Hablar sobre la pintura de Gerhard Richter, es hablar sobre la pintura en su más profunda expresión conceptual y formal, es hablar de una “Pintura total”. Nació en Dresde, Alemania en 1932, en una familia de “clase media promedio” como él mismo la llama; su madre tocaba el piano y su padre era maestro. Sin embargo, a finales de los años 30 su padre fue reclutado por el ejército y fue prisionero de guerra hasta la derrota de Alemania en 1945. La relación con su padre y los diferentes problemas familiares durante la guerra hicieron meya en el carácter de Richter; sus tíos cayeron durante los enfrentamientos y una hermana de su padre que padecía problemas mentales murió de hambre en el programa de eutanasia nazi. Todo esto tuvo un efecto en su educación y en su práctica artística, no en vano, fue uno de los primeros artistas que en los años de la postguerra trató temas como el nazismo desde una fuerte e introspectiva reflexión, que se ve reflejada en sus pinturas con cierta base mística.
En declaraciones a Jan-Thorn Prikker, Richter ha recordado varias de las cosas que en su infancia lo habían impactado: “Los soldados alemanes en retirada, los convoyes, los aviones rusos que vuelan a baja altura disparando a los refugiados, las trincheras, las armas tiradas por todas partes, la artillería, los coches averiados. Luego, la invasión de los rusos […] saqueos, violaciones, un enorme campamento donde nosotros, los niños, a veces tomábamos sopa de cebada”.
A los 15 años comenzó a dibujar con regularidad, y en 1947 mientras aún estudiaba quiso tomar clases nocturnas de pintura; su biógrafo Dietmar Elger señala que antes de completar el curso, Richter sintió que había adquirido suficiente habilidad para igualar a sus instructores. A pesar de haber estudiado arte en la Academia de Arte de Dresde decidió postularse en la Staatliche Kunstakademie (Academia de Arte de Düsseldorf), y allí comenzaría sus estudios en 1961 en la clase de Ferdinand Macketanz, y Karl Otto Götz, y donde un personaje como Joseph Beuys sería nombrado como profesor. “Tuve una suerte increíble de encontrar a los amigos adecuados en la Academia: Sigmar Polke, Konrad Fischer y (Blinky) Palermo”.
El interés de Richter por los asuntos de actualidad, la sociedad de consumo, los medios masivos y la cultura popular comenzó a manifestarse en sus pinturas, con ejemplos tempranos que incluyen “Mesa” de 1962, “Fiesta” de 1963, o “Folding Dryer” de 1962, donde representa un recorte de un anuncio de periódico de un tendedero. Estos trabajos fueron el comienzo de la obra profesional de Richter y fue el uso de imágenes fotográficas, algo que antes había sido inconcebible para él y para la pintura académica, lo que marcó su avance fundamental.
En esta primera etapa, Richter se dedicó a explorar la relación entre la imagen fotográfica y la pintura que se convertiría en uno de los pilares de su práctica. Sus trabajos partieron por esos días de una de sus más importantes obras/procesos titulado Atlas, una colección de fotografías, recortes de periódicos y bocetos que el artista fue reuniendo desde mediados de los años sesenta y que se convirtió en un verdadero acervo creativo y de archivo formal.
Sin embargo, durante sus exposiciones estudiantiles se le comenzó a etiquetar a su obra con el calificativo de “Realismo capitalista”, algo de lo que el artista con más experiencia quería separarse. En la década de 1970 su carrera ya estaba mucho más establecida y su reputación internacional había aumentado. Expuso en la Galería Konrad Fischer que estaba mucho más a la vanguardia con el minimalismo, el conceptualismo y el formalismo y que exhibía artistas como Carl Andre, Bruce Nauman, Fred Sandback, On Kawara, Richard Long y Sol LeWitt. Esto proporcionó a Richter un nuevo contexto para su pintura y cuestionar su trabajo de esta manera fue fundamental para evolucionarlo.
En 1971 fue invitado a representar a Alemania en la 36ª Bienal de Venecia. Esto, seguido de su inclusión en Documenta 5, consolidó su reputación como un importante artista contemporáneo. Para la bienal, creó 48 retratos que representan a hombres famosos de los dos siglos anteriores, incluidos científicos, compositores, filósofos y escritores. Usando una escala de grises reducida, las figuras fueron representadas en primer plano, utilizando fotografías de enciclopedia como material de origen y estableciendo una fuerte conexión con las imágenes de archivo al igual que en sus épocas de estudiante.
En 1977 su trabajo vio un gran avance en dos direcciones: en primer lugar, creó dos piezas escultóricas hechas de paneles de vidrio pintados en gris: “Pane of Glass”, y “Double Pane of Glass.” La superficie gris se alteró mediante la intervención del vidrio, o más específicamente, la reflexión, algo que Richter exploraría más a fondo en la década de 1990 y principios del 2000.
Por otra parte, su proyecto “18 de octubre de 1977”, es un ciclo de pinturas relacionadas con el día en que varios miembros de la Facción del Ejército Rojo (RAF), conocidos como el grupo Baader-Meinhof, murieron en prisión, donde sus muertes fueron tratadas como suicidios, aunque sus circunstancias inusuales generaron sospechas de que podrían haber sido asesinados por agentes del estado. Este sería uno de los cuerpos de trabajo más significativos y discutidos de Richter y ahora hacen parte de la colección del MoMA. Sin duda, este trabajo ayudó a lanzar su carrera a la esfera pública más allá del mercado del arte y de las galerías.
A fines de la década de 1980 se encontraba entre los pintores más destacados del mundo. Su primera gran retrospectiva fue en 1986 en el Städtische Kunsthalle Düsseldorf y viajó a Berlín, Berna y Viena, y su representación en las galerías también estaba cambiando con Marian Goodman en Nueva York y Anthony d’Offay en Londres. Por lo mismo, lamentablemente sus obras se han convertido en un objetivo de la especulación financiera y alcanzan valores cada vez más altos en las subastas, pues ha estado en la lista de los pintores vivos más caros durante años.
“Hay una completa falta de proporción entre el valor y la relevancia del arte y estos precios absurdos que se pagan”
Desde una reflexión política y recordando los horrores de la guerra, en su obra “Septiembre” del 2005, muestra las dos torres que fueron atacadas el 11 de septiembre del 2001 contra un cielo azul, pero el punto del impacto ha sido borrado. A través de este gesto, la enormidad y el significado del evento se comparte con los espectadores, al igual que con la serie “18 de octubre de 1977”.
De Gerhard Richter se han curado retrospectivas y exposiciones exitosas en todo el mundo que incluyen Gerhard Richter: Panorama en Londres, Berlín y París; Gerhard Richter: Encuesta en Ecuador, Colombia, Perú y México; y Gerhard Richter: Pintura 1992-2017 en Tokio; junto con exposiciones dedicadas a su Atlas, y a su serie Fotografías pintadas y ediciones. En el año 2002, el MoMA de Nueva York le realizó una importante retrospectiva titulada Cuarenta años de pintura, comisariada por Robert Storr, una gran exposición que contó con 190 de sus mejores obras. En el 2011 se le realizó un completo documental sobre su vida y obra dirigido por Corinna Belz donde se narra la complejidad de su proceso creativo, siendo considerado uno de los artistas vivos más influyentes de nuestro tiempo, participando cada vez más en el diálogo del mundo del arte, discutiendo temas como la importancia de la pintura, su futuro y su propósito.