Por Juan Ricardo Rincón
EXCLAMA visitó a Ricardo Scofidio en su oficina de Nueva York para hablar de cine, arte y arquitectura. Pero sobretodo para descifrar qué hay detrás de los proyectos de esta práctica, que parece activar todo lo que toca; a veces por medio de parques elevados en un riel, otras por edificios hechos de niebla. El éxito de DS+R no es en vano. La firma fundada por Elizabeth Diller y Ricardo Scofidio en 1979 (Charles Renfro, socio en 2004) ha logrado además de plantear un universo artístico a través de la arquitectura, redefinir el panorama arquitectónico actual por medio de una carga conceptual que asume los riesgos de quien no teme a perder. No es sorpresa que por esta razón sean los arquitectos predilectos del contexto arquitectónico más improbable en el mundo: Manhattan.
Hishhorn Museum,(expanción museo) Washington D.C, 2013
JUAN RICARDO RINCÓN: Hablemos de America Latina, ¿cómo ve esta parte del mundo?
RICARDO SCOFIDIO: No hemos estado muy involucrados en América del Sur. Participamos en el concurso para el centro de convenciones en Bogotá, en el que parece que fuimos demasiado dramáticos con nuestra presentación. Ahora estamos haciendo el Museo de la Imagen y del Sonido en Brasil, y tenemos relación con Chile a través del artista Alfredo Jaar. Los sudamericanos se involucran con tenacidad en aras de que las cosas pasen, esto es muy interesante. Desafortunadamente estados Unidos parece haber ignorado todo lo que está al Sur de Texas, esto es realmente decepcionante.
Hishhorn Museum,(expanción museo) Washington D.C, 2013
Hablemos del Museo de la Imagen y del Sonido en Río de Janeiro, ¿cómo es la experiencia de trabajar en un contexto tan particular como Copacabana?
¡Increíble! Para nosotros Copacabana es el único lugar verdaderamente democrático de Brasil; una vez estás en traje de baño, todo el mundo es igual. En el frente tienes edificios altos para gente muy rica, y en la parte posterior hacia las montañas, tienes las favelas. En esta yuxtaposición de los muy ricos y los muy pobres, la playa se convierte en un “terreno común”. Esto nos llevó a pensar que el museo debía venir de la playa, para que así el edificio fuera disponible para todos. De ahí surge la idea de plegar el andén y permitir que las personas circulen por la fachada del edificio hasta el techo. Funciona en el marco de pensar el proyecto del exterior al interior.
¿Será esta creación de «terrenos en común» lo que vincula proyectos tan radicalmente opuestos como Río de Janeiro y el Highline?
Hasta cierto punto, sí. Tiene que ver con el uso del espacio público. Lo interesante del Highline es que normalmente los parques se utilizan como un espacio para escapar de la ciudad. Por ejemplo, el Central Park de Nueva York, es un lugar donde se devolvió la naturaleza con el propósito de esconder la ciudad. El Highline, es un parque donde se va a disfrutar de la ciudad; no se puede escapar de esta. La ciudad se revela de una manera muy fuerte. Así, tanto el museo en Río de Janeiro como el Highline tienen que ver con el espacio público, la visualización de la ciudad, y lo teatral de observar a la gente y ser observado.
DS+R está asociada a la idea de firma de arquitectura multidisciplinaría. En este sentido, ¿quiénes han influenciado su línea de trabajo?
Elizabeth tiene formación en arte y fotografía, y yo vengo de una en música y arte. Cuando empezamos a trabajar como arquitectos, odiábamos la profesión, pero nos encantaba la disciplina. Siempre hemos mirado el mundo a través de la arquitectura, nunca nos hemos considerado artistas. Miramos con atención lo que pasa en el cine, la literatura, la música y muchas otras disciplinas y la manera como estas interpretan el mundo. Duchamp fue muy importante para nosotros y de una manera maravillosa: Stanley Kubrick. Tenemos un gran respeto por los escritores, los cineastas y compositores; de hecho estamos trabajando en una ópera que se presentará en el Highline y estamos haciendo una instalación para el Museo Judío en Berlín. Tenemos una división en la oficina que se llama “La división de dinero perdido en arte” ¡es realmente importante para nosotros!
The Julliard School, Nueva York, 2009
En referencia a Stanley Kubrick, desde el comienzo de D+SR como práctica, la imagen parece ser un tema recurrente. ¿Qué hay detrás de esto?
Al comienzo de nuestra práctica, nos interesaba mucho el tema de la vigilancia y la idea de la invasión de la privacidad; el concepto de gran hermano. Las ideas de privacidad, publicidad y ser mirado nos llevaron a que a pensar que las personas que evitan ser vigiladas, también tienen la necesidad de que los observen; de ser públicos. De esto se trata Facebook y las redes sociales en general, ponerse ahí para ser mirado. Recuerdo hace años lo que para mí fue un momento increíble, en la Ópera Garnier en París salí en el intermedio a un espacio que era tan teatral, que de repente te sentías como un interprete más, eras consciente de todo el mundo mirando a todo el mundo. Luego hicimos Para-Site en el MoMA, una instalación acerca de personas mirando a personas; Para nosotros la conciencia de cómo la gente reacciona a los demás y cómo las personas se ven a sí mismos en el espacio público siempre ha sido muy importante.
The Highline, Nueva York, 2009
¿Cómo ve usted que el discurso arquitectónico evoluciona en un momento en que los resultados parecen ser tan similares?
Para mí el discurso que está ocurriendo en la ciencia o inclusive en el cine está mucho más abierto a donde va el futuro, a donde estamos ahora y lo que está pasando. Estamos en un momento donde los arquitectos parecen estar haciendo la arquitectura de otros colegas, sin que esto sea considerado del todo copia. Esto me lleva a encontrar poco interesante el discurso arquitectónico actual.
DS+R opera de manera muy activa a lo largo de Manhattan, lo cual no es común. Háblenos de la experiencia de diseñar para Manhattan.
Cuando se está comenzando, es casi imposible tener trabajo como tal en Nueva York. Terminas haciendo ruido en otras partes, hasta que la ciudad te reconoce y eventualmente te llama para hacer algo. Nunca pensé que iba a conseguir trabajo en Manhattan y luego de repente nos dieron el Lincoln Center, que al día, todavía no entiendo por qué nos escogieron. Entonces, y sin tener un trasfondo muy fuerte en proyectos construidos, ganamos el concurso para el Highline; ni yo, ni absolutamente nadie pensó que sería tan exitoso como lo es. Hoy en día muchos no saben quienes somos, pero sí saben qué es el Highline. Durante muchos años a Nueva York le importaba un bledo la arquitectura. La gente venía a Nueva York, porque era Nueva York y ya. Con la aparición del Guggenheim Bilbao, cambió la naturaleza del espacio urbano, y la percepción de lo que la arquitectura podía hacer. Esto llevó a que la gente fuera más consiente.
The Highline, Nueva York, 2009
Háblenos del Broad Museum en Los Ángeles y la experiencia de operar en un contexto tan radicalmente diferente al de Manhattan.
Los Ángeles es una ciudad completamente diferente a Nueva York, pero para mí esto no hace que la arquitectura sea diferente. Lo más interesante de L.A. es que el Broad Museum que estamos haciendo, es justo al lado de Walt Disney Concert Hall de Frank Ghery.
Que es el símbolo de la renovación del centro de Los Ángeles…
¡Claro! Entendimos el proyecto de Ghery como algo suave, brillante y metálico. Esto nos llevó a pensar en un edificio que fuera una esponja – el completo opuesto. Un edificio más agreste que contrastara y al mismo tiempo fuera un buen vecino con el Walt Disney Concert Hall. No tomamos decisiones premeditadas, cuando los clientes vienen a nosotros no tienen idea de lo que van a obtener. A diferencia digamos de Richard Meier, cuando usted va a él usted sabe exactamente lo que va a recibir. El lugar para nosotros no es una tabula rasa en la que se aterriza y ya. Es un área con historia y construcción social que contiene información y una comunidad circundante con la que toca lidiar.
The Highline, Nueva York, 2009
Háblenos de su proyecto para el Museo Hishhorn en Washington D.C. , y la idea detrás de la burbuja .
Fue un gran proyecto. ¡Debió haberse construido! Pero el Smithsonian nunca lo respaldo del todo. Es justo en la explanada nacional de Washington D.C., que es el símbolo de los espacios democráticos. El propósito era integrar parte de la explanada dentro del edificio, a través de área complementaria. El edificio existente no se podía alterar porque es de conservación y el Smithsonian por ninguna razón estaría de acuerdo con una modificación. Teníamos que trabajar en el marco de hacer algo temporal. Lo que hicimos fue: metimos una bolsa de plástico en la maqueta del edificio existente, y la inflamos; literalmente. Esto produjo un pop en el centro, donde está el vacío que identifica el edificio del Hishhorn. Así, logramos el área complementaria por medio de estructuras inflables.
The Blur Building (pabellón de exposición), Swiss Expo, Iverdon-Les-Bains,2002
DS+R tuvo un amplio proceso de experimentación, previo a recibir «grandes» comisiones, ¿le parece peligroso que un arquitecto joven reciba grandes proyectos sin tener mayor experiencia?
Es una pregunta interesante. Para mí realmente el tamaño no importa. Si usted recibe un edificio de oficinas de 40 pisos, es sólo diseñar una planta baja, una azotea y una placa común de suelo; hay mucha repetición. Nunca he pensado que los proyectos sean más complicados debido al tamaño. De hecho, algunos de los proyectos de menor escala , han sido increíblemente complejos. Trate de diseñar un círculo y se le puede ir la vida.
The Blur Building (pabellón de exposición), Swiss Expo, Iverdon-Les-Bains,2002
¿Cuál diría usted que es la contribución de D+SR a la escena arquitectónica actual?
No pienso en esas cosas. Hacemos edificios que suman a la cultura de la arquitectura, que elevan preguntas sobre esta cultura. No somos arquitectos prescriptivos, no estamos aquí para dar soluciones a los problemas. Estamos aquí para analizar y poner en la mesa lo que pensamos que debe estar en el futuro. No se trata de: «esto es lo que debería ser la arquitectura «. Personalmente he asumido la difícil tarea de vivir en el momento. No en el pasado, no en el futuro. En el presente.
Este artículo fue publicado en nuestra edición impresa N. 23. Algunos de nuestros contenidos aún son exclusivos del papel. Para disfrutar de ellos, te invitamos a suscribirte AQUÍ