Los arquitectos Alberto Burckhard y Carolina Echeverry proyectaron en el 2016 estas dos casas de campo para dos hermanos, fusionadas en una sola estética y concepto. El proyecto está ubicado en un conjunto de recreo en la meseta de Santo Domingo en el municipio de Nilo Colombia, la mayoría de las casas del conjunto tienen vista a un lago rodeado de palmeras de gran altura donde sus propietarios practican deportes acuáticos.
El encargo de los clientes consistió en proyectar dos casas en dos lotes de 3,380 y 2,761 m2 respectivamente, con diseños únicos para dos familias diferentes pero unificados por una misma idea. Las casas se distribuyeron en un esquema de dos plantas en donde se repartieron los diferentes espacios, en primer lugar un patio de acceso que articula la zona social con la zona privada del segundo nivel por medio de una doble altura, y luego un espacio social con sala de estar, cocina y comedor que se comunican visualmente con la piscina.
El ala privada del primer piso contiene dos habitaciones secundarias que se despliegan sobre una de las fachadas de la casa y sobre un espejo de agua. En el segundo piso se encuentran las habitaciones principales que tienen vista al lago, a la piscina y a las cubiertas verdes que terminan los techos de los espacios que no se proyectan hacia un segundo nivel.
Los materiales principales son concreto a la vista y madera de fácil mantenimiento, ambos tienen tonos neutros que se funden bien con la naturaleza. El estilo de las casas se define por planos horizontales que a la vista se convierten en lineas largas de concreto que llaman la atención entre la naturaleza verde con su color gris.
La vegetación es un elemento de composición decisivo en el diseño de las casas en la medida que define las visuales en el proyecto, el diseño de los jardines y los materiales de lo construido se fusionan en un paisaje orgánico, poco invasivo y muy agradable a la vista, los tonos de la baldosa de la piscina la hacen pasar por un cuerpo de agua que se mezcla naturalmente con su entorno.
Los espacios interiores son abiertos, hay pocas puertas y las que existen son corredizas, la piscina es larga y tiene un sin fin hacia la vista principal de la casa, todo con la intención de acentuar la horizontalidad del diseño que se implanta en la montaña como un hábitat natural. Los espacios están pensados tanto para compartir en familia como para encontrar momentos de silencio y paz.
Fotografías: José Antonio Monsalve