Mujer, actriz, modelo. Así se define la venezolana Isabella Santiago.
Entre un mar de personas que sueñan con sobresalir en la industria, Isabella se ha abierto campo con fuerza, hablando solo la verdad, y contando una historia que más personas deberían escuchar: ser trans en Latinoamérica es bastante difícil.
A los 16 años aceptó, después de una época larga de represión y confusión, que no se sentía cómoda con su cuerpo masculino. Un tiempo más tarde se fue de su casa con el propósito de probarle a su madre, que hoy en día es su mejor amiga, que el estereotipo de la mujer trans del que hablan tantas personas se construye a partir de mentiras y miedos.
Luego de su paso por el concurso de belleza Miss International Queen en Tailandia, del que salió ganadora, Isabella viajó por el mundo como modelo para finalmente cumplir su sueño de convertirse en actriz.
Es así como llegó a Colombia para interpretar el papel de Mónica, una mujer trans en la telenovela Nadie me quita lo bailao, y contar una historia que, según ella, es muy común dentro de la sociedad actual, pero que hasta el día de hoy carece de representación.
“En Latinoamérica hay una falta de educación con el tema,” cuenta Isabella, “y utilizan a las mujeres trans para crear rating, polémica o hasta morbo. Pero todavía no hay una ventana de educación como tal y no hay quién se dedique a enseñarle a la sociedad cómo reaccionar frente al tema.”
¿Su solución? “Que se cuenten más historias para que las personas puedan realmente entender lo que está pasando.”
Para Isabella una cosa es que se muestre un personaje en una novela, algo efímero que se olvida rápidamente, y otra cosa es que se construyan verdaderas narrativas.
“Si hay algo constante y de diferentes casos, porque no todos son iguales, las personas pueden realmente entender y aceptar más […] Y no son sólo ventanas para educar a las familias, sino también para educar a las personas mismas que no saben cómo actuar, reaccionar o hablarle a sus padres.”
La vida en Colombia le ha dado a Isabella muchísimas oportunidades de romper con los estereotipos y recibir la confianza de una industria que no perdona fácilmente, pero que lentamente se ha vuelto más receptiva frente a lo que se considera “distinto”. Entre sus estudios, su amor por el teatro, su paso por la televisión y su trabajo como modelo, la venezolana se ha abierto muchas puertas. Una de ellas la llevó a posar para el lente del fotógrafo cartagenero CAMO.
Las fotos con CAMO representan un lado de Isabella que, según ella, está siempre muy presente en su vida. Es una sesión muy natural, muy íntima y femenina, que revela un poco de lo que se considera la feminidad en el contexto actual para una mujer trans como Isabella.
“Para mí o femenino es ser mujer, y yo creo que la mujer nace con la feminidad en los poros. Entonces una mujer femenina es aquella que demuestra su valentía, su carisma, su belleza y todo eso que la hace quien es.”
Y es que todo eso que hace a Isabella quien es es la receta perfecta para lidiar con los extraños casos de discriminación que debe enfrentar. En cuanto a las críticas, porque todavía existen, afirma que ha aprendido a lidiar con ellas y que no le come cuento a nadie:
“Personalmente, yo no tomo en cuenta la opinión de nadie. Si hoy me dio la gana de salir súper maquillada lo hago, le guste o no al otro, piense o no piense lo que quiera. Yo tengo muy claro quién soy: soy una mujer transexual. Y también soy una persona que hoy puede estar sin maquillaje y que mañana puede tener mucho, pero eso no me hace ni más ni menos mujer.”
Fotografía: CAMO
Muse: Isabella Santiago
Makeup: Johana Sepúlveda
Realización: Guille Montiel