Las nuevas generaciones están tomando consciencia acerca del impacto que ha sufrido el planeta a causa de las grandes industrias y el consumismo. Siempre están explorando nuevas maneras de subsistir en la contemporaneidad minimizando al máximo los daños que puedan generar al mundo.
Un colectivo de diseñadores crearon Crafting Plastics Studio, un espacio pensado en pro del planeta. Fundado en 2016 por Vlasta Kubušová y Miroslav Král, con dos sedes en el mundo: Berlín y Bratislava. El estudio busca la innovación a través de la investigación en materiales y diseño, con el fin de obtener productos con una sustentabilidad agradable y una producción transparente, teniendo en cuenta el enfoque básico de la artesanía hasta la maquinaria de alta tecnología. Además, su objetivo principal es tener el control total de la vida útil del producto, desde su origen y el producto final hasta su deterioro.
Una revolución en la industria y el consumo comienza. Los diseñadores Kubušová y Král están diseñando productos sin que éstos terminen siendo residuos o basura. En sus primeros proyectos desarrollaron gafas hechas con monturas coloreadas a partir de pigmentos naturales como residuos de café, cúrcuma y añil.
Recientemente presentaron su nueva colección Nuatan en el London Design Festival, donde un tipo de bioplástico compostable hecho de almidón de maíz, azúcar y aceite de cocina usado, podría reemplazar casi todos los envases que conocemos.
La colección es el resultado de seis años de investigación llevada a cabo con científicos de materiales de la Universidad Eslovaca de Tecnología. Es una mezcla de dos biopolímeros diferentes. Estos dos ingredientes se mezclan de acuerdo con una receta patentada para crear el nuevo material, que se puede moldear por inyección o soplado e imprimir en 3D como los plásticos tradicionales. Los productos pueden soportar altas temperaturas (más de los 100 grados centígrados) y tienen una vida útil hasta de quince años.
Este material puede reemplazar botellas de agua, bolsas de transporte y pitillos, como también podría usarse para el envasado de alimentos y bebidas, lo que significa que su uso podría ser casi ilimitado.
Gracias a su composición, estos envases pueden ser digeridos por humanos y animales. Así mismo, por ser un material biodegradable se puede descomponer en máquinas de compostaje industriales.
El costo de producción de estos productos es muy alto, por lo que los diseñadores están buscando socios para ayudar a desarrollar nuevos productos para aumentar la demanda y lo que esperan que conduzca a una reducción en el precio.