Conflict Kitchen es un restaurante en Pittsburgh, Pensilvania (EEUU) donde el contenido político, cultural y social es igual de importante que la oferta gastronómica. |
Zarifa Mohamad, corresponsal EXCLAMA. Sígala en http://zarifisk.wordpress.com y en twitter como @Zarifisk |
Chapssalddeok coreano, Bolani de Afganistán, Yuca con Mojo de Cuba, Sabzi iraní y Arepas venezolanas. Además de ser originales y representativos de diferentes nacionalidades, lo que tienen en común estos platos es que pertenecen a cocinas cuyas naciones están en “la lista negra” de los Estados Unidos como: Corea, Afganistán, Cuba, Irán y Venezuela.
Barack Obama se acerca a la tarima. Fija el público con su carismática mirada y confiesa:
– Me están manipulando. Fui elegido como presidente de los Estados Unidos por mis sueños, que ahora soy incapaz de cumplir. Ustedes (que votaron por mí) me pidieron acabar con las guerras. Sin embargo, no hago sino continuarlas.
Estamos en un evento organizado por Conflict Kitchen en un parque público. “Barack Obama” es un actor interpretando al presidente estadounidense. Su discurso de ese día ha sido construido a partir de entrevistas al público del evento, quienes dieron sus ideas para lo que, en un mundo ideal, les gustaría escuchar del presidente de los Estados Unidos.
The Iranian Speech from Jon Rubin on Vimeo.
– Nuestro objetivo no es simplificar sino complicar la manera en que la gente piensa de otros países, dice el fundador de Conflict Kitchen, Jon Rubin. El artista y profesor de arte de la vecina universidad Carnegie Mellon, se especializa en el uso de zonas públicas para proyectos artísticos que exploren el comportamiento humano. Siguiendo el éxito de The Waffle Shop, que combinaba waffles calientes con talk-shows improvisados, Rubin y una de sus alumnas de Carnegie Mellon, Dawn Weleski, abrieron Conflict Kitchen en 2010, ofreciendo comida iraní.
Hasta la fecha, el proyecto lleva tres capítulos con temas de Afganistán, Cuba y Venezuela.
Cada uno está acompañado por eventos, presentaciones y discusiones sobre cultura, política y temas actuales del país elegido. Estos eventos permiten a los clientes del restaurante descubrir otras realidades fuera de la retórica polarizante de la política y poco similares a las que se conocen por los medios masivos. Del mismo modo, los platos del Conflict Kitchen vienen empacados en volantes con información sobre la gente y la vida cotidiana del país en cuestión. Los temas varían entre arte, economía, salud, o hay unos más específicos como: el embargo sobre Cuba, dating y matrimonio en Afganistán, entre muchos más. En los volantes venezolanos aparecieron reflexiones sobre las relaciones con Colombia: – Nos sentimos muy conectados. Comemos cosas similares, escuchamos la misma música (…) después de todo, somos hermanos.
El elemento artístico-experimental está presente en todos los eventos. Para “El Extranjero”, los visitantes al restaurante podían hablar con Sohrab Kashani, un hombre de 24 años viviendo en Irán. Mediante una tecnología sencilla, la ciudadana de Pittsburgh y miembro de Conflict Kitchen, Elise Walton, se convirtió en un avatar humano permitiendo que los clientes pudieran comer y hablar con Sohrab a través del cuerpo de ella. De esta manera, los ciudadanos de Pittsburgh serán introducidos a alguien, que está viviendo actualmente en circunstancias culturales completamente diferentes y a miles de kilómetros de distancia, usando como “medio” el cuerpo físico de un ciudadano local, justo en frente de ellos.
Los próximos destinos de Conflict Kitchen son Corea del Sur/Norte y Palestina/Israel. En ambos casos, a pesar de los largos y agudos conflictos que hace décadas marcan las poblaciones, la cocina de estos países demuestra que, detrás de la guerra y de la política de sus gobiernos, comparten una historia. Finalmente, al momento de comer, las diferencias sociales, culturales y políticas, pasan a un segundo plano.
*Dónde seguir a Conflict Kitchen
Facebook Conflict Kitchen
Twitter @conflictkitchen
Página oficial conflictkitchen.org
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