La arquitectura traspasa los límites de la simetría. Para los arquitectos avant-garde esta idea es uno de sus pilares, pues con ella, pueden proponer estructuras interesantes y simbólicas que a la vez tienen una excelente utilidad. No obstante, para otros, una construcción extravagante y exótica no tiene sentido pues destruye esa supuesta lógica que debería tener toda edificación. Sea cual sea la posición, es inevitable no decir que la arquitectura es un trabajo de creatividad.
Con esto, arquitectos como el francés Paul le Quernec, tienen claro que una edificación no debe ser para nada aburrida, de hecho, tiene que ser un encanto para todos los sentidos. A parir de esto, Le Quernec construyó en la ciudad de Mulhouse, Francia, un Centro sociocultural llamado Origami el cual hace honor a su nombre pues tiene una apariencia asimétrica y deforme que tiene un sinfín de ventanas, como si fueran ojos vigilando el Centro.
Con espacios amplios y paredes para nada rectas, cada uno de los cuartos y pasillos de este Centro sociocultural esta pintado con colores llamativos y decorado de una manera simple y delicada que destruye esa posible idea de contaminación visual. Una experiencia para todos los sentidos.
Links de interés: Paul Le Quernec
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