Renovación urbana, sostenibilidad, estilo, arquitectura y diseño personalizado. De estas variantes nace el proyecto Ocho 85, el cual fue realizado por el ingeniero civil Nicolás Manrique Camejo y el arquitecto Guillermo Arias quien se encargó de la arquitectura interior de las zonas comunes y de los apartamentos.
Bajo un plan maestro, asegura el ingeniero, es necesario pensar en una renovación urbana que disminuya la presión sobre la tierra en la ciudad de Bogotá; es la única manera que existe para detener la expansión de la ciudad sobre la sabana, lo cual sin duda alguna, reduce costos. Manrique asegura que “las ciudades no se pueden quedar quietas porque el mundo cambia”, es por esto que durante 35 años ha intentado aplicar esto en cada uno de sus proyectos.
Ocho 85 es reflejo de esa idea de renovación, es reflejo de una buena arquitectura que interpreta los cambios que hay en una sociedad y adecua nuevas propuestas de la mejor forma, yendo más allá de la demolición y aprovechando nuevas tecnologías y materiales que sirven para brindar nuevos servicios.
A la calle 85 con carrera octava (lugar donde había tres lotes con distintos usos), se le dio entonces una nueva vida. “Este proyecto nace de la fortuna de encontrar un área de 2.300 metros en esta ubicación. Hicimos un edificio con más servicios para la vivienda, con más espacios verdes y con una calidad que se traduce en diseño, arquitectura, luminosidad y sostenibilidad, es decir, un proyecto duradero porque usa materiales de calidad”.
Son dos torres sueltas, ligeras e iluminadas, rodeadas de entornos verdes que cumple con la función de relacionar el exterior con el interior. Las zonas comunes son versátiles; el salón de reuniones están unidos a una piscina climatizada y a una terraza con zona infantil, barbecue y espacios de ocio con grandes zonas verdes de más de 300 m2, además de un gimnasio con los mejores equipos. Pero Ocho 85 va incluso más allá del entretenimiento. Cuenta también con un lounge diseñado para ser una extensión de las oficinas de los propietarios (un lugar adecuado para atender reuniones con clientes o socios), y como parte esencial del proyecto, está la tecnología, la cual se ve reflejada en un sistema de seguridad impecable (sistema de alarma electrónico por apartamento y para el edificio, con monitoreo central y 65 cámaras con grabación permanente) y paneles centrales de conexiones para instalar cualquier sistema; de sonido, de video, de internet.
Aparte de la calidad, funcionalidad, sostenibilidad y diseño del proyecto, Ocho 85 se caracteriza también por haber sido un proyecto personalizado. Cada propietario pudo definir sobre planos cosas como las dimensiones de las puertas y el tipo de iluminación, un elemento muy clave en los proyectos de Arias, los cuales buscan por medio de la luz, generar distintas atmósferas según cada espacio. Pero además de la iluminación, Arias combina materiales de alta gama y elementos como pisos, el color de la carpintería, los baños, la grifería. El resultado de esto: un lugar hecho a la medida.
Este proyecto y por ende todos quienes lograron consolidarlo, han sabido descifrar muy bien los cambios espaciales y sociales de la ciudad y los han plasmado en este espacio arquitectónico que además de ser una propuesta con una calidad implícita, lleva una marca grabada de sostenibilidad y personalización.
Fotos por Andrés Valbuena