El ser humano siempre ha sentido un placer por el vértigo. Sí. Por estar en los máximos límites de la vida. Milán Kundera alguna vez dijo en su libro La insoportable Levedad del ser que la mayoría de los hombres no soporta la ligereza de la vida y que esta necesita una constante presión de arrebato y prisa.
Pues Carla Liesching, sin duda, ha plasmado en su proyecto The swimmers los límites que constantemente nos estamos imponiendo para sentir la deliciosa sensación del vértigo.
En esta serie de fotografías, la artista sudafricana retrata personas de todo el mundo que, con un traje de baño, simulan estar a punto de saltar, de sobrepasar los bordes que, como dice Liesching, constantemente se borran y se vuelven a definer.
De hecho, para la artista, esto tiene mucho que ver con su generación, la cual constantemente tiene ese desasosiego y por ende, una necesidad por tener límites que los hacen sentir en su hogar.
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