Más que un espacio habitable, la casa es un taller para Pedro, un escultor reconocido y Carla una diseñadora de modas apasionada por los textiles y cuyo estilo de vanguardia a inspirado a una gran audiencia en todo el mundo.
A ambos les apasiona la cultura mexicana y sus tradiciones y por eso hicieron de su casa una materialización de esta, a través de finos detalles como algunas paredes amarillo limón o magenta que son un homenaje al renombrado arquitecto mexicano Luis Barragán.
Los muebles son en su mayoría diseñados por ellos mismos, algunos se confunden entre las esculturas. La casa, y sobre todo la sala de doble altura, es un espacio de exposición para su colección de obras de arte, literatura y diseño, Pedro la describe como un laboratorio en donde invitan a artistas locales y artesanos a realizar colaboraciones y a encontrar inspiración en el espacio.
Entre los dormitorios principales hay un lugar de hamacas mexicanas de la mejor calidad, tejidas por mujeres de Izamal en Yucatan y de Calkiní en Campeche, cada una de estas hamacas requiere de dos meses de trabajo y en una pueden dormir hasta cuatro personas. También hay muros que fueron construidos a mano por artesanos de la comunidad de Coyoacán.
La casa está en hecha en su mayoría de concreto a la vista en el interior y el exterior, diferenciando algunos espacios con el grado de pulimiento del material. El piso está hecho con piedras de formas irregulares que cubren el concreto creando un patrón original. En el segundo piso se encuentran tres habitaciones dos para sus hijos y una para ellos, así como un salón familiar, y baños.