Los universos artísticos de Jean-Michel Othoniel oscilan del dibujo a la escultura, de la instalación a la fotografía y de la escritura al performance. Este artista francés es reconocido por su exploración en torno a los materiales maleables como la cera, el hierro y el vidrio. En el año 2000, Othoniel recibió su primera comisión pública para transformar la estación del metro parisino Palais-Royal – Musée du Louvre en Le Kiosque des Noctambules; una caseta construida a partir de esferas de vidrio y aluminio que le otorgó una dimensión artística al área pública de la ciudad. Desde ese entonces, su obra se mueve entre los espacios públicos y las instituciones culturales, pues la naturaleza de cada uno le presenta al artista distintas posibilidades para la exploración de los materiales frente a su entorno inmediato.
Entre sus proyectos más recientes está la exhibición DNA of Love, inaugurada paralelamente en el Palacio de Versalles y en el Karuizawa New Art Museum, y concebida con el objetivo de celebrar el nonagésimo aniversario de la alianza cultural entre Japón y Francia. La muestra se compone de cinco piezas construidas con esferas de vidrio de Murano, una pieza ubicada en el jardín y una serie de acuarelas. Su trabajo con vidrio juega con los reflejos, las luces y la armonía entre los colores del material y el ambiente que alberga a cada escultura, mientras que las obras sobre papel dan cuenta del proceso y el cambio en la mirada del artista; desde cómo percibe el boceto hasta cómo termina construyendo la estructura escultórica.
La belleza de las piezas de Othoniel es innegable, razón por la cual se le encargan muchos trabajos por comisión. Esto ha permitido que su obra forme parte de colecciones privadas y adorne espacios públicos como jardines, torres empresariales y áreas metropolitanas. Durante el 2014, realizó una escultura titulada Kokoro-Ai, la cual hizo parte del trabajo de reestructuración del distrito Toranomon en Tokyo y fue instalada en el piso 52 del edificio Toranomon Hills. Esta pieza con forma de corazón, muy similar a una de las presentadas en DNA of Love, se constituye como la primera posibilidad que el artista tuvo para explorar en torno a la opalescencia del material, pues Othoniel la compuso de una serie de esferas cuyo matiz gradúa del magenta al rosado pálido. En este sentido, Kokono-Ai no sólo recuerda el renacimiento de Tokyo como ciudad y centro urbano sino también el nuevo paso que el artista dio en búsqueda de las posibilidades que el material le ofrece para su producción artística.
Este 12 de mayo, Othoniel entregará al Palacio de Versalles Les Belles Danses, una comisión permanente para sus jardines que promete sorprender al extenso público que visita este lugar cada año. La obra, concebida en conjunto con el paisajista Louis Benech, está compuesta de tres esculturas doradas en forma de fuente que evocan al sol bailando sobre los reflejos del agua. Además de atraer al espectador a un área del Palacio que desde hace años estaba buscando ser reformada: El bosque de las fuentes, la pieza de Othoniel está pensada para darle al visitante del lugar un espacio para conectarse con la naturaleza, el agua y tomar un descanso, sin perder la línea ostentosa e impactante que se mantiene durante todo el recorrido por Versalles.
Sin duda, las piezas de Jean-Michel Othoniel le otorgan un tinte contemporáneo a los espacios públicos, y así, logran convertirlos en museos al aire libre. Por esto, no sorprende que lugares como el Palacio de Versalles estén decorados con ellas, que frescas, bellas e impactantes, redefinen el concepto de escultura y juegan con el posible valor artístico, arquitectónico y plástico que una pieza de arte puede brindarle a un espacio de libre acceso.!
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