Qué se iba a imaginar David Teniers el Joven, quien fundó en 1663 La Real Academia de Bellas Artes de Amberes, que después de 350 años las bellas artes de esta academia incluirían la joyería, la fotografía y el diseño de modas, y que de este último salieran de esta escuela personajes igual de importantes, hoy en día, a Van Gogh (alumno en 1885): Haider Ackermann, Martin Margiela, Dries Van Noten o Peter Pilotto.
En Amberes, ciudad de Bélgica situada al norte del país, con casi la mitad de habitantes que tiene Cartagena, se encuentra la Academia de moda de Amberes, dentro de The Royal Academy of Fine Arts Antwerp a 40 minutos de Bruselas. Este “fashion paradise” en palabras de Van Noten, tiene dos niveles: en el de abajo se encuentra la academia propiamente y en el de arriba un museo donde se exhiben colecciones o exposiciones.
Pero es un paraíso que también tiene su truco: “La primera cosa que aprendí fue a no dormir”, explica un alumno de último año. Para la academia su método de enseñanza es exigir a los alumnos encontrar una voz propia, así como la escuela está descentralizada de las capitales habituales de la moda, la lucha de este lugar es en contra de la tradición y las grandes marcas, y así la creación de identidades fuertes.
El estilo de un diseñador de esta escuela es cercano al performance, a la teatralidad. La filosofía experimental en la que el diseñador “tiene un interés sin límites en lo desconocido y en lo nuevo” exige llevar la creatividad al límite. En los desfiles finales de la escuela no es extraño que las modelos lleven prendas hechas en cartón, papel tornasolado y rollos de fotografías.
Sin embargo lo que diferencia a la academia es que a pesar de ofrecer cierto libertinaje conceptual, los estudiantes deben estar habituados a hacerlo con calidad y precisión. Marina Yee les dice a los estudiantes de 2013 en el desfile de despedida: “Sigan su visión y sus sueños, pero de cuando en cuando ustedes van a necesitar salir de ellos y tener una visión objetiva de lo que ustedes están haciendo. El proceso creativo es un vórtice por el cual ustedes fácilmente pueden ser absorbidos”.
Marina Yee además de ser profesora de la Real Academia, es parte del grupo que llevo a Bélgica a posicionarse como una de las ciudades más importantes para la industria de la moda: Los seis de Amberes. Este grupo de 6 diseñadores belgas viajaron en el 86 a Londres para dar a conocer su concepto de la moda. De este grupo hacen parte: Walter Van Beirendonck, el actual director de la carrera, que en su estilo se diferencia por una fuerte influencia gráfica tipográfica con statements como “lust never sleeps” o “dream the world awake”. Después está Dirk Van Saene, quien se ha destacado por una originalidad deconstructiva. Dries Van Noten también hace parte de esta generación, es un apasionado por las telas y por eso considera que la única posibilidad de hacer ropa es a mano; es el favorito de celebridades como Cate Blanchett, Maggie Gyllenhaal o Kate Lamphear. La siguiente es Ann Demeulemeester para quien su leitmotiv es el resultado de la unión de la moda y el arte, y finalmente Dirk Bikkembergs, quien se ha centrado muchas veces en el deporte lo que lo ha llevado a ser el primer diseñador de modas en presentar una colección en el estadio del Fútbol Club Barcelona.
Ante estos predecesores la exigencia se volvió mucho más alta en la academia, siendo los últimos diseñadores reconocidos mundialmente: Martin Margiela, considerado el séptimo de los Seis de Amberes, y Haider Ackermann, el nómada del diseño de modas, para quien el diseño de modas es casi como la poesía: “algunos diseñadores tienen ítems, yo tengo emociones».
Por Valentina Sequeda.