Una realidad es que las habilidades e inteligencia humana es un éxito. A través del tiempo se han creado monumentales obras arquitectónicas y de ingeniería (sin mencionar las demás áreas), cambiando incluso las leyes naturales, o desviándolas de su origen. Sin embargo, este éxito depende de la naturaleza.
Bajo esta última frase se basa el trabajo del fotógrafo canadiense Edward Burtynsky (Ontario, 1955), quien a través de su lente revela la realidad de los lugares donde se produce y se genera lo que nos rodea día a día, y en donde termina lo que constantemente usamos, desde patios de reciclaje, canteras, relaves de minas hasta refinerías.
El mensaje del fotógrafo es claro, ver sus imágenes pone al espectador en modo de reflexión e incluso en una posición incómoda. Inevitablemente la naturaleza proporciona los materiales para el consumo; por otro lado, la consecuencia de esto, es el deterioro del planeta ¿Qué es más importante, la satisfacción humana o preservar los recursos naturales?
Burtynsky además de numerosas exposiciones en museos y galerías, también tiene una colección de libros y una serie de películas que se conectan entre sí, de las cuales fue ganador del premio Rogers a la mejor película canadiense. Sus destacadas representaciones fotográficas de paisajes industriales globales se incluyen en las colecciones de más de sesenta museos de todo el mundo, entre los que se incluyen la Galería Nacional de Canadá, el Museo de Arte Moderno y el Museo Guggenheim de Nueva York, el Museo Reina Sofía de Madrid, Tate Modern en Londres, y el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles en California.
Sin lugar a dudas, sus imágenes indagan la huella colectiva que la humanidad, como especie, tiene en la superficie del planeta, llevando a una inspección de los sistemas humanos que se han impuesto en los paisajes naturales.