Conceptualización y textos
Erika Martínez Cuervo
Crusta: lo que recubre o envuelve, corteza, revestimiento, superficie endurecida, materia fibrosa que cubre cicatriz. [raíz latina de Costra].
¿Cómo intentar contener el tiempo de una herida en una textura?, ¿cómo hacerlo tangible?, ¿qué nos desgarra la piel?, ¿qué encarna un tejido? (…)
Nicolás Rivero se ha entregado al oficio de diseñador confrontándose con los materiales como quien busca el sentido de la existencia. Atravesado por una particular forma de la melancolía, transita sus procesos alterando superficies textiles con estrategias técnicas que estudia previamente en dibujos abstractos.
Su obra textil, se erige como un manifiesto visual que revela las contradicciones humanas; que muestra (de mostrum) la tensión entre lo vivo y lo muerto; que enuncia la crudeza del mundo; su obra encarna la belleza como un acontecimiento crítico. Sus actos creativos, son al unísono, actos dramáticos: catarsis.
En CRUSTA, Nicolás Rivero pone en escena lo que significó desarrollar su colección PROCESO y algunos antecedentes que constituyen el carácter estético de sus diseños. Con una fijación por “la herida” como imagen y como agravio, dio inicio a la materialización de sus ideas hasta encontrarse con la costra como el concepto matriz de su propuesta.
Esa corteza que se forma en la piel como capa protectora para la regeneración de las células, un proceso biológico en el que la herida es pura latencia (memoria). Con esa premisa tan física como intangible, Rivero ideó ropajes en los que texturas rústicas son seductoras, son texturas que contienen superposiciones de tiempos indistintos: acumulaciones (¿dolor?). Son prendas tan bellas como trágicas, anuncian un barroco anacrónico escenificado en un presente convulso.
El entramado del textil y sus devaneos sensuales son resultado de procedimientos hechos a mano: cestería, tejido en croché, zurcido (…) Rivero confiesa aquí su devoción por lo artesanal, por esos oficios ancestrales que se adaptan a otros entornos, como saberes que migran y se hibridan. A su vez que nos interroga sobre nuestras heridas más íntimas y más públicas.
¿Cómo son las costras del alma, de las heridas que no acontecen en la carne?
Esta exposición está compuesta por cuatro estaciones, cada una de las cuales contiene una conceptualización y textos escritos por la curadora invitada, Erika Martínez Cuervo.
1. Costras y cicatrices
“Estas texturas tan obsesivas, no son más que costras.” Nicolás Rivero
Si hay algo que contiene una cicatriz es memoria, tiempo inscrito. Es costurón, señal, huella, marca, impresión, mancha. La secuela de una experiencia que se hace imagen en la piel. Una cicatriz es muy física y por lo mismo, tienta al tacto y solicita la mirada: morbosa o compasiva. Primero la herida, luego la costra y por último, la cicatriz; tres procesos que se suceden en ese orden, que se traslapan y se ocultan el uno con el otro. Justamente, es esa mutación biológica acontecida en el cuerpo, la que traduce Nicolás Rivero en sus diseños.
Con técnicas artesanales, la materia se va yuxtaponiendo con fuerza y genera materialidades muy texturizadas; esa piel afectada que es el textil se transforma con ímpetu y en ese acto voluntarioso aparece la arquitectura del textil, sólida e imponente. Los mazacotes orgánicos, los pliegues prensados, las costuras gruesas (esbeltas), el tejido exuberante; declaran la exigencia del trabajo artesanal y, a su vez, constituyen la metáfora del tiempo (casi detenido) en el que la herida deviene en cicatriz.
Tan difícil que es hacer palabras, lo que han hecho unas manos. Es, entonces lo que la lengua no emite y se lo cede al mundo: a su materialidad. Los textiles vienen de la tierra.
2. Afieltrar y sustraer
La belleza de un textil está en su consistencia, en esa naturaleza densa o ligera que lo constituye cuerpo material; también en la sensación imperiosa (y sensual) de que puede deshilvanarse, rasgarse, cortarse, despedazarse, abultarse, para conseguir formas impensables. Dos de las técnicas textiles que resultaron esenciales para el desarrollo estético del proyecto PROCESO, fueron el afieltrado y
el calado; procedimientos que por contraste posibilitan un hacer escultórico con el textil: por su parte, el afieltrar condensa fibras, conglomera y produce un volumen (peso); mientras el calar es pura sustracción (levedad). En palabras del diseñador: “El pensamiento afieltrado es ese caos de fibras, de ideas, de emociones que desordenadamente se compactan; mientras que el calado, es ese textil estructurado en trama y urdimbre que permite halar hilos, cortar para suscitar vacío. Dos estados vitales y en pugna”. Se afieltra como se deshilvana, y en esos dos ejercicios hay una búsqueda por el sentido y una apelación al tiempo frenético de lo contemporáneo, pues ambos procedimientos encarnan la lentitud: son resistencia.
“La única verdadera cuestión que existe (que no es la política, la estética, ni la moral, ni la religiosa): es la cuestión humana, que es la mía, y la tuya, y la del otro, y la de todos”.
Unamuno, (1905)
3. Redefinir el oficio
La visión de un diseñador está atravesada por su propio tiempo, pero eso no le arranca el impulso de volver la mirada atrás, su afrenta con el presente es también una afrenta con la historia. Los proyectos de A NEW CROSS se han caracterizado por evocar la memoria de oficios artesanales que han sido esenciales para el trazado de un relato visual y discursivo – sobre el textil. Técnicas como la cestería, el trabajo con el telar, la pasamanería, el afieltrado, el crochet, entre otros; se evidencian en los atuendos con una fuerza que seduce
los sentidos (sobre todo al tacto), pero que a su vez evoca el conocimiento y el lenguaje visual producidos por artesanos de distintos territorios. Para Rivero, el ser diseñador tiene que ver con actualizar esos conocimientos que han migrado desde otros lugares y han penetrado un contexto urbano; no hay un interés en sus creaciones por romantizar esos oficios ancestrales, su creatividad está en cómo poner en diálogo esos procedimientos, en cómo transformarlos sin erradicar su sentido histórico. Es por lo mismo, que las materialidades fundan u na estética ambivalente, son exquisitamente rústicas; brota de ellas una forma de la elegancia que no es común.
[Pensar en lo que hacemos, es pensar el proceso que implica ese hacer. Ser conscientes del tiempo, de lo que exige “hacer en el tiempo”, que es instante y acumulación. Entregar el cuerpo a un oficio es un ritual: cada gesto es definitivo y la maestría solo se alcanza con el acto de la repetición y con el vestigio del error].
4. Tiempo en la mano
Hacer con las manos es dejar que las manos se enuncien con sus movimientos, con sus coreo- grafías y juegos azarosos. Es dar sentido a una materialidad, entregarle un lugar en el mundo, uno que no sea solo funcional, sino también poético. En las piezas textiles que apreciamos, está el producto de experimentaciones manuales que ornamentan la superficie textil; está contenido el tiempo pausado de la acción precisa que da origen al gesto estético: la acumulación, la irregularidad, el juego lineal de los pliegues, la rugosidad, la presencia del ahuecamiento, la geometría de algunas formas, la tosquedad, el “derramamiento”(casi volcánico) del hilo tejido, la densificación, etc. Son técnicas artesanales adaptadas para que emerja el lenguaje textil que el diseñador ambiciona. Aquí, hay una apuesta por la lentitud, cada labor es un compromiso con el tiempo: no hay belleza sin entrega, sin la minucia de cada detalle, sin la repetición implacable; sin la incesante obsesión del cuerpo que está creando. El proyecto PROCESO ha surgido de un espíritu crítico que cuestiona el vértigo de lo con- temporáneo, un espíritu que ha meditado sobre las heridas sociales e individuales; y de un cuerpo colectivo que con sus manos ha escenificado un universo simbólico.
Cada vez se desconfía más del juego. Se trabaja más que se juega. El mundo es más una fábrica que un teatro (…) La ropa de calle cada vez se parece menos a los trajes de escenario. De la moda desparece lo teatral (…) La propia moda era teatral. Las gentes se enamoraban realmente de las representaciones escénicas [había un ritual aconteciendo en el escenario].
B. Chul Han, (2019)
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