Hay tres formas de ser bruja. Una, la mujer que cree que es bruja porque está loca. Dos, la mujer que es bruja porque simplemente sí lo es. Tres. La mujer que es juzgada de ser bruja por ser fea o por estar enferma, desfigurada.
Cuando se ha tratado de arte, la persecución puede ser causada por cualquiera de las tres motivaciones anteriores. El arte es sospechoso, atractivo, extraño, amenazador y respondón. El arte es mujer y es bruja. El arte debe ser cazado.
Santiago Rueda (izquierda). Silvie Luci Elliot (derecha)
Caza de Brujas es un proyecto de R&R Constructores y se basa en la idea de que las cazas de brujas todavía ocurren en la actualidad y suelen clasificarse dentro del llamado pánico moral. El pánico moral estará dirigido hacia un grupo social no-conformista que engendra la identidad del enemigo. Este enemigo será entonces aquel que se opone a lo principios y a las condiciones del grupo mandatario, y por eso se vuelve víctima de la caza. Por eso se vuelve bruja.
R&R Constructores es un colectivo conformado por los artistas Valentina Romero y Esteban Rivera. Como grupo, consideran la arquitectura como una materia maleable en tanto se transforma con los usos que los seres humanos hacen de ella.
Siguiendo estos intereses, Caza de Brujas se instala en un edificio ubicado en la esquina norte de la parroquia San Alfonso, en el barrio La Soledad de Bogotá. La exposición se inauguró el 14 de octubre, día en que, en esta parroquia, se celebra una misa en nombre del Señor de los Milagros. Un evento que irrumpe con el tráfico de la zona, imponiendo el interés religioso sobre el interés civil, que se vuelve protagonista en el barrio La Soledad reuniendo la fidelidad de los creyentes que esperan que actos milagrosos afecten sus vidas.
Dentro de este contexto, Caza de Brujas establece una lucha de fuerzas en dos instancias: Primero, entre la alta cultura, que con un poco de arrogancia se cree atea y su contraparte tradicional. Y segundo, entre las creencias religiosas y el imaginario católico junto a obras que exploran el misterio, la sexualidad y lo oscuro.
Los trabajos presentados fueron escogidos por su potencial para interactuar con el contexto religioso de esta zona, pero de forma contrastada. Son imágenes que podrían calificarse de profanas dentro del ámbito del catolicismo y que, en su naturaleza escandalizadora, representan aquella Bruja, el enemigo sin rostro que reta la tradición puritana: desde lo sexual, lo tabú, la deformación, a la imperfección, lo desagradable, lo orgánico y lo tenebroso.
El arte, puede ser demoníaco, en la medida en que es perverso por ser desconocido. Sus motivos no son claros, su naturaleza no es evidente, y sus alcances pueden ser inesperados. Por eso es mejor mantenerlo domado.
La Caza en este caso, está en la reunión de una serie de expresiones que tocan el sentido demoníaco del arte. La caza está en la recolección y en la exhibición, mas no en la prohibición.
Fotografía por Carolina Pizano
Hasta el 21 de octubre de 2011
Avenida 28 # 39-47. La Soledad, Bogotá