Actualmente, la enfermedad del VIH sigue siendo vista como un tabú por muchas personas en el mundo, a pesar de todos los avances médicos que se han tenido en los últimos años. Las mujeres representan a más de la mitad de las personas que viven con esta enfermedad en el mundo, siendo las vulnerabilidades sociales y económicas la principal causas de esto.
Nuevos productos han sido creados para prevenir el contagio del VIH, de los cuales se destacan los microbicidas, unas píldoras que las mujeres pueden usar para protegerse contra esta infección. CONRAD, una organización global sin fines de lucro especializada en la salud reproductiva de las mujeres, ha dedicado todo sus esfuerzos en los últimos diez años para desarrollar estos microbicidas de última generación, proveyendo a mujeres de bajos recursos en regiones como Sudáfrica. Pero después de la primera prueba, se dieron cuenta de que las mujeres no los utilizaban, todo esto debido al estigma que tiene la enfermedad. Aunque el propósito era la prevención, la mera asociación del microbicida con el VIH fue suficiente para generar evitación y resistencia. Las mujeres optaron por distanciarse del estigma en lugar de protegerse.
Después de obtener aquellos resultados, CONRAD recurrió a IDEO, una reconocida firma de diseño y consultoría, para que los ayudaran a crear una experiencia que ayudara a las mujeres a usar sus productos de prevención del VIH. Juntos crearon el Proyecto EMOTION, el cual requirió un esfuerzo de varios años para diseñar y probar un enfoque radicalmente nuevo para aumentar la demanda de estos productos preventivos.
Uno de sus principales objetivos fue que todo el diseño fuera human-centerd, lo cual lograron realizando un exhaustivo trabajo de campo en donde se reunieron con grupos de mujeres jóvenes y mayores, madres y parejas masculinas, además de médicos y enfermeras para que contaran como veían la enfermedad y el producto. Aprendieron que las mujeres no querían ser vistas como enfermas y que al mismo tiempo temían a las reacciones que podían tener sus parejas si sabían que se estaban protegiendo.
Con toda la información que recolectaron, IDEO centro sus esfuerzos en crear dos direcciones de diseño para los empaques de los microbicidas: La primera tenía un enfoque limpio, como un producto de bienestar; y la otra contaba con un diseño mucho más vibrante y llamativo, más como una marca de maquillaje y menos como una medicina.
Al mostrarles estas dos propuestas a las mujeres, fue sorprendente descubrir que la mayoría de ellas se inclinaba más por la que parecía un accesorio de moda o cosmético cotidiano. Paradójicamente resultó que la mejor manera de ser discreto sobre la prevención del VIH era ser visualmente audaz y adoptar la estética mucho más llamativa que se volviera en gran medida invisible para los hombres, pero deseable para las mujeres.