La posición de creador, dicen, es bastante pretenciosa, pero Camilo Villegas parece ser todo lo opuesto a dicha afirmación. A este personaje con pocas ínfulas de grandeza le gusta más pensar que está llevando a cabo una dinámica y un diálogo con las cosas que crea. Juega, se divierte, se pierde, se encuentra, y poco a poco sus creaciones van surgiendo en procesos largos llenos de dedicación. Su trabajo es de comunicación directa con una obra que muchas veces lo sorprende, pues no siempre sabe lo que llegará a ser.
Inició estudiando cine y fotografía en Londres y se enfocó principalmente en la fotografía de estudio. Más adelante hizo un diplomado en diseño gráfico y luego un año de cursos libres en artes. Ha logrado sin duda encontrar y estudiar diferentes cosas aplicables a la disciplina que más lo apasiona: el arte. En el proceso de dos trabajos surgió de manera natural la realización de una actividad para la cual, desde niño, había tenido un talento innato: el dibujo. Y fue el desarrollo de esta actividad lo que lo llevó hacia su primera exposición en la Galería Sextante, una de varias que vendrían más adelante luego de dejar de lado el tema editorial (un mundo en el cual estuvo muy inmerso), para dedicarse de lleno al mundo del arte.
Investigar a profundidad algún tema y desarrollarlo por completo hasta agotarlo es el método que utiliza para llevar a cabo sus muestras. Camilo maneja pastel, óleo, serigrafía; realiza monotipos (estampación gráfica hecha a través de distintos soportes y tintas para la creación de una pieza única y singular) y cuando no es experto en algo, busca a quien sí lo sea; le gusta trabajar con gente. Como buen artista puede durar meses o incluso años metido en un estudio creando, untándose las manos y utilizando diferentes materiales y soportes como lápices, pinceles, papeles, tintas, agua e incluso el celular.
Al igual que prácticamente todos los soportes en el arte, el celular es un elemento muy útil durante el proceso creativo, y es que como él dice: “la tecnología siempre ha sido un motor que ha impulsado el arte”, la tecnología, claro, entendida desde varios puntos de vista. Camilo está constantemente conectado; en sus procesos creativos habla por celular, toma y envía fotografías de la mejor calidad, oye música y envía mensajes con toda tranquilidad, pues tener un celular que resiste el agua, el polvo (entre otras cosas), como el Samsung Galaxy S5, le da la libertad absoluta de poder exponerlo constantemente a los materiales con los que trabaja día a día.
Camilo, sin duda, entiende su trabajo de otra manera, juega con lo que inventa, juega con los conceptos y más allá entender el arte como un trabajo, disfruta cada detalle de la deliciosa experiencia de ser un creador.
EXCLAMA: ¿Qué es lo mejor de ser artista?
Camilo Villegas: Llegar a hacer algo que se puede revisitar. Encontrar siempre nuevas cosas en cada creación es un momento muy reconfortante en el arte (y no pasa siempre). Te separas y te das cuenta que estuviste ahí, que estuviste creándolo, pero al tomar distancia pasas a esa instancia de ser el espectador, sacando así esas otras lecturas a lo que creaste. Pero sobre todo el hacer; lo rico de ser artista es realmente hacer cosas, perderse, el proceso de búsqueda. Ahí es donde uno se siente más cómodo.
¿Existe una relación entre la labor en la que se desempeña y la tecnología?
La tecnología siempre ha sido un motor que ha impulsado el arte. El papel es tecnología, todo es tecnología y ese avance no se puede negar. Negarse el uso de la tecnología en las artes, es ir de para atrás. Me encanta la tecnología. Por ejemplo: los procesos de impresión. Lo que se hace ahora con impresión 3D es fantástico. Se están imprimiendo hasta casas en 3D. Existe también un esféro para dibujar en 3D, y hay otro con un scanner y 3 tintas; escaneas cualquier color y el esféro lo mezcla para que puedas dibujar con ese color. Las posibilidades empiezan a ser maravillosas.
Si pudiera inventarse cualquier cosa funcional (objeto, espacio, utensilio) para desempeñar su labor como artista, ¿que se inventaría?
El tema del holograma siempre me ha fascinado. Que este fuera una realidad y pudiera ser modelado por uno, sería extraordinario. Si pudieras jugar con eso en términos de escultura, me parecería genial. Y eso conectado a una impresora 3D, ¡ni se diga! Y por otro lado, con respecto a la fundición de metales, soplado en vidrio, entre otros, se necesitan unas temperaturas muy altas, toca buscar el espacio adecuado y las cuentas de luz son altísimas al usar trifásicas. Sería ideal lograr encontrar algo que solucione esto, encontrar algo parecido al vidrio, un material con el cual no se necesite tanta energía, ni calor, sino más bien frío. Un material que no necesite una alta temperatura y que tenga la misma fortaleza que puede llegar a tener un metal o un vidrio.
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