Una exposición que demuestra que el conflicto con lo moderno no ha sanado aún en las almas latinoamericanas.
Los pueblos latinoamericanos, si bien tienen grandes diferencias en sus procesos históricos, sociales y políticos, tienen tantos puntos en común, que no en vano se consideran hermanos.
En el campo del arte la cosa no es muy diferente: el choque entre la modernidad europea, la situación real de los países latinoamericanos, y la influencia de una tradición no-oficial que fue borrada a la fuerza, fueron elementos que se reflejan en las obras de los artistas del siglo pasado de este subcontinente, y que todavía se pueden percibir hoy en algunas muestras de arte.
Con todo esto en mente, galería La Central de Bogotá abre la exposición Diez Letras, en la que pone a conversar a México y a Colombia a través de las de Ana Roldán y Felipe Arturo.
Ambos artistas hacen referencia a esos complejos procesos casi psicológicos que atravesó Latino América en el siglo pasado: Ana Roldán, retoma las instrucciones de Adolfo Best Maugard, quien revisando la cultura indígena mexicana, y uniéndola a sus estudios sobre tradición pictórica europea, llegó a la conclusión de que a partir de 7 formas básicas era posible retratar la naturaleza de la manera que lo habían hecho los antiguos: línea, recta, espiral, círculo, arco, línea “S”, línea ondeada y zigzag.
Ana Roldán, Ilustración de máscara ornamental
Ana se apodera de estos elementos para concluir un retrato racionalizado de la naturaleza, con un estilo primitivo que contrasta con la inevitable ornamentación que se encuentra en México por todas partes y que ya hace parte de la cultura estética de esta nación, según nos cuenta la misma artista.
Ana Roldán, Especímenes de un nuevo mundo.
Felipe Arturo, por su parte, trabaja en las intersecciones entre el urbanismo, la arquitectura, la historia de la ciudad y el arte, construyendo estructuras temporales que pueden ser descubiertas a través de la imagen-tiempo o de recorridos y encuentros espontáneos en el espacio.
Felipe Arturo, Primero estaba el mar
Diez Letras se crea a partir de paralelismos. Además de La Vorágine, las novelas Primero Estaba El Mar y Nuestras Vidas Son Los Ríos se convierten en los puntos de partida de Felipe Arturo para el desarrollo de piezas que enuncian la imposibilidad del proyecto moderno en Colombia. Las piezas de Arturo están vinculadas por la utilización del concreto como material homogeneizador y en algunos casos materiales como papel, grafito, vidrio o tela generan un contrapunto.