Es muy fácil impresionarse con construcciones monumentales. Edificios como los de la Fundación Guggenheim, o estructuras de genios como Eric Owen Moss o Zaha Hadid ,además de dejarnos con la boca abierta, pueden intimidarnos. Ese tipo de arquitecturas deben ser celebradas, especialmente porque representan la piedra angular de un determinado momento por el que atraviesa la arquitectura.
Pero hay otro tipo de espacios a los que el individuo puede sentirse más cercano. Estos lugares también hacen su aporte a la historia; hablan de la esencia de la misma, de cómo las personas van haciendo su vida con sus propios conceptos de espacio y de tiempo.
Si la gente común tuvo que habitar espacios incómodos y reducidos en la etapa preindustrial, luego se pudo otorgar un poco de amplitud durante en las décadas de la modernidad. Hoy, la arquitectura se ve obligada a hacer una combinación de esas dos condiciones: espacios pequeños que no sacrifiquen la comodidad.
Para alcanzar este nuevo paradigma, arquitectos y diseñadores deben exprimir su mente si desean lograr la optimización del espacio. Las nuevas formas de vivienda exigen eficiencia, rechazan la invasión de la visibilidad, y desean un estilo sofisticado.
Leeser Architecture creó el proyecto “Vaccaro Loft”, que ejemplifica lo que hemos venido hablando. El trabajo de este estudio neoyorquino emerge de los factores culturales, sociales y tecnológicos presentes en cada proyecto específico. A través de la tecnología, Leeser Architecture recontextualiza las convenciones arquitectónicas para crear ambientes poderosos en el proceso.
Aunque el equipo conformado por más de una docena de diseñadores se ha concentrado en megaproyectos, también tienen una comprensión de las relaciones de los individuos con un espacio personal. Con este ánimo, Leeser Architecture se puso en la tarea de diseñar el espacio en el que la familia Vaccaro viviría en el barrio de SoHo, Nueva York. Con el requisito de re-imaginar el espacio en que esta familia vivía, se planteó una serie de zonas abiertas compactas, que interactuaran inteligentemente dentro de un típico edificio loft neoyorquino.
Las zonas se van conectando entre sí de manera orgánica, aunque con cortes modernos. En un espacio pequeño, dividido en dos niveles abiertos, se hace un uso minimalista del color. Solo se resalta un tono; el rojo, seguramente favorito de la familia Vaccaro.
Interiorismo, diseño y arquitectura para el individuo. Son el tipo de propuestas que, si bien no se vuelven icónicas, sí hablan de lo que las personas contemporáneas son, cómo viven, qué desean y qué necesitan. Un documento histórico, que no hará historia en nombre propio, pero que sí nos ayuda a comprendernos mejor a nosotros mismos.