Escrito por Rocío lago
“En un principio, estaba el cuerpo, la sensación de cuerpo de la mujer y el sentimiento de alegría, porque es tan ligero y libre. Luego estaba la injusticia, tan aguda que la sientes en tu cuerpo, te inmoviliza y dificulta sus movimientos; luego te encuentras como rehén en tu propio cuerpo. Y así, lo utilizas en contra de esta injusticia, movilizando cada célula a favor de la lucha contra el patriarcado y la humillación”. Así define FEMEN su lucha, sobre el patriarcado primeramente y sobre la moda, en segundo plano, como forma actual de esclavitud.
Si esto fuese un verdadero rin, por un lado encontraríamos a la industria de la moda, que es a menudo criticada por mantener los estándares de belleza poco realistas y por perpetuar la noción machista de que la apariencia de una mujer es su activo más valioso. Y por el otro, encontramos a las feministas que promueven el hecho de que realmente no debería importar cómo nos vemos (tendríamos que decidir lo que la feminidad es para nosotros mismos) sin darle importancia a toda una industria que nos dice cómo se visten como mujeres.
Si hacemos un poco de historia, el feminismo como lo conocemos hoy surgió a finales de 1960 y principios de 1970, ya que las mujeres comenzaron a rechazar los roles femeninos tradicionales. Contrariamente a lo que mucha gente piensa, esto no incluye la quema de sostenes en masa, pero si significó que las mujeres comenzaran a examinar críticamente y a rechazar algunos de los incuestionados roles de género. En los años noventa, una «tercera ola» de feminismo surgió, y las mujeres comenzaron a prestar más atención a las intersecciones de sexismo con otros sistemas de opresión, incluyendo el racismo, el clasismo y la homofobia. Como resultado, el feminismo se convirtió en una forma de protesta más inclusiva. ¿Podríamos entonces, estar hablando de FEMEN como la cara visible de una cuarta “ola de feminismo”?
Este grupo activista ucraniano (fundado en 2008 en Kiev) es reconocido por sus diversas protestas contra diferentes personajes o instituciones con sus torsos desnudos como nuevas amazonas; una elección que parece reivindicar a la hembra como cuerpo diferenciado, a lo femenino como simbólico y a las mujeres como realidad individual y social.
FEMEN aparece entonces como un nombre potente –female (hembra y femenino) y women (mujeres)– tan potente como su praxis, ya que un cuerpo desnudo que protesta, constituye un signo de identidad que grita libertad. ¿Es este el mismo feminismo que alguna vez conocimos? Sí y no. Sí, porque lucha por la liberación de las mujeres. No, porque ha dejado de ser un feminismo ‘políticamente correcto’ para transformarse en una praxis radical acorde con los tiempos y las crisis que vivimos. Pero es de entender que en un país donde la posición de la mujer deja mucho que desear y donde los índices de prostitución son muy altos, los medios de protesta sean más radicales y extremistas.
Si bien comenzaron a rebelarse de manera nacional, en los últimos años han expandido sus protestas de forma internacional. Con más de 300 activistas y se han dedicado a irrumpir a modo de performance en diversas actividades que consideran degradantes para la mujer.
Según la página oficial de FEMEN, intervenir durante un desfile en la semana de la moda, no es más ni menos que un símbolo de protesta contra “la explotación perpetua de la industria de la moda, además de los estándares de belleza que esta misma ha erigido. Ciertas mujeres sacrifican su vida y su salud por una industria masculina que busca rentabilizar a las mujeres bajo cualquier método”.
“La moda dicta terror” y “Modelo, no vayas al burdel” son las frases que estas mujeres escribieron en sus torsos desnudos durante el desarrollo del desfile de la colección SS de Nina Ricci 2013. Pero esta no es la primera intervención del grupo ucraniano: a finales de Mayo del mismo años, dos integrantes de la misma agrupación entraron (también contra todo sistema de seguridad) al set donde se grababa el último episodio del reality Germany’s Next Top Model conducido por Heidi Klum. Si retrocedemos aún más, recordaremos que también protagonizaron una protesta fuera del desfile de Versace mientras sostenían carteles con mensajes tales como “Fascismo = moda” “modelo, no vayas al burdel” y “anorexia”, todo esto tipografiado bajo el logo de Versace.
Sus métodos de protesta han sido muy criticados, entre otras cosas porque para muchos resulta contradictorio utilizar los atributos femeninos, que de por sí han encasillado a la mujer como objeto sexual, para pretender generar un cambio en las mentalidades. “Puede que los métodos de FEMEN sean controvertidos, pero hay que tener en cuenta el país en el que han tenido que llevar protesta adelante.” Comenta Kitty Green, quien ha pasado los últimos años filmando el documental “Ukraine is not a brothel” (Ucrania no es un burdel), protagonizado por el grupo FEMEN. Sorpresivamente este documental revela que en realidad el impulsor de este grupo es un hombre, Víctor Sviatski, cuyas intenciones aparecen como ambiguas.
Con este nuevo elemento, FEMEN sigue dando de que hablar a los medios. Y si bien esta noticia no ha hecho más que cuestionar el movimiento y quitarle credibilidad, también destapa la complejidad del origen del mismo, y también prueba cómo la moda continúa siendo el campo de batalla de las luchas de un sistema imperante; donde muchas mujeres también utilizan la moda y el estilo como formas de empoderamiento individual, reivindicando que no tenemos que elegir entre lo uno o lo otro…podemos serlo todo.!
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