¿Cuántas emociones podemos llegar a sentir al estar en presencia de una obra de arte o alguna expresión artística? Cuando una imagen entra por nuestros ojos y no se detiene hasta haber tocado cada fibra de nuestro cuerpo estamos siendo testigos de una obra a resaltar. Muchas veces dichas emociones o sensaciones nacen a partir de elementos como la composición, el color, las formas y las texturas.
Nacido en Ipswich, Jamie Hawkesworth es uno de estos dueños de la imagen capaces de transmitir emociones con solo una fotografía. Sus inicios se dieron de forma orgánica. Su pasión por la fotografía, y más exactamente por la fotografía digital, nació cuando trabajaba como científico forense. Hawkesworth debía retratar diferentes escenas del crimen; entre huellas, rastros, escombros y sangre se dio cuenta de cómo su ojo podía contar infinitas historias, por eso decidió estudiar fotografía.
Observando detenidamente lo que ha sido el trabajo de este fotógrafo inglés, saltan a la vista varios factores en común que dan cierta unidad y conforman un sello personal. Desde los colores utilizados en la imagen, hasta la composición de la misma, hace que sintamos de cierta forma calma y sentimientos puros. La suavidad y ternura parecen ser protagonistas cuando vemos tonos pasteles y rostros limpios en su portafolio de imágenes, pequeños detalles que hacen de éstas un sueño en el que caemos cuando dormimos por horas en total comodidad.
Otro de los factores en común que encontramos en su trabajo tiene que ver con que los sujetos fotografiados sean personas jóvenes. ¿Existe por parte del fotógrafo (o mejor aún, de la sociedad) una obsesión con la juventud? La respuesta es simple. Siguiendo el consejo que un amigo le dijo en alguna ocasión “Siempre produce trabajo que sea relevante al tiempo en el que vivimos ahora”, Jamie encuentra en las personas jóvenes naturalidad y una representación del presente, pues un adolescente no tiene arrugas que hablan del pasado, ni presagios en forma de dientes de leche para hablar del futuro.
A través de la belleza que descubrió en las pieles jóvenes en foto reportajes, descubrió también la belleza en el mundo de la moda; gracias a esto ha trabajado de la mano de revistas como Vogue y Dazed and Confused. Hawkesworth intenta siempre llegar a lugares donde nunca ha ido antes, ya que ahí encuentra ese elemento de incertidumbre que decora sus retratos y que les da un toque especial.
Ya sea por medio de un carro de un supermercado o una campaña publicitaria para LOEWE, Jamie Hawkesworth es capaz de contar historias sin decir una sola palabra, de llenarnos con sentimientos de amor y ternura o, simplemente, de alabar la belleza con un toque de nostalgia.
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