En medio de un rumor de R&B noventero, surge una niebla de nostalgia que termina por empañar los oídos de quien escuche la música de How to Dress Well.
Texto por Juan David Montes
Desde su primer EP, titulado The Eternal Love, HTDW ancló su estilo en territorios distantes entre los que ha navegado con pericia para extraer elementos que resultan en composiciones donde partes disímiles configuran un todo coherente.
La voz en falsete de Tom Krell –nombre y apellido detrás de HTDW– hace pensar en un eco reverberado de Michael Jackson, sumergido en el entorno minimalista del indie contemporáneo, que sirve como ambiente propicio para el intimismo de sus letras. Con beats constantes, que carecen de aumento progresivo en su frecuencia, no hay tal como un crescendo; pero que no se piense que el de Krell es un sonido predecible, su estética corresponde más a una exploración personal que encuentra su lugar de expresión en la música como medio artístico.
En el 2010 Krell publicó Love Remains, primer LP donde reunió varios de los tracks que ya había subido a su blog, algunos de ellos mejorados en estudio, pero aún con distorsiones dejadas allí a propósito. A pesar de ser un álbum que contiene grabaciones que no fueron previamente planeadas para hacer parte de una misma entrega, emerge una afinidad sonora que ha sido constante hasta su más reciente trabajo discográfico, Total Loss (2012): el uso casi irónico del pop como referente, despojado de estribillos y elevado a un estatus sonoro menos facilista, con el acompañamiento de la voz de Krell que de inmediato connota soul y R&B, todo esto producido muy a lo lo-fi –no tanto por precariedad sino por estilo– para impregnar cada canción de resonancias y ecos que configuran un escenario etéreo.
El sitio oficial de How to Dress Well tiene de fondo de pantalla una imagen de un cuerpo desnudo, que probablemente sea el del propio Krell, pues sus letras exponen de él mucho más de lo que una fotografía podría revelar. La depresión es la tinta de su pluma –hay dos temas titulados Suicide Dream en Love Remains y qué más decir de Total Loss como nombre de álbum–, que escribe en una espiral introspectiva casi devastadora, que llega hasta el centro de sus huesos. En esa espiral se da el permiso de divergir, de escampar un rato, como en & It Was U (de Total Loss) donde el chasquido de dedos y el tiempo rápido de la percusión eleva el espectro de la onda pop sobre cualquier pretensión de nostalgia.
Al saber que Krell además de cantante y productor es también filósofo, no resulta extraño que su música divague entre el R&B y el indie, del beat sintetizado a la ausencia del mismo.
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