La creativa y arriesgada chef ukraniana Diana Kasko a sus 28 años ha logrado revolucionar las técnicas de la pastelería sorprendiendo al mundo entero. Se graduó de la escuela de Arquitectura de la Universidad de Jarkov y trabajó 3 años como diseñadora y fotógrafa part-time, mientras al mismo tiempo aprendía técnicas básicas de pastelería, experimentaba con pies y ponqués muy sencillos encontrando en la cocina un tesoro invaluable. Con el paso de los años decidió unir sus dos pasiones: el Diseño y la Pastelería.
Decidió salirse de la norma, así existieran ya millones de moldes a la venta ya hechos, Kasko siguió su instinto creativo y diseñó sus propios moldes, explorando en todas las ramas de su pasado arquitectónico y sus conocimientos en diseño, los cuáles sin lugar a dudas le ayudaron a aplicarlos en su nueva pasión: la pastelería. Su inspiración proviene claramente de sus estudios pasados los cuales quiso llevarlos por un camino más dulce y lleno de ingredientes que alegrarán el paladar de las personas.
Kasko encuentra en la tecnología una herramienta vital para sus creaciones, y utiliza el modelado 3D para crear sus propios moldes de silicona los cuáles son 100% inventados y pensados por ella. La técnica que ha venido desarrollando es: primero modelar sus diseños en 3DMAX, luego imprimir el negativo en una impresora 3D la cuál utiliza después para hacer los moldes de silicona ya terminados.
«En mis creaciones, he utilizado principios de construcción geométrica tales como la triangulación, el diagrama de Voronoi y la biomimética», explica Kasko, ella no quiere imitar ningún otro chef en el mundo, sólo basta con contemplar sus creaciones para diferenciarlas inmediatamente de las convencionales.
Cuando se observa cada uno de los pasteles de Kasko es una experiencia totalmente sensorial, primero un placer visual al mirar cada una de sus creaciones, ¡wow!, son arquitectura pura contemporánea que en ves de construirse en acero o vidrio se componen de gelatina, chocolate o galleta y de ahí el segundo punto, otro ¡wow! al sabor, ya que se combina el dulce tan deseado de la pastelería con la arquitectura y si fusiona los dos en detalle, en definitiva es una explosión de creatividad y sabor extremo.