Es toda una delicia encontrarse con propuestas para la industria cultural que apuesten a cambiar los paradigmas laborales y creativos de Colombia. Es todo un placer encontrar personas que aporten otros adjetivos a la palabra trabajo tales como pasión, tranquilidad, buen servicio y trabajo en equipo. Es toda una experiencia sentarse a tomar un café con la cabeza detrás del estudio de diseño El Monocromo y el creador de Too Cool For School (una marca de blazers y abrigos que propone un servicio que rompe con la relación vertical que existe entre el diseñador y el cliente).
En medio de la tarde, con un clima clásico de Bogotá, Juan Pablo Mejía y Simón Martelo, cabezas de los proyectos, nos contaron sobre estos, que claro, trabajan de la mano. Entre risas y anécdotas hicieron de la conversación un asunto ameno. Son tranquilos, amables, apasionados y totalmente organizados en lo que hacen; de lejos reflejan el cariño y la dedicación por sus trabajos: el diseño y la sastrería.
Estos dos no han seguido los parámetros convencionales. Creen que no deben guiarse por un manual rígido de diseño y mercado del cual no se puedan mover. Tienen la libertad de opinar y de trabajar seriamente, siempre con diversión y amor. Y es obvio que su trabajo no es monótono, todos los días hay resultados y proyectos diferentes. De hecho, sus propuestas son espacios e identidades muy abiertas que dan la bienvenida a diferentes colaboradores que aportan ideas tanto de ilustración, tipografía y fotografía.
Intercambiando unas cuantas carcajadas con Simón. Juan Pablo explicó que desde conoció a Simón en la Galería Casa Reigner, su trabajo con él, le ha permitido explorar muchas cosas de su estudio de diseño. Además, tanto estudio como sastrería han podido sobrellevar grandes retos como lo es el diseño de unas caja.
Aun con varios retos por delante, no cabe duda que eel estudio de diseño El Monocromo y la sastrería Too Cool For School tienen muchos proyectos por explorar. Son propuestas creativas que ponen a pensar cómo se está moviendo la industria cultural en Colombia. Bogotá está teniendo mucho foco, y a estas ideas, hay que ponerles los ojos encima.
EXCLAMA: ¿Quiénes son Juan Pablo Mejía y Simón Martelo?
Juan Pablo Mejía: Estudié Diseño con énfasis en comunicación. Siempre estuve interesado en la relación de ambos campos; de ellos siempre pueden salir buenas ideas.
Simón Martelo: Estudié Fashion Business en Milán y terminé en Paris gracias a una transferencia. Siempre he estado interesado en el diseño y la sastrería.
¿Qué es El Monocromo y Too Cool For School?
Juan Pablo Mejía: La idea surgió hace cinco años cuando no quería pasar otras vacaciones en Manizales. Desde hace rato tenía varias ideas en común con un amigo y ambos queríamos empezar a trabajar. Pero en sí, El Monocromo se consolidó cuando estaba cursando trabajo de grado y quería entender el diseño de comunicación a través de proyectos, aterrizar algo tan abierto; en parte El Monocromo fue mi tesis y su primer cliente fue el artista Esteman.
Simón Martelo: Desde mi estadía en Milán siempre quise tener una sastrería y diseñar chaquetas y abrigos para hombres, pero dejando a un lado los paradigmas clásicos de mercadeo; quería ser libre en ese aspecto y no tener límites al tener un concepto del todo delimitado. Too Cool For School es Too Cool For School, no tiene una idea o significado fijo. Todo puede suceder.
Según ustedes, ¿cómo debe ser la relación con los cliente?
Simón Martelo: Ante todo el cliente se debe sentir cómodo. En Too Cool For School, la idea no es hacer una imitación de una chaqueta o abrigo de cierta marca, sino por el contrario, hacer lo que el cliente desea, reflejar su personalidad a partir de detalles como los botones o el forro y que él tome las decisiones; claramente estas estarán guiadas por mí, pero lo que aquí vale es el cliente, que sepa que hay una comunicación excelente y que esto es un trabajo conjunto.
Juan Pablo Mejía: La idea es que haya una conversación entre el cliente y nosotros. Por ejemplo, Too Cool ha sido cliente de El Monocromo y, sin duda, ha sido una experiencia increíble porque hay una retroalimentación mutua en aspectos como el diseño del catálogo de las chaquetas o la tipografía. Es importante sentarte con el cliente, saber su vida, sus intereses, sus gustos y sus frenos. Así empieza un proyecto conjunto y con la organización adecuada. De hecho, con Simón constantemente nos mandamos, información libros, ideas y demás para así darnos cuerda.
¿Cómo fue el trabajo del impecable diseño de cajas?
Simón Martelo: Juan Pablo y yo queríamos un empaque muy grande porque las chaquetas son de gran tamaño y la idea no era que las chaquetas se aplastaran. Tuvimos que experimentar mucho para lograr lo deseado; terminamos haciéndolo en screen.
Juan Pablo Mejía: Sí, el diseño de las cajas fue todo un reto. Nos ayudó mucho tener varias conversaciones y experimentar para llegar al punto que queríamos.
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