La reconocida firma de arquitectura MVRDV construyó una casa de 430 metros cuadrados en Rotterdam al rededor de un árbol de olivas en un lote esquinero. La construcción, hecha de ladrillos crema, cuenta con dos fachadas contrastantes, la exterior es una sola pared recta sin ventanas que continua con el paramento del barrio y solo se rompe para insinuar la entrada con una leve curva. La fachada interior en cambio toma forma partiendo del árbol de olivas que se encuentra en la mitad del lote, las curvas sinuosas aparecen para crear un patio central al rededor de éste.
La casa de dos pisos cuenta con grandes vidrios curvos que rodean la fachada interior continuamente generando vistas entre los diferentes espacios de la casa. En el segundo piso hay un balcón a lo largo de toda la curva que permite a sus habitantes salir a tomar aire con vista hacia el jardín. Además de una conexión visual con el exterior el balcón les proporciona una alternativa de circulación exterior que no interfiere con los demás espacios de la casa.
Por la forma única de sus espacios los muebles y recubrimientos interiores son hechos en su mayoría a la medida, los muros del primer piso están recubiertos por armarios de madera clara que van de piso a techo y funcionan para el baño auxiliar, la cocina y la entrada, generando una continuidad visual en el interior.
El segundo piso se divide en dos alas una con dos cuartos secundarios y otra con el cuarto principal, cada uno con acceso al balcón. El concepto es luminoso y privado como MVRDV explica que querían sus clientes.
Las regulaciones locales para construcción y el modernismo de los años treinta fueron la mayor inspiración para crear esta casa que se ha convertido en un motivo de conversación en el barrio, puesto que se destaca entre las demás residencias por su estilo flexible y de vanguardia.