*Edificio Buraglia
Recorrer los proyectos arquitectónicos de Bruno Violi es encontrarse con múltiples posibilidades espaciales que detonan intenciones experienciales, donde la simetría, planimetría y el volumen dialogan perfectamente mediante una delgada línea estética.
De raíces escultóricas, Violi (Milán 1909 – Bogotá 1971) se formó como arquitecto en la Escuela Superior de Arquitectura de Roma hasta 1934. Tras varios años de concepción primaria en Italia y Francia, llegó a Colombia en 1939 por invitación del presidente de la época Eduardo Santos y antes de proclamarse la Segunda Guerra Mundial.
*Edificio Quintana
*Edificio Manuel Murillo Toro
A partir de una tirante expresividad, lograda por su incursión en el dibujo, la obra del italiano se consagra como una de la precursoras de la arquitectura moderna en Colombia. La conmoción de su perspectiva define la esencia estructural de sus proyectos, la cual conlleva a una evocación monumental para constatar construcciones contenedoras del tiempo.
*Edificio El Tiempo
Solo imaginar los detalles de complexión del edificio El Tiempo (Avenida Jiménez con carrera 7), el edificio Manuel Murillo Toro diseñado por Hernando González Varona, Santiago de la Mora y en 1940 Bruno Violi se encargó de la revisión del diseño por instrucciones del presidente Eduardo Santos (carrera 7 entre calles 12 y 12B), la antigua sede de Volkswagen (calle 26 – hoy en día Colsubsidio), el edificio Buraglia (carrera 7 con calle 34), la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional, el edificio Quintana (calle 12 con carrera 7) y el edificio Las Terrazas (carrera 2ª con calle 70A), en Bogotá, es comprender como su línea vanguardista se apropió de los años 40 y 50 del siglo XX en el país.
*Facultad de Ingeniería – Universidad Nacional
La poética de Violi se manifiesta en la correlación entre luz y sombra, como principios proyectuales; la duplicidad existente entre realidad y ficción, y la rivalidad constante entre tiempo y espacio. Este versus tripartito revela un testimonio particular: la aleación de distintas temporalidades en un contexto común.
Reconocidos maestros como Rogelio Salmona, Guillermo Bermúdez y Fernando Martínez Sanabria hicieron parte de la doctrina que Violi instruyó. Sus hipótesis demarcaron una exploración por no reinterpretar la belleza sino por entender la paradoja de como un aspecto posible convive con uno imposible, en un plano representativo.
*Antigua sede de Volkswagen
No cabe duda que el legado de Violi es un reflejo de como la arquitectura desdibuja una cronología mientras distorsiona continuamente la forma. Bajo un funcionalismo racional de superar un ‘todo’, sus proyectos se aclaman como referentes solemnes en la historia del arte nacional cada día que pasa.