En todo el mundo, el fast fashion ha duplicado sus fuerzas, al punto de generar una producción masiva a partir de la moda. Son cientas las colecciones que se crean anualmente por parte de grandes cadenas de ropa, pasando por encima de factores importantes como los recursos naturales y sociales. Algunos diseñadores entran a romper con estos procesos masificados mediante técnicas artesanales, las cuales a su vez, son generadoras de empleo y cultura.
Una de ellos es Carla Fernández, una diseñadora mexicana, que ha adquirido fama a nivel mundial por el trabajo realizado con comunidades de su país, con el fin de rescatar la riqueza textil y geométrica de su país natal. Este estilo es el resultado de 15 años de experiencia estudiando y reconociendo el poder de la indumentaria mexicana para sorprender con un diseño potente. Mediante su Fundación Flora, Carla busca crear una opción sustentable a la que puedan incorporarse procesos artesanales que busquen participar simultáneamente en una escena contemporánea sin caer en el folclor o en una forma alejada de la moda.
Carla trae a Colombia algo de su trabajo gracias a una unión con la aclamada diseñadora Olga Piedrahita, en su tienda es posible encontrar algunas piezas de su más reciente colección. EXCLAMA habló con Fernández, y con la experta en moda Pilar Castaño, en la tienda de Olga Piedrahita, sobre los procesos de creación en las piezas de la primera.
EXCLAMA: ¿Qué representa la llegada de las piezas de Carla Fernández a la tienda de Olga Piedrahita?
Carla Fernández: Estoy encantada, porque para mí Olga es una de las diseñadoras más importantes a nivel no solo Latinoamérica, sino mundial. Siempre he admirado muchísimo lo que hace y su visión de la moda, muy personal y experimental. Estamos felices de poder presentarnos acá porque ademas tenemos mucho en común en cuanto a cortes geométricos, experimentación de materiales, etc. No había podido haber un mejor espacio para presentarnos en Bogotá.
EXCLAMA: ¿Ha tenido la oportunidad de ver el trabajo de algún diseñador colombiano, además de Olga, que llame su atención?
Carla Fernández: Si. A New Cross. Me encanta lo que hacen. También admiro mucho el trabajo de Andrea Landa y Laura Laurens, entre otros.
EXCLAMA: Su trabajo es aplaudido a nivel mundial por los procesos que éste conlleva, ¿cuéntenos más sobre estos procesos artesanales?
Carla Fernández: Sí. Tenemos dos lineas. Ancestros, que es la que hacemos directamente con las comunidades indígenas; también trabajamos con artesanos urbanos pero, para mi, la alta costura está en las montañas. Son personas que llevan 5 mil años desarrollando un oficio. Parte de mi trabajo es decir que nosotros tenemos que tener la humildad de saber con quién trabajamos. Si tenemos seis millones de personas que hacen unas artesanías maravillosas, ¿por qué cambiar los oficios a cosas automatizadas?, tenemos que empezar a creer que las industrias creativas son fuentes generados de empleo, de cultura, de diferencia. Estamos trabajando en un futuro y en un presente hecho a mano. Hay que tener siempre el contrapeso, si tienes cadenas de moda rápida, debemos tener algún contraste.
Pilar Castaño: Hay un tema que tiene Carla que es muy interesante: que es que el verdadero equilibrio. La verdadera sostenibilidad en la moda es no arrancar a las mujeres de su entorno, no mandarlas a la ciudad, separándolas de su familia. La idea es que ellas tejan rodeadas de sus hijos, porque entre otras cosas, los hijos se educan al verlos trabajar, ahí es donde se transmite el legado. Y a mí eso me parece muy interesante, permitir que se queden colectivamente en sus comunidades, produciendo bienestar alimenticio, laboral, emocional: todo.
EXCLAMA: Más allá de la estetica del resultado final, ¿en dónde radica la importancia de resaltar la tradición mexicana por medio de la moda?
Carla Fernández: Yo creo que no es de resaltarla. Las cosas te gustan porque son bellas o son poéticas, o porque tienen miles de años de desarrollo y tú aprendes. Es como de repente ir a tomar una clase de yoga, una disciplina que lleva 3 mil anos desarrollandose, y tú la sientes en el cuerpo. Lo mismo pasa con los textiles: ves las prendas y quedas boquiabierto, porque no entiendes cómo con esa prenda se tardan dos meses, y el dibujo está hecho con unas cuentas matemáticas que las señoras tienen en la cabeza. Es increíble, es un desarrollo mental y creativo muy importante, y esa parte uno la ve. Como ser humano tú sabes cuál es una buena arepa y sabes cuál no.
Pilar Castaño: Para mí el valor de Carla Fernandez, es la no intervención con su trabajo. Ella llega a las comunidades, ella trabaja en 12 estados, cada estado tiene nueve etnias. Primero aprendió de ellos que todo es rectangular, el cómo cortan, y ella no los interviene. Lo fácil como modista es cortarlo. La parte de patronaje de Carla me parece lo más valioso que tiene porque en el fondo es volver a esos cinco mil años, pero esto es el futuro de la moda…esto es lo que no consume. Esto tiene una durabilidad, porque con esto cosen, con esto hacen el amor, con esto cocinan, con esto salen a recoger el maiz. Es una prenda utilitaria, permamente, maravillosa, todo terreno (como decimos los colombianos). Hay animales que cambian de piel cinco veces en toda su vida. Nosotros cambiamos de piel todos los días, ¿qué planeta aguanta eso?, ¿qué sistema aguanta eso?
Carla Fernández: Trabajamos con algo que llamamos La raíz cuadrada, y se trata de retomar las raíces de México y tener como base el cuadrado. Es una metafora. Es un principio que viene directamente del patronaje de las comunidades mexicanas que luego, cuando llegó la conquista española, se volvió como un origami todavía más complejo, porque los indígenas imitaban las faldas y las blusas que habían traído los españoles, pero siempre mantuvieron esa geometría a partir del textil. Para ellos este textil es un libro abierto, entonces ellos van tejiendo el textil y van poniendo figuras, van poniendo colores que significan cuestiones personales y de la propia comunidad. Cambiamos toda la estructura, nuestra pedagogía, y empezamos a crear a partir de esos métodos milenarios y todo cambió. Ellas ya se sentían felices porque eran parte del proceso creativo y no eran parte de las ideas maquinadoras de los diseñadores.
Pilar Castaño: También con eso hay que contextualizar, con el hecho de que México es el gran maquinador de Estados Unidos, entonces esto tiene el doble de valor: lograr rescatar lo autóctono, lo autentico, no permitir que se pierda por una inmensa fabrica. Es un sistema en el que la artesana se siente valorada por algo que todas sus generaciones han venido haciendo desde siglos atrás. Lo sostenible es eso, saber de donde vienen las prendas, saber qué hace, qué manos las cosieron.
EXCLAMA: Al fin y al cabo lo que le da valor a una prenda también es su historia. Carla, ¿ha conocido alguna historia de las artesanías que la haya impactado?
Carla Fernández: Uy pues todos los días. Sí. Nosotros vamos y trabajamos en las comunidades, nosotros vamos y conocemos con quien trabajamos. Ya hay veces que somos hasta comadres. Vamos y vemos qué hacen los artesanos, vemos qué hacen, qué producen, y a partir de ese objeto nosotros les ayudamos a desarrollar unos nuevos basados en su tradiciones. Cuando compras una de nuestras prendas, ellas tienen el nombre del artesano; tienes también el canal de YouTube, donde puedes ver al artesano que hace tu prenda, así entiendes el valor cultural y el tiempo que le lleva el artesano hacerla. Nosotros nos dedicamos a contar la cultura oculta de México. Latinoamérica tiene unos procesos divinos pero no nos hemos dado cuenta de su belleza.
Dónde: Olga Piedrahita, Carrera. 14A # 82 36
Link de interés: Carla Fernández
