un parque, jardín botánico o en un corredor público.
Esta es una selección de cinco outdoor museums en donde es posible contemplar un sin número de instalaciones y esculturas de gran formato en armonía con la naturaleza. Desde Brasil hasta Nueva Zelanda, estos lugares son reconocidos por albergar piezas contemporáneas de talla internacional, que, resultan sorprendentes para el visitante una vez descubiertas. Recorra esta lista, afine sus sentidos y planee su próximo viaje:
Instituto Inhotim
Brumadinho, Brasil
El Instituto Inhotim se constituye como el parque de arte contemporáneo al aire libre más grande de América Latina. Su colección alberga uno de los acervos culturales más significativos de Brasil, y se compone en su mayoría de instalaciones y esculturas que dialogan con la riqueza natural del lugar. Con más de 450 obras de artistas locales y extranjeros como Helio Oiticica, Dan Graham, Yayoi Kuzama, Matthew Barney, Adriana Varejão, Olafur Eliasson, entre otros, y una variedad de galerías internas, jardines botánicos y espejos de agua, el recorrido de este espacio está pensado para ser realizado en una visita de hasta tres días.
Inhotim está estructurado como un museo en cuanto a que tiene recorridos específicos que permiten optimizar el tiempo y escoger aquello que interesa. Los atractivos de lugar son el arte y la naturaleza, que, van cambiando a medida que el visitante cruza lagos y se adentra por senderos, colinas y pequeños bosques. Sin duda, este centro de arte es único en su tipo, y vale mucho la pena tenerlo en cuenta al momento de planear un viaje a Brasil.
Gibbs Farm
Auckland, Nueva Zelanda
Gibbs Farm está ubicada en un extenso terreno en Auckland, Nueva Zelanda. La escala de sus colinas y pronunciados valles, ha hecho de este lugar un verdadero reto para los artistas. Las obras se caracterizan por ser instalaciones de sitio específico, razón por la cual dialogan con las condiciones de su entorno inmediato. Después de veinte años, Gibbs Farm ha construido una colección única que incluye el trabajo de artistas de talla internacional como Richard Serra, Anish Kapoor, Leo van den Eijkel, Sol LeWitt, Daniel Buren, entre otros.
Esta pintoresca granja abre sus puertas una vez al mes y requiere cita previa de parte del público general, y las instituciones culturales o educativas. Su recorrido resulta surreal, pues evidencia la relación entre la forma del paisaje y la de la obra, al mismo tiempo que sumerge al espectador en un mundo onírico en donde el objeto contemporáneo depende de la naturaleza y no al contrario. Si entre sus planes está conocer Nueva Zelanda, no olvide incluir Gibbs Farm en su visita.
Bennesse House Mueum
Isla de Naoshima, Japón
El Bennese House Museum está ubicado en la Isla de Naoshima, uno de los destinos de arte mas importantes de Japón y el mundo. Su estructura fue construida con base en el concepto de coexistencia entre la arquitectura, el arte y la naturaleza, por lo que se compone de una serie de galerías internas con diseños novedosos y de un espacio exterior que alberga instalaciones de gran formato. Una vez el espectador llega al puerto principal de la isla, es recibido por la obra Pumpkin de Yayoi Kuzama, una gran calabaza amarilla adornada con sus puntos característicos.
El pacífico recorrido con vista a la costa, está marcado por piezas de Niki de Saint Phalle, Walter de Maria, Shinro Ohtake, y Dan Graham, al igual que de otra calabaza propia de Kuzama. El museo Bennese ofrece estadía para el público, de manera que es posible pasar la noche y dedicar un día más a los otros espacios culturales de la Isla de Naoshima, entre ellos el Chichu Art Museum, en donde hay obras del artista americano James Turrel como Open Sky, que si bien no está en el exterior, busca transportar al espectador hasta al aire libre.
Storm King Art Center
Nueva YorK, Estados Unidos
Storm King Art Center está ubicado a una hora de la ciudad de Nueva York en Hudson Valley y se constituye como uno de los parques de esculturas más reconocidos del mundo. Su colección alberga 100 instalaciones de sitio específico comisionadas por Andy Goldsworthy, Roy Lichtenstein, Dennis Openheim, Barnett Newman, Alexander Calder, Henry Moore, Claes Oldenburg, entre otros artistas.
Si bien existe un contraste entre las piezas modernas y las contemporáneas, la extensión del terreno se presta para que éstas dialoguen únicamente con la naturaleza y no entre sí. Uno de los atractivos del recorrido reside en la belleza del cambio que experimentan las obras debido a las estaciones. Ciertamente esto se convierte en un valor agregado a la visita del espectador, quien puede elegir cuáles piezas desea ver según la temporada del año, más si éstas tienen una relación directa con la naturaleza o dependen de ella.
La cercanía del Storm King Art Center con Nueva York, uno de los centros de arte más importantes de Estados Unidos, hace de éste un importante atractivo turístico para aquellos que están de visita en la Costa Este.
Guggenheim Bilbao
Bilbao, España
El Guggenheim Bilbao está ubicado en Bilbao, España, y forma parte de una línea de museos de arte contemporáneo creados por la Fundación Solomon R. Guggenheim, con sedes en Venecia, Nueva York y Abu Dhabi. El Guggenheim Bilbao cuenta con la escultura Arcos Rojos de Daniel Buren, que ahora forma parte del paisaje del museo y adorna el Puente la Salve, el cual hace parte de su entorno urbano. Esta no es la única instalación de gran formato que dialoga con el espacio exterior del Guggenheim, pues éste se caracteriza por tener una serie de obras al aire libre para el disfrute del espectador.
Un recorrido alrededor de la fachada del museo permite encontrar piezas de Jeff Koons, Louise Bourgeois, Anish Kapoor, Yves Klein, entre otros. Muchas de ellas son permanentes y otras son exhibidas durante cortos periodos de tiempo. Sin embargo, siempre hay alguna instalación que acompaña el camino del visitante a lo largo del río y hasta la entrada del Guggenheim. Estas obras gigantes coexisten en armonía con la llamativa fachada de la institución y con el tiempo se han convertido en sus símbolos visuales.
