La más reciente producción del cineasta argentino Gaspar Noé, Love, fue etiquetada por muchos como una cinta de porno en 3D. Esta opinión simplista no define de ninguna manera el tono del director, pues sus cintas, brutalmente honestas y en muchos sentidos violentas, exploran los límites de la condición humana. Si bien la narrativa de Love se construye a partir de un sin número de escenas de sexo que denotan placer, complicidad, dolor y nostalgia, ésta también habla sobre el peso del tiempo en las relaciones amorosas. Es así como la película desata una serie de recuerdos y sensaciones que permiten vivir la historia de los personajes principales, Murphy y Electra, como una propia.
Sin siquiera haberse estrenado, Love ya había sido vendida como una película transgresora. Esto no resulta extraño, pues las cintas de Noé suelen ser directas y muy crudas, solo basta recordar las escenas de Irreversible, cargadas de rabia, deseo y venganza, y atravesadas por un elemento en común: la violencia. En el caso de Love, y según la crítica, ésta cruza la línea entre el erotismo y la pornografía, lo que la hace ser desafiante y a la vez vacía. Sin embargo, este juicio está sujeto a la forma de ver el sexo, y esto es precisamente lo que el director explora, el tabú presente en las imágenes de placer, y qué mejor forma de hacerlo que a través del desarrollo de una explosiva historia de amor.
La escena inicial define la naturaleza erótica de la cinta: una pareja se masturba mutuamente por un largo rato, sin interrupciones ni cortes de ningún tipo. Lo que sigue después de este plano fijo es un relato construido a partir de los recuerdos de Murphy, que, consumido por los efectos del opio, se sumerge en el pasado y revive su relación con Electra. La historia, aunque sencilla, es pesada, no sólo por las escenas de sexo explícito, sino por el ambiente de fiesta, drogas e infidelidad en el que están inmersos ambos personajes. Lo que comienza como una fantasía, los envuelve en un peligroso triángulo amoroso que consigue alejarlos por completo.
La narrativa está construida por medio de alteraciones cronológicas que no permiten que exista un fin en la historia, de manera que el amor entre Murphy y Electra se presenta como atemporal. Él la sigue amando a pesar de no poder tenerla, y ella, perdida en algún lugar, se convierte en una nostalgia permanente; en aquello que él tanto anhela y no puede alcanzar. El filme captura muy bien la esencia del cambio y el peso que éste tiene en las relaciones interpersonales. No es un secreto que el amor cambia y transforma todo lo que lo estructura; cambian las miradas y los gestos, cambian los acuerdos mutuos y las prioridades, y claro está, cambia la manera de manifestar el deseo.
Love logra retratar la compleja relación entre el sexo y el amor. La inclusión de un tono erótico permite mostrar cómo el primero cambia en función del segundo. Si bien está claro que los personajes se aman, cuando el amor es opacado por la rabia, el desespero y la melancolía, el sexo se torna más doloroso, más oscuro. La cinta es literalmente un retrato del amor al desnudo, una mirada al carácter cotidiano de las relaciones humanas y al difícil acto de amar a alguien con todo lo que esto representa. Sin duda, aquél que no se sienta identificado es porque no ha amado.
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