Quebrada del Congo, Sierra Nevada de Santa Marta
Federico Pardo unió su amor por la biología y por los medios audiovisuales en una misma expresión, es hoy un exitoso camarógrafo y fotógrafo de naturaleza, creador de Trópico Media, empresa dedicada a contar historias a través de documentales; lo es también para National Geographic, con quienes realiza expediciones anuales en las que enseña a estudiantes de colegio lo cual lo ha llevado a descubrir en el camino, otra pasión, la enseñanza, que le ha traído muchas satisfacciones. La fotografía comenzó cuando empezó a estudiar biología en la Universidad de los Andes: Pardo tomaba fotos de todas las salidas de campo que realizaba, fue así como arrancó el camino que le ha permitido vivir su sueño.
La pasión con la que transmite sus historias, ideas y conocimientos, es evidente y casi contagiosa, como lo es el amor por su trabajo, que a pesar de ser difícil, como él mismo dice, lo hace absolutamente feliz:
«Soy más de río y de selva, en la selva me siento de verdad pleno, y pues a mí me pagan por ir a que me coman los mosquitos y me coman las garrapatas».
Monos Araña albinos, Magdalena Medio
EXCLAMA: Es fácil darse cuenta de que tanto la biología, como los medios audiovisuales son pasiones con las que se encuentra muy comprometido; pero fue biología, la carrera con la que decidió comenzar ¿Se imaginó alguna vez que iba a dedicarse a fusionar las dos? ¿o pensó alguna vez en dedicarse solo a la investigación?
Federico Pardo: Cuando arranqué biología, aunque ya tomaba fotos, no tenía claro que iba a terminar en esto. A mí me encantaba y amaba, amo, la biología, y obviamente con todas las salidas de campo y los bichos y las ranas, me la pasaba con mi cámara tomándole foto a todo. Ya hacia el final había temas que me gustaban mucho en investigación, el tema del color en frutos y el comportamiento animal relacionado con el color de los frutos. Entonces, decidí usar la fotografía como método de investigación. Yo lo que quería era estudiar y conocer los bichos y tomarles fotos y hacer expediciones; muy por el lado romántico de la biología. También gracias a varios viajes que hice, conocí la otra cara de Colombia. Empecé a conocer gente que no conocía: esa Colombia olvidada.
Estuve en el Vaupés, en los llanos, en el Chocó; así empecé a darme cuenta de que uno como biólogo tiene este mundo idealizado, completamente ajeno, unidisciplinario, por decirlo de alguna manera; entonces me di cuenta que hay una brecha muy grande entre los científicos y las demás personas. Fue en este momento que supe, que lo que quería era acortarla y comunicar ciencia, hacer documentales, compartir esta pasión que tengo para que la gente se apasione por esto: tener un impacto fuerte en las personas.
Monos Araña, Magdalena Medio
E: ¿Cuál diría usted que es el objetivo final de sus trabajos?
FP: Tratar de traducir la ciencia a historias entretenidas para generar un impacto.
E: En las expediciones en las cuales ha trabajado, por sus amplios conocimientos en el área, ¿se involucra en la parte investigativa o se dedica solamente a la parte estética y visual?
FP: Sí claro. De la investigación es de donde sale la historia. No solo la investigación del sujeto o del tema en cuestión, sino también todo lo que se ha hecho alrededor de este tema. El tipo de narrativas que se han usado, por ejemplo, es súper importante de analizar, para no hacer cosas que ya se hayan hecho. Yo hago todo, desde Investigación, desarrollo, pre-producción y post-producción. En realidad el documental es una disciplina que permite hacer todo.
E: ¿Qué lo mueve a realizar este tipo de documentales?, ¿el amor por el medio o el amor por la biología?
FP: El amor por la naturaleza y por contar estas historias fascinantes que a uno como biólogo lo mueven y lo apasionan, como la de los micos albinos. Digamos que el documental es una disculpa para ir a conocer estos bichos y poderlos compartir con la gente. Obviamente la pasión por el medio no se queda atrás, porque muchas veces cuando uno se encuentra contenidos, siempre está pensando en cómo documentarlo y transmitirlo, lo que me pasó por ejemplo con Armero: Llegué allá, iba de paso por ahí, lo vi un par de horas y dije “Tengo que venir a tomarle fotos”.
E: ¿De qué se trata el proyecto de las fotos de animales sobre fondos blancos?
FP: En las expediciones que trabajo, capturamos los bichos con ayuda de los investigadores, los pongo en un estudio portátil, los ilumino y les tomo las fotos. Muchas personas lo critican porque dicen que los animales no están en su ambiente, que se estresan; todo esto es debatible. A mí personalmente, y por eso lo estoy haciendo, me parece que es una nueva forma de mostrar la naturaleza, una mucho más visual y mucho más impactante, y además, estas fotos estilizadas de los bichos, pueden usarse creativamente para muchos fines. Esto empecé a hacerlo cuando estuve en Mozambique con el Field Museum de Chicago y donde conocí a Joel Sartore, un fotógrafo de National Geographic. Después continué haciéndolo acá. Esa es la apuesta, que por un lado sirva la foto como documento descriptivo de la especie, pero que también tenga una estética que aumente el impacto para comunicación.
E: Buscar el momento y hacerse parte del entorno son algunas de las cosas importantes a tener en cuenta a la hora de documentar la realidad. ¿Qué otras cosas considera usted importantes?
FP: Uno se vuelve un seductor, tanto de animales como de humanos. Porque para los animales, por un lado, la presencia humana es contraproducente, los aleja, los ahuyenta. Se debe tener mucho tacto y saber seducirlos para que el animal trabaje contigo, eso sí lo has capturado. Si es un animal silvestre, como los micos, debes saber volverte parte del entorno. Con los humanos las cámaras son barreras. Una cámara cohíbe a la persona, y más cuando se tratan temas difíciles; incluso la ciencia a veces puede ser difícil. Uno se tiene que volver un seductor y saber cómo persuadirlos para que te ayuden a realizar tú proyecto; es importante generar esa confianza y acabar con esas barreras.
E: ¿Qué le dejan tantos viajes?
FP: Por un lado me dejan todas esas experiencias y vivencias personales, que son mías y que se van a quedar conmigo y en mi memoria para siempre. La satisfacción personal por esas experiencias de vida que dejaran memorias imborrables. Ahora en Bolivia hice un documental de arquitectura; estuvimos en un lugar increíble, una ciudad en las afueras de La Paz que se llama El Alto, haciendo un documental de unos edificios bien extravagantes que construyó el arquitecto Fredy Mammani; el poder ir a hablar con él, filmarlo y tener acceso de primera mano a esa historia es una vivencia que será difícil de olvidar. Por otro lado exponerse tanto a otros sistemas, le permite a uno abstraerse un poco y entender que es Colombia, qué papel juega dentro de la sociedad mundial, entender muchas cosas acerca de las problemáticas sociales y verlas de otras maneras, lo cual te abre mucho la perspectiva de lo que es y lo que representa Colombia en el mundo.
E: Por su trabajo con National Geographic ha tenido que aprender a enseñar y a transmitir, ¿cómo le va con eso?
FP: Me encanta enseñar, creo que es un deber que todos tenemos. Compartir conocimiento y una visión de vida se me ha vuelto otra pasión, porque al final los estudiantes que uno tiene hasta cierto punto sienten una afinidad por el estilo de vida que uno lleva y el trabajo que uno hace, y poder compartir esto e inspirar y guiar es bien gratificante. Ver que los estudiantes con los que uno ha trabajado hoy en día están triunfando y haberles ayudado; haberle dado la mano a personas que están en el mismo punto en el que estaba yo hace diez años, así como muchas personas me ayudaron a mí. Poder devolver eso es muy gratificante.
E: ¿Cuál es la foto que más complicada de tomar que recuerde?
FP: Los vampiros. Tomarle fotos a los vampiros es bien complicado. En varias de las expediciones con el Instituto Humboldt capturamos vampiros como parte de la investigación y estos bichos, además de alimentarse de sangre, son súper inteligentes y tienen unos sensores que les permite «ver» donde está uno. Pareciera que están «conscientes» de todo el proceso de manipulación para tomarles fotos en el estudio. Hubo un par de ocasiones en las que los vampiros saltaban y se me botaban a la cara, era como tener a un niño de 10 años con mucha rabia y con ganas de morderlo a uno. Afortunadamente todo el trabajo lo hacemos con guantes y dentro del estudio para evitar que ellos o nosotros terminemos maltratados. En todo el proceso hay que tener mucho tacto y paciencia pues sus alas son bastante frágiles. Entonces sí, fotografiar vampiros ha sido una de las experiencias en las que más adrenalina he sentido.
Montes de María, Sucre
E: De los lugares en los que ha estado, ¿cuáles le han parecido más impresionantes?
FP: Islandia, porque los paisajes son demasiado surreales. En mi opinión, la tierra en Islandia es un experimento biológico que dificulta entender lo que está pasando allí. El tamaño de las cascadas, el tamaño del país, los paisajes, la cultura que es bien difícil de percibir; en general es un escenario muy surreal. Allá uno llega a los pueblitos y todo está como si no se hubiera despertado. También diría que el río Apaporis; es una selva espectacular, es un río de agua negra entonces es un espejo donde se refleja el bosque, es alucinante.
E: Muchos opinan que las nuevas tecnologías le han facilitado, de cierta manera, el camino a muchos fotógrafos, ¿qué opina de esto?
FP: Hay una democratización de las herramientas para producir contenidos, millones de cámaras, entonces hay un acceso a la tecnología mucho más grande. Por otro lado también hay acceso a miles de plataformas de distribución, que están haciendo que haya un flujo de productos audiovisuales inmensos. Pero, por el contrario, creo que esto complica un poco más el camino porque nos hace mucho más exigentes, nos hace investigar más, poner mucha más atención a la estética, al contenido y por supuesto al resultado final. Hoy en día hay que tener algo diferente al común, entonces es ponerse al nivel de los grandes, diferenciarnos.
Paquiló, Cundinamarca
E: ¿Cuál es su diferencial?
FP: Ser buen camarógrafo y fotógrafo; poder cargar muchos kilos de equipo por muchas horas, sudando, en sitios inaccesibles. Entiendo además el comportamiento de los animales y entrego siempre productos de buena calidad.
E: Por último, ¿contempla la posibilidad de cambiar su estilo de fotografía?
FP: Pues uno evoluciona. Me han conocido y mi fuerte es la fotografía natural, no he explorado otros tipos de fotografías, pero si quiero evolucionar y cambiar. Actualmente hago las fotos del almacén de mi mamá que es de chocolates también. He hecho fotografía documental y algunas cosas de moda, muy pocas, pero sí.
Sígalo en IG: Federico Pardo