Hilma af Klint (1862-1944) es reconocida como una de las pioneras del arte abstracto, aunque su obra permaneció oculta al público durante décadas. En 1906, años antes de que figuras como Kandinsky, Mondrian o Malevich comenzaran a experimentar con la abstracción, af Klint inició la serie «Pinturas para el Templo», un conjunto de obras que reflejan su conexión con fuerzas espirituales. Así, desde una perspectiva única, desarrolló un lenguaje artístico que iba más allá de lo visible, combinando geometría, color y simbolismo para explorar conceptos como la vida, la espiritualidad y la conexión entre lo humano y lo divino. Ahora, el Museo Guggenheim honra su legado con una exposición que destaca tanto su relevancia histórica como su vínculo con las prácticas esotéricas.
Hilma af Klint (1862-1944) is recognized as one of the pioneers of abstract art, although her work remained hidden from the public for decades. In 1906, years before figures like Kandinsky, Mondrian, or Malevich began experimenting with abstraction, af Klint started «The Paintings for the Temple», a series of works reflecting her connection with spiritual forces. From a unique perspective, she developed an artistic language that went beyond the visible, combining geometry, color, and symbolism to explore concepts such as life, spirituality, and the connection between the human and the divine. Now, the Guggenheim Museum honors her legacy with an exhibition highlighting both her historical significance and her ties to esoteric practices.
Nacida en Suecia en 1862, Hilma af Klint mostró desde joven un interés por la ciencia, la religión y el arte. Su formación académica fue extensa y con juicio; primero en la Escuela Técnica, luego en la academia de la pintora Kerstin Cardon y, finalmente, en la Real Academia Sueca de Bellas Artes, en la que se licenció con honores en 1887. Esta última institución contaba desde 1864 con una sección femenina independiente, donde por primera vez las mujeres podían recibir una educación integral centrada en el paisaje, el bodegón y el retrato, incluyendo asimismo el dibujo a partir de modelos del natural. Su práctica estuvo profundamente influenciada por el espiritismo, la teosofía y otras corrientes esotéricas de la época. Af Klint aseguraba que sus composiciones eran el resultado de mensajes que recibía de “los Altos Maestros”, guías espirituales que le indicaban cómo plasmar un conocimiento universal. Este enfoque convirtió su arte en un acto casi ritual, donde la pintura no era solo creación, sino un medio para traducir lo inmaterial al plano físico.
Born in Sweden in 1862, Hilma af Klint showed an early interest in science, religion, and art. Her academic training was extensive and disciplined, starting at the Technical School, then at painter Kerstin Cardon’s academy, and finally at the Royal Swedish Academy of Fine Arts, where she graduated with honors in 1887. Since 1864, this institution had an independent women’s section, allowing women to receive comprehensive education focused on landscape, still life, and portraiture, including life drawing from models. Her practice was deeply influenced by spiritualism, theosophy, and other esoteric movements of the time. Af Klint claimed that her compositions resulted from messages she received from “The High Masters,” spiritual guides who directed her to convey universal knowledge. This approach turned her art into an almost ritualistic act, where painting was not merely creation, but a means to translate the immaterial into the physical realm.
A pesar de su trabajo, af Klint optó por no mostrar sus pinturas al mundo durante su vida, pues creía que el público de su época no estaba preparado para comprenderlas y dejó instrucciones claras de que su obra no debía ser revelada hasta al menos 20 años después de su muerte. Así, fue solo hasta 1986, más de cuatro décadas después de su fallecimiento, cuando su trabajo comenzó a ser exhibido y reconocido en exposiciones internacionales y, actualmente el Guggenheim de Bilbao, presenta una amplia selección de su obra, incluyendo las icónicas “Pinturas para el Templo”, realizadas entre 1906 y 1915. Estas piezas, organizadas en series, despliegan un lenguaje visual único: espirales, círculos, colores vibrantes y motivos florales que simbolizan la evolución espiritual del hombre dado que la artista participaba en sesiones de espiritismo y estaba influenciada por la teosofía y el pensamiento de Rudolf Steiner.
Despite her work, af Klint chose not to show her paintings to the world during her lifetime, believing that the public of her era was not ready to understand them. She left clear instructions that her work should not be revealed until at least 20 years after her death. It was not until 1986, more than four decades after her passing, that her work began to be exhibited and recognized in international exhibitions. Currently, the Guggenheim in Bilbao presents a comprehensive selection of her oeuvre, including the iconic Paintings for the Temple, created between 1906 and 1915. These pieces, organized in series, showcase a unique visual language: spirals, circles, vibrant colors, and floral motifs symbolizing the spiritual evolution of humanity. The artist was deeply influenced by spiritualism, theosophy, and the ideas of Rudolf Steiner.
Las “Pinturas para el Templo”, realizadas entre 1906 y 1915, son un conjunto de 193 pinturas divididas en series como El Gran Diagrama, El Árbol del Conocimiento y Las Diez Mayores. Cada grupo explora conceptos universales como la vida, la muerte, el alma y la evolución espiritual. En estas piezas, af Klint combinó geometría sagrada, formas biomórficas y colores vibrantes para crear un lenguaje visual que simboliza la conexión entre lo humano y lo divino. Por ejemplo, Las Diez Mayores representa el ciclo de la vida, desde la infancia hasta la vejez, mediante espirales, círculos y tonos que transmiten equilibrio y trascendencia. Estas pinturas, según la artista, eran guías espirituales destinadas a un futuro más iluminado.
The Paintings for the Temple, created between 1906 and 1915, consist of 193 works divided into series such as The Great Diagram, The Tree of Knowledge, and The Ten Largest. Each group explores universal concepts like life, death, the soul, and spiritual evolution. In these pieces, af Klint combined sacred geometry, biomorphic shapes, and vibrant colors to craft a visual language symbolizing the connection between the human and the divine. For instance, The Ten Largest represents the cycle of life, from childhood to old age, through spirals, circles, and tones that convey balance and transcendence. According to the artist, these paintings served as spiritual guides for a more enlightened future.
La artista imaginó que estas obras serían exhibidas en un templo diseñado específicamente para ellas, un espacio que conectara la experiencia estética con la contemplación espiritual. Aunque nunca vio realizado este proyecto, el diseño espiral del Museo Guggenheim puede evocar esta idea, haciendo que la exposición actual resuene profundamente con su visión trascendental. El diseño de la exposición resalta la conexión de af Klint con lo esotérico y su interés por representar lo invisible. El propio espacio del Guggenheim, con su estructura espiral diseñada por Frank Lloyd Wright, parece dialogar con el simbolismo de las formas de af Klint, ofreciendo al espectador una experiencia inmersiva que invita a la contemplación.
The artist envisioned these works being displayed in a temple specifically designed for them, a space that would merge aesthetic experience with spiritual contemplation. Although this project was never realized, the spiral design of the Guggenheim Museum evokes this idea, making the current exhibition deeply resonate with her transcendental vision. The exhibition’s design emphasizes af Klint’s connection to the esoteric and her quest to represent the invisible. The Guggenheim’s spiral structure, designed by Frank Lloyd Wright, seems to engage with the symbolism in af Klint’s forms, offering viewers an immersive experience that invites contemplation.
Hilma af Klint murió en 1944 sin haber visto el impacto que su obra tendría en la historia del arte, pero hoy su legado no solo redefine los orígenes de la abstracción, sino que abre un diálogo sobre la relación entre arte, espiritualidad y conocimiento. Así la exposición del Guggenheim es un tributo a su visión única y un recordatorio de cómo el arte puede convertirse en un puente entre lo visible y lo invisible, permitiéndonos explorar dimensiones que trascienden lo material. En este homenaje, af Klint reafirma su lugar como una de las figuras más influyentes e inspiradoras del arte moderno y de nuestros días. La exposición contó con la curaduría de Lucía Agirre, curadora del Museo Guggenheim en colaboración con Tracey R. Bashkoff, Directora Senior de Colecciones y Curator Senior, del Solomon R. Guggenheim Museum, y podrá visitarse hasta el 2 de febrero del 2025.
Hilma af Klint passed away in 1944 without witnessing the impact her work would have on art history. Today, her legacy not only redefines the origins of abstraction but also opens a dialogue on the relationship between art, spirituality, and knowledge. The Guggenheim exhibition serves as a tribute to her unique vision and a reminder of how art can bridge the visible and the invisible, allowing us to explore dimensions that transcend the material. In this homage, af Klint reaffirms her place as one of the most influential and inspiring figures in modern and contemporary art.The exhibition was curated by Lucía Agirre, curator at the Guggenheim Museum, in collaboration with Tracey R. Bashkoff, Senior Director of Collections and Senior Curator at the Solomon R. Guggenheim Museum, and will be on view until February 2, 2025.